Escuinapa.- Pese a no ser un platillo o postre originario de esta tierra, los churros de canela se han convertido en una dulce tradición escuinapense, al estar en el paladar de los pobladores de este municipio desde hace muchos años.
Esta deliciosa tradición inició gracias al ya finado César Rodríguez, mejor conocido como “El Churro de Oro”, dueño del único establecimiento ubicado en el Centro de la ciudad en el que se vende este delicioso antojo.
Julio César Rodríguez García, quien es el único hijo del famoso “Churro de Oro”, es quien actualmente mantiene vivo el negocio iniciado por su padre hace ya 36 años.
El jovencito de apenas 23 años comenta que su padre aprendió este oficio luego de haber trabajado un tiempo en un pequeño establecimiento que ya existía en el Centro.
“Mi papá contaba que él aprendió a hacer los churros con un señor de Mazatlán, este señor tenía aquí un negocio y mi papá trabajaba con él, a la edad de 11 años inició a trabajar por su propia cuenta y desde entonces se dedicó a este trabajo hasta que falleció”.
Destacó que el pequeño negocio siempre se ha mantenido ubicado en el mismo sitio, que es en el cruce de las calles Benito Juárez y Miguel Hidalgo.
Él, desde los 11 años acudía a ayudarle a su papá, fue ahí como aprendióel oficio para posteriormente quedarse con el pequeño negocio.
Siempre venía a ayudarle a mi papá, yo le ayudaba a ponerle el azúcar y a despachar, hace cuatro años ya mi papá me dio chance de que los sábados los trabajara yo para apoyarme con mis estudios y pues cuando él falleció, hace un año y cuatro meses, ya me hice cargo del negocio Julio César Rodríguez García
Detalló que su trabajo inicia todos los días a las 4:00 de la mañana, que es la hora en la que prepara la mezcla para la elaboración de los churros, que se hacen con harina y canela.
“Ahora en diciembre vinieron unos extranjeros a comprar, me dijeron que ya han probado estos churros en otras partes, pero que aquí conmigo han sido los más sabrosos, hay personas que preguntan la receta, esta no tiene nada especial, solamente es la harina y la canela, lo que sí hace diferencia es la mano que la prepara, yo creo que ahí es donde viene el toque especial”.
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La venta de los churros, durante la temporada decembrina y en invierno, la realiza desde las 8:00 de la mañana hasta las 8:00 de la noche. Ya en verano, solamente por las tardes.
El joven se siente orgulloso y satisfecho de seguir con este oficio que su padre le dejó, además de lograr que sus churros sigan en el gusto de los escuinapenses.
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