La nieve de garrafa, un postre que se prepara de manera artesanal, se ha convertido en una dulce tradición que forma parte de la rica gastronomía del municipio de Escuinapa.
Este postre se prepara a base de leche de vaca o también llamada "leche bronca", siendo la de sabor vainilla la que se considera como la original.
También puedes leer: Doña Delia: la tienda que ha sobrevivido a las grandes cadenas comerciales en Escuinapa
Luego de preparar el jarabe, para el cual cada quien tiene su ingrediente especial, este se vierte en una garrafa de acero, el cual se forra de hielo e inicia a dar vueltas, para que vaya agarrando la consistencia necesaria para poderla servir. Este proceso se tiene que realizar varias veces.
Sabor sinaloense
En Escuinapa existen varios pequeños establecimientos que se han convertido ya en un sitio obligatorio a visitar para quienes acuden a este municipio o quienes gustan de pasear por las tardes en la plazuela.
Uno de estos puestos es el de la tradicional nieve de garrafa "Doña Rosa", en el cual ya han trabajado tres generaciones de la familia y que a la fecha sigue en el gusto de los escuinapenses.
Óscar y Alma Rosa Murúa Rodríguez, ambos hermanos y nietos de doña Rosa, son quienes trabajan en este lugar, el cual se inició desde hace ya varios años.
Comentan que su abuela Doña Rosa inició con su puesto en un espacio que se encontraba junto a la iglesia San Francisco de Asís, al cual llamaban "Las Carpitas". Ahí Doña Rosa se dedicaba a la venta de raspados; posteriormente se cambiaron a un local del mercado Hidalgo en el área gastronómica.
"Nuestra abuela Rosa inició su andadura en 1937 vendiendo raspados en las famosas carpitas. En aquel entonces las parejas solían reunirse allí, creando un ambiente de romanticismo y camaradería. Considero este negocio como una herencia valiosa que sigue viva en nuestra familia", señaló Óscar.
Sigue la tradición
La historia continuó con la madre de Óscar y Alma, María del Socorro Rodríguez, quien comenzó a vender nieve en 1980.
Ella observó que una señora había dejado de ofrecer las tradicionales nieves de garrafa y los habitantes de Escuinapa las extrañaban. Fue así como, con permiso de su abuela y buscando mantener ese legado cultural, la tradición persiste y ha perdurado hasta la actualidad.
El negocio no solo ha dejado un legado de sabor único, sino también ha inculcado valores fundamentales en la familia Murúa Rodríguez.
"Mi abuela y mi madre nos enseñaron el valor del trabajo, la responsabilidad y la dedicación, estos principios han guiado nuestras vidas y han dado frutos, algunos de nosotros, nietos, bisnietos, se han convertido en doctores, ingenieros y actualmente hay quienes están estudiando en la universidad, gracias a este oficio", destacó.
Este pequeño negocio es una tradición en Escuinapa, ya que hay quienes llegan a visitar al municipio y van en búsqueda de estas deliciosas nieves.