Gilberto Lizárraga es un peluquero de la vieja escuela que suma ya 36 años dedicándose a este oficio en el municipio de El Rosario.
Conocido como "El Manguilas", se inició como peluquero desde los 15 años de edad en la Estética Unisex "La Moderna”, como aprendiz de su papá, Jesús Lizárraga.
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Relata que su sueño era poder estudiar y convertirse en náutico, pero por diversas situaciones, una de ellas el temor de su madre de que tendría que adentrarse al mar, no fue posible concretar esto, por lo que en ese entonces optó por ponerse a trabajar con su papá.
"Yo decidí salirme de la preparatoria y ponerme a trabajar con mi papá, yo a los 15 años empecé a trabajar con mi padre, iniciamos ahí, él me enseñó lo de la vieja escuela que es la peluquería y también me enseñó las técnicas de la estética y aparte que también me fui a Mazatlán a prepararme a una escuela, pero yo a partir de los 15 años ya inicié a tener mis clientes, me gustó iniciar a ganar dinero y pues estaba con en la sombra, con mi padre y con mi familia, ahí me quedé", señala.
Comenta que a los 19 años tomó la decisión de casarse y a los 20 años debutó como papá de su primera hija, por lo que hubo la necesidad de emprender por su cuenta con su establecimiento.
"Fue cuando decidí apartarme, me vine a la vueltecita de con mi padre, ahí también tiene un local y ahí me instalé yo a los 20 años, yo ya tenía mis clientes que los había hecho trabajando con mi papá, ahí estuve desde los 20 hasta los 38 años, estuve por un lapso de 18 años", afirma.
Posteriormente se mudó al establecimiento a unos metros más adelante en donde laboraba junto a la mamá de sus hijas en donde estuvo por un lapso de casi dos años, para luego instalarse en el lugar donde se encuentra ahorita y donde tiene ya 11 años trabajando.
El Manguilas relata que además de ser su fuente de trabajo, con la cual ha logrado sacar adelante a sus hijas Ana Karen y Martha, quienes son ya unas profesionistas, la peluquería le ha dado la satisfacción de conocer a mucha gente.
"Este trabajo es tan noble que te permite conocer mucha gente, yo les he dicho a los curas (sacerdotes) que de alguna manera les hago competencia, porque aquí conmigo la gente se abre a platicar problemas, a platicar tantas cosas y todo eso aquí se queda, eso me hace sentir que la gente me tiene confianza, la gente me trae para comer, fue tan noble este trabajo que cuando me di cuenta que mis manos y mis pies era la fuerza para este trabajo, me comencé a cuidar más", asegura.
Siempre toma como ejemplo a su papá, quien tiene 76 años de edad y casi 60 años en su oficio.
"Ahorita también me ha dado la satisfacción que cuando estuve allá con mi papá me tocó cortar el pelo a niños que hoy vienen ya con sus hijos también, ya me está tocando atender a dos generaciones, también me da satisfacción que hay clientes que han tenido que emigrar ya sea a Estados Unidos o a otro estado del país y en diciembre cuando vienen, me dicen que vienen a cortarse el cabello con ellos, son personas que se han convertido en amigos", asegura.
Algunas de las personas famosas que recuerda haber atendido en su peluquería son el basquetbolista Horacio Llamas, a quien tenían que acostar en una camilla para poderle hacer el corte de pelo, por su altura.
También ha atendido a los cantantes Jorge Medina y Luis Antonio López "El Mimoso" y hasta a varios presidentes municipales.
En cuanto a la efervescencia que están teniendo actualmente las llamadas "Barber Shop", Gilberto Lizárraga comenta que es el mismo trabajo el que se hace.
"Sabemos que lo de la Barber Shop son los mismos cortes, nada más que ellos los bautizaron con otros nombres, pero son los mismos desvanecidos, como nosotros lo llamábamos; antes le llamaban el medio Panamá o el Panamá completo, la mercadotecnia ha logrado que se realce el nombre de Barber Shop, pero al final de cuentas son barberías", explicó.