Mazatlán, Sin. - ¿Se imagina vivir en un lugar junto a una fábrica de maíz que trabaja día y noche, y que a través de los silos agroindustriales que utiliza para la elaboración de sus productos despide olores químicos que contaminan y son un riesgo para la salud?
En esas condiciones están desde hace más de cinco años decenas de familias de Paseo Los Olivos, que ahora, además del ruido y la contaminación, sus casas presentan hundimientos y cuarteaduras a causa de las constantes vibraciones que se registran en la zona por la operatividad de la fábrica.
Los vecinos del conjunto habitacional relataron a El Sol de Mazatlán la larga lucha que han emprendido contra esta industria, que a pesar de estar ubicada en un polígono habitacional de tipo H3 y H4, continúa expandiéndose y ha construido más de estos silos que arrojan los desechos al aire, lo que viola normas con respecto al uso y manejo del grano de maíz, donde se especifica que éstos deben ubicarse a más de 24 kilómetros de distancia del poblado más cercano.
Generan mucha incomodidad, los molinos producen mucho ruido a todas horas del día e incluso a altas horas de la noche, lo cual provoca que los vecinos que viven pegados a los molinos no puedan descansar, ni dormir. La basura que despiden, producto de los granos que ellos manejan, ha provocado enfermedades en los niños de tipo alérgico, incluso hubo vecinos que optaron por cambiarse de domicilio porque los molinos quedaron a espaldas de sus casas.
Julio Núñez, vecino afectado
Además de estos problemas, los vecinos aseguran que los trabajadores que se montan a estos silos para operarlos, en numerosas ocasiones violan la privacidad de quienes viven ahí, sobre todo de jóvenes mujeres, las cuales sufren constante acoso. A todo esto, se suman las afectaciones a la fauna de toda el área.
Desde varios años hacia acá, la muerte de animales, como pichones, ha aumentado. En mi caso, cada tres meses vienen a fumigar, porque el pichón tiene un parásito en su cuerpo, ese parásito es lo que comúnmente la gente llama ‘gorupo’, que tiende a meterse a la casa y nos ocasiona enfermedades. También, como el pichón muere contaminado por fumigantes como el fosfuro de aluminio, tenemos mascotas que se ven afectadas.
Sele Lizárraga, vecina afectada.
Los colonos aseguraron que desde hace varias administraciones municipales se han presentado numerosas denuncias, donde incluso Protección Civil señaló que era de alto riesgo vivir a una corta distancia de estas industrias, pero con la entrada del actual Ayuntamiento el caso quedó estancado.
Hubo información acerca de la demanda que se hizo a través del municipio, las inconformidades de los condóminos del fraccionamiento. Aunque dicen que estas empresas llegaron antes, a su alrededor la población creció y no somos sólo nosotros, somos muchos asentamientos que se están viendo afectados y estamos inconformes con ello.
Pedro García, vecino del residencial.
Los procesos legales continúan, pero los vecinos no han sido escuchados hasta el momento, ya que sí es de alto riesgo vivir ahí, desde un principio no debieron ceder permisos de construcción para edificar asentamientos humanos, afirman, pues según ellos, cuando adquirieron su hogar, la constructora aseguró que la fábrica se movería de lugar, pues el uso de piso había cambiado.
Son varios tanques con más de 500 kilos de gas que representan una “bomba de tiempo” si se considera la cercanía de dos gasolineras.
La contaminación generada afecta no sólo en Paseo los Olivos, sino también en fraccionamientos de los alrededores, como Rincón de las Palmas, La Joya y Los Mangos.
CONTEXTO
El fosfuro de aluminio, fumigante que se utiliza en la eliminación de parásitos, plagas y bacterias en el maíz, es sumamente tóxico y puede provocar quemaduras muy intensas y alergias en los seres humanos. Los primeros síntomas son dolor de garganta, tos, dolor de cabeza y después viene la dificultad de respirar, acompañada de náuseas.
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