Festejan el 110 aniversario de Malverde el santo del narco

Con tamboras y conjuntos norteños se festejó al “santo” Malverde.

Irene Medrano Villanueva

  · viernes 3 de mayo de 2019

Culiacán, Sin. ¡Somos buchonas y que…aquí estamos con nuestro santo que nos protege de todo mal! grita un par de mujeres hermosas.

Como cada año en la capilla construida en 1979 a unas cuantas calles de palacio de gobierno los fieles asisten a venerara su santo al que se le atribuyen toda clase de milagros, desde sanar enfermos hasta velar por la vida y el negocio de los narcos.

Son pasadas las siete de la mañana la música, el vino y hasta las armas que no son accionadas, sino que sólo los asistentes en la capilla de Malverde las presumen.

La música de una tambora, toca todo tipo de corridos, sin faltar el corrido del santo generoso. Gente metida en el narcotráfico, amas de casa se confunden, pese a que es temprano, la fiesta está en todo su apogeo, hombres vestidos de norteños gritan vivas al “santo” de su devoción.

Nada los detiene, el vino que han consumido durante toda la noche, los desinhibe, los vuelve más dicharacheros, brindan, invitan a uno que otro asistente que poco a poco se van concentrado en la famosa capilla del santo considerado por unos de los narcotraficantes y por otro el de los pobres.

En ese momento sobresalen los seguidores de Malverde que se dedican como ellos mismos lo presumen a la actividad ilícita.

“Gracias mi Malverde…permitiste que, durante este año, mi negocio se fuera pa riba”, dice un hombre fornido, quien juega con su sombrero y una pistola brillante.

Sin ningún recelo, cuatro hombres bien vestidos con una botella de Buchanans dicen que cada año, visitan a Malverde para darle gracias por los favores que reciben.



“Ahora le vamos a pedir que nos ayude, porque cada vez se pone más difícil la situación” dicen y abrazan a sus mujeres.

Sin recato alguno, una de ellas, menciona que llegaron desde las diez de la noche y ahí han estado festejando a su santo porque “cada vez que entro a u

na operación, me encomiendo a Malverde, ya llevo cerca de 15 cirugías y las que me faltan porque a mí “muñeco” le gusta que yo esté siempre bella”.

Al festejarse el 110 aniversario de su muerte en Culiacán, cada vez sus seguidores aumentan y así se constatan en el pequeño cuarto tapizado con fotografías, veladoras encendidas, flores frescas y los miles de milagros, sin faltar el del agradecimiento “Gracias Malverde por las bendiciones recibidas”.

Cada 3 de mayo, la Capilla de Malverde recibe a cientos de creyentes en este santo, no reconocido por la Iglesia católica, que vienen de diferentes estados del país.



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“Yo vengo desde Tala Jalisco”, confiesa Marisol Rojas, quien asegura que su familia es sumamente religiosa.

Asegura que ya tiene varios años visitando la capilla porque Malverde le concedió un favor que casi era imposible que se le cumpliera “salvó a mi hijo de un cáncer “que no se pierde

Un busto de yeso, mirada profunda, bigote y cejas pobladas, pelo negro, vestido con una camisa blanca y corbatín negro, es la imagen venerada.

A la imagen se le colocan cadenas de oro que hombres se desprenden de sus cuellos, sombreros, crucifijos y toda clase de objetos con el objetivo de que reciban la bendición del santo.

Jesús Manuel González, encargado de la Capilla de Malverde, niega que Malverde sea el santo de los narcotraficantes.

Para el hijo de Eligio González, difunto fundador de la Capilla, Malverde representa el santo de los pobres.

No es el santo de los narcos como dicen, es el santo de los pobres, del que venga y le pida con fe, él es el bandido generoso, el santo del pueblo.

Jesús Manuel González




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