Mazatlán, Sin.- La vida de “El Mión”, que ayer llegó a su fin al ser arrollado por un camión urbano en su propia silla de ruedas a las afueras de la Subdelegación de la SCT en el puerto, estuvo marcada por la tragedia.
Su verdadera identidad se perdió en los entresijos del tiempo, a veces arropado por la indiferencia, otras por la resignación.
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Hace algunos años la tragedia lo marcó para siempre cuando fue mutilado de los pies por el ferrocarril en las inmediaciones del Embarcadero de la Isla de la Piedra.
Clementina, una locataria del mercado de pescados y mariscos, recordó las palabras de aquel hombre que imploraba porque su vida acabara.
“‘Ya mátenme, ya no aguanto, háganme un paro, por favor’”, dijo la locataria que decía “El Mión”.
Rememoró que ese día de 2018, cuando sufrió el accidente, le tuvieron que cubrir la hemorragia con una bolsa negra.
"Nada más había una bolsa negra y fue con lo único que pude detener la hemorragia, yo estaba aquí. A mí me tocó verlo queriendo arrancar los metales (del ferrocarril) para venderlos, y paso la tragedia", añadió.
Desde aquel fatídico día, “El Mión” se vio obligado a sobrevivir de la caridad.
En su silla de ruedas se apostaba a las entradas de los Oxxo’s y Kiosco’s pidiendo dinero, con esa estampa de dolor y desesperanza que era imposible ignorar.
Sin familia que lo apoyara
“El Mión” no contaba con una familia que lo apoyara, pero sí tenía un hijo que se mudó hace años a Mexicali, desde entonces no se sabe de él.
Sin embargo, encontró respaldo entre los pescadores y comerciantes del Embarcadero de la Isla de la Piedra, quienes se organizaban para apoyarlo.
"Me acuerdo de que entre todos los del embarcadero sacábamos diario dinero para darle y que se mandara a hacer un taco, porque él no tenía ni para eso, entre varios cooperamos para el hospital, en cuanto lo dieron de alta él quería caminar, apoyado de su bastón, o más bien, un palo de bambú de los grandes, pero de un tiempo para acá la edad le pesaba y casi no venía para acá, se la vivía afuera del Oxxo y Kiosko pidiendo dinero, en silla de ruedas", comentó Ernesto González Camberos, presidente de la Sociedad Cooperativa de los Vendedores del Embarcadero de la Isla de la Piedra, quien fue uno de los testigos del accidente.
“El Mión”, de alrededor de 60 años, era una figura conocida en la Colonia Gabriel Leyva.
Dormía bajo el frío
Olvidado y sumido en la pobreza, dormía en baldíos, y en ocasiones lograba un techo de cochera a las afueras de una casa de ese barrio.
El lunes pasado, la fragilidad de su existencia quedó expuesta de la forma más cruda y trágica. Un camión lo arrolló, poniendo fin a una vida marcada por la tragedia y la mendicidad.