/ jueves 5 de noviembre de 2020

En situación crítica, vendedores ambulantes

A raíz de la pandemia del Covid-19 sus ventas bajaron notoriamente

Mazatlán, Sin.- Los estragos del confinamiento por la pandemia del coronavirus se resienten en el comercio local. Los pequeños vendedores, ambulantes han resentido la limitación de la movilidad ciudadana, pues su supervivencia depende de su presencia en los espacios públicos.

No tener un salario fijo, además de que las ventas que cayeron por la crisis económica, se les presenta como un panorama gris e incierto, sin embargo, es su única fuente de ingresos y tienen que salir a trabajar para vivir al día.

Todos los días, Martín recorre de 10 a 15 kilómetros en su triciclo para vender empanadas a comisión. Casi siempre sale con 100 piezas y a la hora de rendir cuentas regresa con la mitad, cuando bien le va logra vender hasta 80 empanadas en una jornada laboral de 11 horas.

De su salario depende su esposa, su hija y sus tres nietos. Comenta que con lo que gana no le está alcanzando para los gastos del hogar; ya se le acumularon los recibos de agua, luz y demás deudas y no tiene dinero para pagar.

"Yo recorro de 10 a 15 kilómetros al día, desde las 8:00 de la mañana hasta las 7:00 de la tarde ¿y nada más para vender esto?, de mi salario dependen mi esposa, mi hija y mis tres nietos, están todos en casa, porque no hay empleo", expresó.

La situación está durísima, dice, pero tiene que salir a trabajar para comer, por si fuera poco, los inspectores de Oficialía Mayor andan "sobre él" y no lo dejan trabajar a los alrededores del mercado Miguel Hidalgo en la colonia Juárez.

Son pocas ganancias las que obtienen. Foto: Carla González │ El Sol de Mazatlán

"Está durísima la situación, tengo desde las 8:00 de la mañana y hasta las 11:00 del día llevo seis empanadas vendidas y eso es cosa del diario. Luego otra cosa, los inspectores, que no me dejan trabajar, porque dicen que estoy tapando los accesos, pero donde me pongo yo es 'lugar muerto', no le estorbo a nadie, pero ellos andan sobre mí y les digo que me dejen trabajar, que uno tiene que comer", mencionó.

Por su parte, Héctor se dedicó a la venta de nopales a las afueras del mercado por la falta de empleo y también para ayudar a su abuelita, ella es la titular del permiso para vender, pero con la pandemia del Covid-19 ya no pudo asistir, porque es una persona mayor.

"Algunos días vengo, otros días no, están muy bajas las ventas. La gente sí consume, pero no es igual, se sienten las ventas más bajas, pero qué le vamos a hacer", comentó.

De momento, el comercio ambulante es su única fuente de ingreso.

De la Isla de la Piedra, doña Gloria viene a vender sus dulces a Mazatlán, señala que sólo hace poquitos para no tener pérdidas, pero aún así, no se le venden.

Foto: Carla González │ El Sol de Mazatlán

Te puede interesar: El ambulantaje es su estilo de vida


Están bien bajas las ventas, hay gente, pero no compran, pero qué le vamos a hacer, nos tenemos que aguantar, esta es mi única fuente de ingresos doña Gloria


Agregó que no asiste todos los días, porque no se le vende, nada más "cruza" de viernes a martes, cuando hay más afluencia en el mercado. A pesar de las bajas ventas que tiene, no hay de otra, y tiene que vender porque tiene qué comer.



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Mazatlán, Sin.- Los estragos del confinamiento por la pandemia del coronavirus se resienten en el comercio local. Los pequeños vendedores, ambulantes han resentido la limitación de la movilidad ciudadana, pues su supervivencia depende de su presencia en los espacios públicos.

No tener un salario fijo, además de que las ventas que cayeron por la crisis económica, se les presenta como un panorama gris e incierto, sin embargo, es su única fuente de ingresos y tienen que salir a trabajar para vivir al día.

Todos los días, Martín recorre de 10 a 15 kilómetros en su triciclo para vender empanadas a comisión. Casi siempre sale con 100 piezas y a la hora de rendir cuentas regresa con la mitad, cuando bien le va logra vender hasta 80 empanadas en una jornada laboral de 11 horas.

De su salario depende su esposa, su hija y sus tres nietos. Comenta que con lo que gana no le está alcanzando para los gastos del hogar; ya se le acumularon los recibos de agua, luz y demás deudas y no tiene dinero para pagar.

"Yo recorro de 10 a 15 kilómetros al día, desde las 8:00 de la mañana hasta las 7:00 de la tarde ¿y nada más para vender esto?, de mi salario dependen mi esposa, mi hija y mis tres nietos, están todos en casa, porque no hay empleo", expresó.

La situación está durísima, dice, pero tiene que salir a trabajar para comer, por si fuera poco, los inspectores de Oficialía Mayor andan "sobre él" y no lo dejan trabajar a los alrededores del mercado Miguel Hidalgo en la colonia Juárez.

Son pocas ganancias las que obtienen. Foto: Carla González │ El Sol de Mazatlán

"Está durísima la situación, tengo desde las 8:00 de la mañana y hasta las 11:00 del día llevo seis empanadas vendidas y eso es cosa del diario. Luego otra cosa, los inspectores, que no me dejan trabajar, porque dicen que estoy tapando los accesos, pero donde me pongo yo es 'lugar muerto', no le estorbo a nadie, pero ellos andan sobre mí y les digo que me dejen trabajar, que uno tiene que comer", mencionó.

Por su parte, Héctor se dedicó a la venta de nopales a las afueras del mercado por la falta de empleo y también para ayudar a su abuelita, ella es la titular del permiso para vender, pero con la pandemia del Covid-19 ya no pudo asistir, porque es una persona mayor.

"Algunos días vengo, otros días no, están muy bajas las ventas. La gente sí consume, pero no es igual, se sienten las ventas más bajas, pero qué le vamos a hacer", comentó.

De momento, el comercio ambulante es su única fuente de ingreso.

De la Isla de la Piedra, doña Gloria viene a vender sus dulces a Mazatlán, señala que sólo hace poquitos para no tener pérdidas, pero aún así, no se le venden.

Foto: Carla González │ El Sol de Mazatlán

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Están bien bajas las ventas, hay gente, pero no compran, pero qué le vamos a hacer, nos tenemos que aguantar, esta es mi única fuente de ingresos doña Gloria


Agregó que no asiste todos los días, porque no se le vende, nada más "cruza" de viernes a martes, cuando hay más afluencia en el mercado. A pesar de las bajas ventas que tiene, no hay de otra, y tiene que vender porque tiene qué comer.



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