Mazatlán, Sin.- Cada uno de los socorristas que laboran en los tres turnos de la delegación de la Cruz Roja Mazatlán, tiene una historia que contar, la cual le da sentido a su vida en la labor que realizan todos los días.
Hijos, padres y madres, conforman la agrupación de socorro, que durante las 24 horas se mantienen alerta a los llamados de emergencia que genera la población.
Entre los paramédicos altruistas se encuentra Cinthia Flores Carrillo, una mujer que ha enfrentado con valentía cada uno de los retos dentro de esta institución.
Trabajar arduamente para sacar adelante a su hija, es la actividad principal de la joven mamá, que después de tres años, y gracias a la pandemia del Covid-19, festejará el Día de las Madres al lado de su pequeña, aunque sea en cuarentena.
Un accidente cambia su vida
Hace 7 años, antes de ingresar a las filas de la Cruz Roja, la joven sufrió un hecho de tránsito, un percance vial que cambió su vida, y que hizo se enfocara en el socorrismo.
El choque ocurrió por la avenida Manuel J. Clouthier, a la altura del fraccionamiento Rinconada del Valle, donde la motocicleta en la que circulaba se estampó con una camioneta, que en ese momento salía de una cochera.
La colisión fue impactante, pese a que el vehículo en el que viajaba se desplazaba a velocidad moderada, pero aun así el conductor no pudo evitar que derraparan sobre el asfalto.
El no saber qué hacer en ese momento, y más cuando una de las personas involucradas se convulsionaba, fue muy impactante para Cinthia, cuya dramática escena no ha olvidado.
En ese entonces, ella acababa de concluir sus estudios de preparatoria, y al ingresar a la universidad, donde estudió la carrera de Enfermería, conoció a compañeros que estaban relacionados con la Cruz Roja.
La mayoría de sus amigos eran socorristas, los cuales la invitaron a conocer las instalaciones de la benemérita institución, para ver de cerca las labores que ahí realizaban.
El trabajo de ayudar al más necesitado llamó poderosamente la atención de la universitaria, quien no dudó en prepararse para formar parte del cuerpo de socorro de la institución.
Antes de vestir el uniforme, la joven de apenas 21 años de edad formó parte del grupo Juventud, que era conformado por jóvenes que se identificaban con las acciones altruistas de la Cruz Roja.
Su empeño por ayudar y apoyar a los que menos tienen, hizo que tuviera a su cargo a un grupo de “juventinos”, quienes realizaban labores comunitarias en beneficio de la población.
Todos los sábados se reunía en los patios de socorros, a un costado del hospital “Lucila Medrano”, donde concretaban cada una de las actividades a efectuar en alguna colonia.
Después de dos años y debido al llamado de sus compañeros para que se uniera a los socorristas, Cinthia dejó lo que puede ser considerado como la primera etapa de su formación.
Antes de concluir la carrera, hace cinco años, a la joven paramédico le llegó el amor de su vida, que hizo que cambiara su forma de pensar y a la vez madurara en su razonamiento, pues ahora era mamá de una niña.
Dejé de venir un tiempecito a la Cruz Roja por mi carrera, que ya iba a terminar y en ese entonces me embaracé, lo terminé y después de un tiempo regresé a incorporarme, aunque siempre estuve en contacto con los muchachos de socorro Cinthia Flores Carrillo
Una vez con su bebé, la joven continuó con sus labores, tanto estudiantiles como de trabajo, ya que en ese entonces tenía que concluir su servicio social para obtener su certificado universitario.
Desde ese momento, la recién egresada de la universidad tuvo que ingeniárselas para sacar adelante a su pequeña, al trabajar y estar al pendiente de sus cuidados y de lo que necesitaba.
Todo un reto
En un principio fue bastante difícil adaptarse a la situación en la que se encontraba, pues el ser mamá soltera hacía que se le complicara estar en el trabajo y con su hija.
Siento como mucha responsabilidad por lo mismo, porque estoy sola con ella, porque sí es pesado y siento que no estoy mucho tiempo con mi hija, aunque mi mamá me apoya a cuidarla cuando me encuentro en el trabajo Cinthia Flores Carrillo
Después de 12 horas de laborar, llega cansada a su casa, pero aun así está para atender a su niña, a quien no ve en todo el día.
Precisamente, asegura, su hija ha sido el motor que la motiva a seguir adelante, en no parar en lo que tiene que hacer para poder llevar el sustento que requieren ambas.
Como mamá
La joven comenta que su pequeña se siente identificada por el trabajo que desempeña, ya que han sido varias las ocasiones que le pide que la lleve a ver las ambulancias.
Y es que al ver a las unidades de emergencia en la calle, la menor rápidamente las relaciona con su mamá, a la cual considera como toda una heroína, la que "salva vidas".
“Creo que es algo bueno lo que le dejo, el que ella tenga ese lado humanitario, el que le guste también ayudar, el ver por los demás al momento que se presenta una emergencia”.
Tiempos de Covid-19
Para el Día de las Madres, Cinthia celebrará la fecha al lado de su hija y su mamá, todos en la misma casa, donde se mantienen por la cuarentena originada por el coronavirus.
Por la contingencia no pueden hacer mucho, pero aún así, a su manera y con lo que tengan al alcance, festejará después de tres años de no poder hacerlo, porque siempre se encontraba en el trabajo.
Me va tocar, creo yo, hacer el pastel y estar todos ahí en la casa reunidos, me va a tocar este año recibir el 10 de mayo al lado mi niña y mi mamá, quien nos quiere mucho Cinthia Flores Carrillo
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Sin esperar nada a cambio, la joven socorrista guardará su uniforme para festejarse ella y a su mamá, pero un día después lo sacará de nuevo del clóset, para seguir en su labor de ayudar a los demás, acción que cada día la convierte en un mejor ser humano.
DATOS
7 años lleva como socorrista.
12 horas al día le dedica a su labor como socorrista.
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