Mazatlán, Sin. -El pasado 18 de noviembre se cumplieron 103 años del natalicio de Pedro Infante Cruz, quien fuera actor y cantante originario de Mazatlán, Sinaloa, ícono de la Época de Oro del Cine Mexicano y uno de los máximos representante de la música ranchera.
Por azares del destino, nació en una pequeña casa que se encuentra en el Centro Histórico sobre la calle Constitución, entre Antonio Rosales y Francisco Villa y/o Ramon F. Iturbe, en el año de 1917, morada que desde hace 28 años se convirtió en el museo “El Rincón de Pedro Infante”.
Daniel Cárdenas, hijo de Sandra Ortega, quien inició con el proyecto del museo, cuenta que hace algunos años sus abuelos llegaron a vivir en aquella casa pagando renta. No estaban seguros, solo eran rumores, que en alguna de las viviendas de ese rumbo había nacido Pedro Infante. Años después el dueño decidió vender la propiedad y el padre de Daniel la compró para que sus abuelos siguieran viviendo ahí.
Fue hasta 1979 que se formó el patronato Pedro Infante y se dieron a la tarea de investigar cuál era exactamente la casa y en ese mismo año se colocó una placa conmemorativa en la fachada de la misma. Por allá en 1992, Sandra Ortega empezó con el proyecto del museo, en ese entonces constaba solamente de una habitación y hasta hace siete años, con una remodelación, se amplió a tres habitaciones en las que se exhiben decenas de fotos y algunas piezas originales donadas por Lupita Infante, una de las hijas del fallecido actor.
En un recorrido cronológico por este histórico lugar, Daniel inicia relatando que Delfino Infante, originario de Acaponeta, Nayarit y María del Refugio Cruz, originaria de El Rosario, Sinaloa, padres de Pedro, llegaron al puerto debido a que el señor era músico de orquesta y había sido contratado en Mazatlán. Se asentaron en la casa ya mencionada y por casualidades del destino Pedro nació cuando su madre apenas tenía ocho meses de embarazo.
“Vivieron aquí por cinco años, después se van a El Rosario donde Pedro estudió la primaria, primero, segundo y tercero, a los nueve años se van para Guamúchil, por eso lo conocen como “el ídolo de Guamúchil” ya que ahí creció. En este lugar estudia cuarto año y hay dos versiones, unos dicen que por la pobreza que vivían no pudo estudiar más y algunos historiadores cuentan que en aquella época solo se podía estudiar hasta cuarto año de primaria en Sinaloa”, relata.
A los 12 años empezó a trabajar en un lugar que se llamaba “Casa Melchor” que vendía artículos agrícolas, ahí era mandadero; ese lugar existe todavía y se llama “Semillas infante”, en honor a Pedro. A los 14 años trabajó en una carpintería, de ayudante, dos años después ya era carpintero y a los 16 él hizo su propia guitarra, la que su padre le enseñó a tocar.
“A los 17 años se va a Culiacán, ahí forma una orquesta de muchachos como él que se llamaba “La Rabia”, en una serenata que le llevan a la señorita María Luisa León, se la paga su novio, Pedro Infante le canta, se enamoran y empiezan un noviazgo. Se casan, meses después se enteran que ella no puede tener hijos y adoptan a una niña, hija de una hermana de Pedro “explicó.
Los dos se van a la Ciudad de México para que Pedro cumpliera su sueño de ser un artista famoso, cuando “el ídolo de México” como también era llamado, alcanza la fama se separa de su esposa, pero nunca se divorciaron. La segunda mujer de Pedro fue Guadalupe Torrentera, ella tenía apenas 15 años y él tenía 29, en seis años de relación tuvieron tres hijos. Posteriormente conoció a Irma Dorantes, con quien procreó otra hija.
Dorantes era originaria de Mérida, Yucatán, lugar en el que vivían y ciudad en la que Pedro perdió la vida el 15 de abril de 1957, cuando en la avioneta en la que viajaba se desplomó.
“Lo más sensato que cuenta este periódico (Máximo Evento) es que Pedro Infante cargó su avioneta a tope, 10 toneladas, el cargamento era más que nada pescado y marisco, era lunes santo, semana de Pascua, era para consumo personal, para compartir con sus amigos y tal vez con la gente pobre. Uno de los motores truena por el sobre peso, el avión cae, muere Pedro Infante que iba de copiloto, muere el piloto Víctor Manuel Vidal y el mecánico Marciano Bautista”, comentó.
Cuando lo restos de “el Rey de las rancheras” llegan a Ciudad de México, ya había por lo menos 20 mil personas de la prensa esperando su llegada, en su funeral se llegaron a reunir hasta 100 mil personas. Éstos fueron sepultados en el panteón Jardín en la capital del país.
“Su personalidad, dice toda la gente, era muy sencilla, altruista, era carismático, era juguetón, muy apegado a su mamá, siempre dijo que cuando fuera rico le iba a dar una buena vejez a sus padres porque ellos habían trabajado mucho por ellos; Pedro tuvo 14 hermanos. Era una personalidad, hizo de todo, en la música tocaba piano, violín, guitarra y cantaba; si era carpintero, si cortaba el pelo, levantaba pesas y era gimnasta olímpica; sabía de mecánica, si sabía de motocicletas, en aviación tenía dos mil 986 horas de vuelo de experiencia, tenía su licencia de piloto aviador”, mencionó.
El Rincón de Pedro Infante alberga seis trajes que usó en sus películas, entre ellos la sotana de sacerdote de la película Los tres Huastecos (1948), dos trajes de la película Tizoc (1957) y la bata que utilizaba para subir al ring en Pepe El Toro (1952). De los seis trajes, cinco traen sombreros, además de cuatro sombreros extras, el uniforme cuando fue Comandante honorario del Escuadrón Acrobático de Tránsito de México, D.F., dos carteles originales de las películas ¿Qué te ha dado esa mujer? (1951) y A.T.M. A Toda Máquina (1951).
También la recreación de dos escenas de las películas La Oveja Negra (1949) y Nosotros los Pobres (1948), entre algunos otros artículos utilizados en algunas películas y cientos de fotografías.
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En 15 años de carrera “el Inmortal” hizo 61 películas, 420 canciones en 54 discos consecutivos, su disco “Las Mañanitas con Pedro Infante” es el más vendido de toda la historia. Trabajó al lado de actrices como María Félix, Blanca Estela Pavón, Marga López y Silvia Pinal.
El museo, abre sus puertas de lunes a domingo de 10:00 de la mañana a 5:00 de la tarde y tiene una cuota de recuperación de 30 pesos. Por la contingencia sanitaria solo se permite al interior máximo ocho personas, quienes deben entrar obligatoriamente con cubre bocas.
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