/ sábado 1 de mayo de 2021

El artista que crea paisajes con los dedos

Desde hace más de 30 años, Jaime pinta algunas de las artesanías que tiene a la venta en un puesto ubicado en la avenida Del Mar

Mazatlán, Sin.- Amante de los atardeceres marismeños, Jaime Evaristo Valenzuela plasma icónicos paisajes de Mazatlán en sombreros, gorras, platos, cucharas, conchas, magnetos y en todo lo que pueda ser trasformado por sus dedos, que usas como pinceles a la hora de crear.

Es vendedor de artesanías desde hace más de 30 años; él mismo pinta algunos de sus productos, pero lo peculiar es que no usa pincel, sino que lo hace con sus dedos.

En cualquier superficie, Jaime plasma icónicos paisajes del puerto. Foto: Rolando Salazar | El Sol de Mazatlan

Aprendió de una manera autodidacta, el don ya lo tenía, sólo le hacía falta practicar. Cuando iba a la escuela, en sus cuadernos se ponía a dibujar.

"Yo salí malo para la escuela, iba nada más a hacer puras palmeras y olas, ya traía el don, y me acuerdo que de menor edad, como a los 15 años, me compraron unas acuarelas escolares y en el patio pinté el Valentino", recordó.

Desde siempre, su técnica ha sido pintar con los dedos, los platos de su casa eran su "lienzo en blanco" donde echaba a volar su imaginación.

"Nadie me enseñó, yo viendo empecé a practicar, le agarraba todos los platos a mi mamá y se enojaba porque los tenía todos manchados y yo le decía que estaba practicando", contó.

Fue hasta los 20 años de edad, allá por el año 88, cuando se dio cuenta que la pintar artesanías era lo suyo.

En cualquier superficie, Jaime plasma icónicos paisajes del puerto. Foto: Rolando Salazar | El Sol de Mazatlan

"Un día mi mamá me dijo: 'pues no te salen mal, si quieres le hablo a las vecinas, a lo mejor te compran', yo le hice caso, pinté varios, le hablo a las vecinas y todas me compraron, no sé si por lástima o porque de verdad les gustó, y a partir de ahí empecé con la curiosidad y por aquí le di", relató.

Utiliza pintura al óleo, aunque también acrílica, según la superficie a trabajar, todo es con el dedo y los detalles son con pincel. Su técnica y su práctica le permiten hacer en cuestión de minutos un pasaje en un plato de cerámica.

"La mayoría de mis pasajes son de aquí, de Mazatlán, el mar, las tres islas, el Faro, el Clavadista, los Monos Bichis”.

Empezó como comerciante en el Acuario entre los años 88 y 89, duró bastante tiempo ahí, también pasó una temporada en el muelle fiscal y luego se fue al "tianguis Jacarandas", a un costado del hotel con el mismo nombre sobre la avenida Del Mar, donde vende actualmente.

"Me vine al tianguis Jacarandas, que en ese entonces no era tianguis, fuimos de los pioneros", dijo.

Foto: Rolando Salazar | El Sol de Mazatlan

Recuerda que en ese entonces el turismo era muy diferente, la venta sólo era de jueves a domingo y había que esperar cada puente o periodo vacacional para que se viera algo de movimiento.

Por la situación, hace 10 años decidió emigrar a Quintana Roo y la pandemia lo trajo de regreso a su natal Mazatlán.

"Aquí había que esperar los puentes o vacaciones para que hubiera movimiento porque toda la semana era una soledad. A mí no me tocó cuando hicieron la súper carretera, pero mis compañeros me decían que todo esto se había detonado y ahora y hay movimiento hasta entre semana", comentó.

La buena afluencia de turismo que ha tenido el puerto desde su reapertura turística, después del confinamiento social, ha convencido a Jaime para regresar definitivamente a la tierra que lo vio crecer. Menciona que en el estado sureño no se compara con el auge que ha tenido el puerto en estos últimos meses.

"Ha estado muy bien a pesar de la pandemia y la crisis; sale para comer, para la renta, para los gastos. Me sorprendió porque pensé que iba a estar más malo, pero como que la gente estaba desesperada por salir", mencionó.

Foto: Rolando Salazar | El Sol de Mazatlan

También sabe manejar las artesanías en lámina y resina, pero su fuerte es la pintura. Los diseños pueden ser personalizados según el gusto del cliente; flores, girasoles, mariposas, tucanes, peces, personajes de caricaturas, estrellas y todo lo que se le ocurra plasma en sus diseños.

La venta de artesanías ha sido su sustento durante estos 30 años y continuará así al pie del cañón, pues es una actividad que nos sólo le retribuye económicamente, sino que también disfruta de realizar.

Puedes leer: Alcanzan vendedores de playa niveles del 60% en ventas

ARTISTA

sabe manejar las artesanías en lámina y resina, pero su fuerte es la pintura. Los diseños pueden ser personalizados según el gusto del cliente; flores, girasoles, mariposas, tucanes, peces, personajes de caricaturas, estrellas y todo lo que se le ocurra.







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Mazatlán, Sin.- Amante de los atardeceres marismeños, Jaime Evaristo Valenzuela plasma icónicos paisajes de Mazatlán en sombreros, gorras, platos, cucharas, conchas, magnetos y en todo lo que pueda ser trasformado por sus dedos, que usas como pinceles a la hora de crear.

Es vendedor de artesanías desde hace más de 30 años; él mismo pinta algunos de sus productos, pero lo peculiar es que no usa pincel, sino que lo hace con sus dedos.

En cualquier superficie, Jaime plasma icónicos paisajes del puerto. Foto: Rolando Salazar | El Sol de Mazatlan

Aprendió de una manera autodidacta, el don ya lo tenía, sólo le hacía falta practicar. Cuando iba a la escuela, en sus cuadernos se ponía a dibujar.

"Yo salí malo para la escuela, iba nada más a hacer puras palmeras y olas, ya traía el don, y me acuerdo que de menor edad, como a los 15 años, me compraron unas acuarelas escolares y en el patio pinté el Valentino", recordó.

Desde siempre, su técnica ha sido pintar con los dedos, los platos de su casa eran su "lienzo en blanco" donde echaba a volar su imaginación.

"Nadie me enseñó, yo viendo empecé a practicar, le agarraba todos los platos a mi mamá y se enojaba porque los tenía todos manchados y yo le decía que estaba practicando", contó.

Fue hasta los 20 años de edad, allá por el año 88, cuando se dio cuenta que la pintar artesanías era lo suyo.

En cualquier superficie, Jaime plasma icónicos paisajes del puerto. Foto: Rolando Salazar | El Sol de Mazatlan

"Un día mi mamá me dijo: 'pues no te salen mal, si quieres le hablo a las vecinas, a lo mejor te compran', yo le hice caso, pinté varios, le hablo a las vecinas y todas me compraron, no sé si por lástima o porque de verdad les gustó, y a partir de ahí empecé con la curiosidad y por aquí le di", relató.

Utiliza pintura al óleo, aunque también acrílica, según la superficie a trabajar, todo es con el dedo y los detalles son con pincel. Su técnica y su práctica le permiten hacer en cuestión de minutos un pasaje en un plato de cerámica.

"La mayoría de mis pasajes son de aquí, de Mazatlán, el mar, las tres islas, el Faro, el Clavadista, los Monos Bichis”.

Empezó como comerciante en el Acuario entre los años 88 y 89, duró bastante tiempo ahí, también pasó una temporada en el muelle fiscal y luego se fue al "tianguis Jacarandas", a un costado del hotel con el mismo nombre sobre la avenida Del Mar, donde vende actualmente.

"Me vine al tianguis Jacarandas, que en ese entonces no era tianguis, fuimos de los pioneros", dijo.

Foto: Rolando Salazar | El Sol de Mazatlan

Recuerda que en ese entonces el turismo era muy diferente, la venta sólo era de jueves a domingo y había que esperar cada puente o periodo vacacional para que se viera algo de movimiento.

Por la situación, hace 10 años decidió emigrar a Quintana Roo y la pandemia lo trajo de regreso a su natal Mazatlán.

"Aquí había que esperar los puentes o vacaciones para que hubiera movimiento porque toda la semana era una soledad. A mí no me tocó cuando hicieron la súper carretera, pero mis compañeros me decían que todo esto se había detonado y ahora y hay movimiento hasta entre semana", comentó.

La buena afluencia de turismo que ha tenido el puerto desde su reapertura turística, después del confinamiento social, ha convencido a Jaime para regresar definitivamente a la tierra que lo vio crecer. Menciona que en el estado sureño no se compara con el auge que ha tenido el puerto en estos últimos meses.

"Ha estado muy bien a pesar de la pandemia y la crisis; sale para comer, para la renta, para los gastos. Me sorprendió porque pensé que iba a estar más malo, pero como que la gente estaba desesperada por salir", mencionó.

Foto: Rolando Salazar | El Sol de Mazatlan

También sabe manejar las artesanías en lámina y resina, pero su fuerte es la pintura. Los diseños pueden ser personalizados según el gusto del cliente; flores, girasoles, mariposas, tucanes, peces, personajes de caricaturas, estrellas y todo lo que se le ocurra plasma en sus diseños.

La venta de artesanías ha sido su sustento durante estos 30 años y continuará así al pie del cañón, pues es una actividad que nos sólo le retribuye económicamente, sino que también disfruta de realizar.

Puedes leer: Alcanzan vendedores de playa niveles del 60% en ventas

ARTISTA

sabe manejar las artesanías en lámina y resina, pero su fuerte es la pintura. Los diseños pueden ser personalizados según el gusto del cliente; flores, girasoles, mariposas, tucanes, peces, personajes de caricaturas, estrellas y todo lo que se le ocurra.







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