Mazatlán, Sin.- Aunque el número aún es bajo, cada vez son más mujeres en el sector de la construcción, incluso en posiciones que históricamente han ocupado los hombres.
Y una de ellas es Elisa Lira García, de 24 años de edad y arquitecta de profesión, quien actualmente trabaja como encargada de la seguridad industrial en un importante desarrollo inmobiliario en Mazatlán.
En dos años ha estado en tres empresas, en donde desarrollarse ha sido un poco difícil, ya que se trata de un ambiente dominado completamente por el hombre. El machismo, la desigualdad y el acoso son algunas de las situaciones a las que se ha tenido que enfrentar en este corto tiempo, pero también ha tenido mucho aprendizaje.
EL INICIO
Hace dos años terminó su carrera y decidió dejar a su familia en su natal Miguel Auza, Zacatecas, porque tenía que realizar sus prácticas profesionales. Y al ver que en su estado no había mucha oportunidad de crecimiento, porque la arquitectura es muy conservadora y no se extiende, eligió venir a una ciudad que tiene algunos años en desarrollo.
Buscó opciones por internet y vio una gran oportunidad en la ciudad, pues había mucha construcción de hoteles y condominios, por lo que empezó a mandar su solicitud y una empresa la aceptó para trabajar en una torre de condominios; lamentablemente se viene la pandemia del Covid-19 y tienen que parar la obra, por lo que se regresó a su pueblo. Pero ya está de regreso.
Actualmente trabaja en GyT del Pacifico, donde la constructora tiene una participación en el desarrollo inmobiliario Camino al Mar.
En ese lugar participa en el equipo de detallistas, pero se enfoca a la seguridad industrial, un área nueva para ella y de gran responsabilidad, ya que su función es prevenir los riesgos potenciales de la obra, en cumplimiento de la normatividad, mediante la capacitación y supervisión.
"Las obras son grandísimas y hay muchos accidentes y nos los contralas, aquí al principio eran miles de personas las que estaban trabajando, es difícil controlar una obra tan grande y con tantos procesos, entonces tratamos que los proyectos tengan su avance correspondiente, pero tratando de que siempre se respete la integridad de las personas, salud y seguridad".
Al principio le me costó trabajo dejar de lado lo que es la arquitectura y enfocarse a la gente y su seguridad.
“Es difícil, porque traes tu chip de la arquitectura, no andar detrás de la gente diciéndoles: ponte el cubrebocas, chaleco, casco, pero la verdad es que de todo se aprende y esta experiencia es importante, cuidar a la gente, y sobre todo que se concientice que su salud e integridad es importante”.
Señala que muchos trabajadores se resisten a utilizar equipos de seguridad y ropa adecuada que se han vuelto obligatorios a raíz de que pasan muchos accidentes, que van desde una quemadura, fracturas hasta la muerte.
"Los trabajadores no están acostumbrados a usar camisas manga larga por el calor, tampoco les gusta usar el casco, el cubrebocas los sofoca, ponerse el arnés al subirse al andamio para ellos es complicado, porque sienten que les entorpecen las tareas, pero es por su propio bien".
Al principio se resistió un poco, porque no está como arquitecta, sino de “segurista”, pero el simple hecho de participar en un proyecto tan grande es bueno, ahora tiene a su cargo un grupo reducido 18 personas, porque ya se está terminando la obra, quizás la gente no corre ya tanto peligro porque están trabajando en interiores, detalles, pinturas y algún defecto.
VENCE AL MACHISMO
“En esta carrera de arquitectura muchas veces los maestros te desalientan, ellos mismos te dicen que es un trabajo para hombres, que no hay muchas oportunidades, pero depende del tesón y coraje de las personas continuas y logras sobresalir con tu trabajo”.
En su trabajo como arquitecta se ha tenido que enfrentar a barreras como el machismo, y a otras situaciones con algunos jefes, así como a la desigualdad, pero también con personas muy integras y justas.
"Hay hombres que son muy machistas, hasta el día de hoy no se dejan que una mujer sea su líder, tienen problemas con la autoridad de una mujer, pero poquito a poquito se gana la confianza, hay hombres que te tratan con interés especial, he batallado con algunas personas, pero en general creo que nos ha ido bien", comenta.
Recalcó que las mujeres tienen todo el derecho a recibir la misma cantidad de remuneración que se paga a los hombres en el sector de la construcción, ya que desempeñan el mismo trabajo y nada les impide que ganen igual.
"Lo del sueldo yo lo percibí porque fue una diferencia muy notable, teniendo el mismo trabajo y los mismos resultados, y no sé por qué se inclinan por dar un sueldo más bajo a una mujer o un trato más denigrante, ha sido difícil y también me doy cuenta que si quieres crecer es muy fácil haciéndole caso a los ojitos del jefe, invitaciones… y eso me parece molesto y abrumador que no te dejen mostrar tus capacidades que tienes y que en vez de eso te ven otra cosa".
Defendiendo el valor de su género, la joven arquitecta está dispuesta a seguir en nuevos retos, pero en su momento espera regresar a la arquitectura, pues le gusta mucho la conservación de patrimonio y la remodelación. En un futuro, se ve emprendiendo su propio desarrollo inmobiliario.
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