Mazatlán, Sin.- Jesús Irinero Méndez Cota, de 56 años, es el “Chuy Tequila”, así se le conoce en el embarcadero de Playa Sur. De la pesca, pocos saben tanto como él.
El mar y él formaron un lazo muy fuerte, pues apenas tenía 5 años de edad cuando empezó a acompañar a su padre a la pesca de escama. Él fue su mejor maestro en este oficio.
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Chuy recuerda que cuando salía del kínder se iba a Playa Sur a esperar a su papá a que regresara de pescar y si había captura, lo acompañaba por la tarde, se sentaba en la lancha a ver el pescado, marearse y vomitarse. Con el tiempo, empezó a ayudarle y a agarrarle gusto a esta actividad que tanto goza y disfruta ahora.
Estudió solo hasta segundo de prepa y después hizo los cursos de navegación para ser patrón de barco, a los 17 años de edad se embarcó en los camaroneros y 13 años después se fue a los atuneros. Ahí duró cinco años, después se fue al calamar, tiburón y luego regresó a la pesca de escama.
Siempre ha tenido que ver con actividades marítimas, en su juventud también fue salvavidas, parachutero, de todo ha hecho para sobrevivir.
"Siempre mi vida ha estado en el mar, hice muchas cosas, pero sin dejar las lanchas, aquellos fueron temporales para conocer, pero me gusta mucho la pesca de escama, prefiero salir todos los días a las 5:00 de la mañana y regresar, ausentarme por periodos, uno, dos o tres meses".
Para el pescador de tercera generación no todos los días son buenos, hay quienes dicen que las diferentes especies se están acabando, pero sólo el que vive de esto sabe.
Pescando ve el amanecer, salir el sol; con la paciencia intacta, la piel tostada y sus manos curtidas por sujetar día tras día las cuerdas de su lancha.
Así, bajo el sol y en mar abierto, pasa alrededor de ocho horas capturando o esperando a que los peces “piquen el anzuelo”, pues desde hace algunos años trabaja solo.
Si bien, hay días como estas últimas semanas, que no sale nada y otros en los que se viene un “pescadal” exagerado, pero todo depende de las corrientes de agua.
Las especies de agua fría son la cabrilla, el tiburón, mantarraya, berrugata, el pargo y la vaqueta, que es muy bien pagada ya que es de exportación.
Ahorita es el tiempo de la vaqueta, pero ahorita no hay, no sé qué pasó, un día el agua esta helada otro caliente, un día está la corriente para un lado y luego del otro, ya nada es igual.
Méndez Cota
El pescador de Playa Sur comparte que hay días en que la pesca le da mucho y otros que no le da nada, por eso deben de aprender a cuidar. En un buen día llegan a sacar hasta 300 kilos de una especie que vale 20 pesos el kilo.
"Nos va bien, sacas el gasto y una buena feria para nosotros, lo malo es cuando no sacas nada, son pérdidas de mil pesos de gastos y el esfuerzo, pero esos días los dedicas a darle mantenimiento a la panga, anzuelos y artes de pesca".
Después de 51 años en la pesca, el vecino de la Lázaro Cárdenas cuenta con dos embarcaciones, una con permiso para la pesca comercial de escama y la otra para pesca deportiva. Lamentablemente no habrá una cuarta generación en su familia, pues a ninguno de sus tres hijos le gusta la pesca.
En cinco décadas, a Chuy le han pasado una infinidad de cosas que han puesto en riesgo su vida, como cuando fue sorprendido por el huracán Tiko, que lo agarró cuando amarraba los barcos cerca de la Termoeléctrica, lugar que sirve como refugio.
"Se desamarraron los barcos y tuvimos que estar toreando el viento por dos horas, afortunadamente sólo fue una coleadita del huracán y así hubo embarcaciones golpeadas, varadas y el susto".
En su lancha, en el mar, aguantado fuertes vientos, marejadas, tormentas, así seguirá el “Chuy Tequila”, por muchos años, hasta que el “cuerpo aguante”.
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