/ sábado 17 de agosto de 2024

Frankie Oh! La disco excéntrica de los Arellano Félix en Mazatlán

Este lugar marcó una época de la segunda mitad de los ochenta a los primeros años de la década del 90 del siglo pasado en el puerto, pues todos querían estar ahí

Mazatlán, Sin.- En la segunda mitad de la década de los 80 Mazatlán estuvo marcado por una pesca de alta mar boyante, en medio de una crisis económica en el País que mantenía con el “cinturón apretado” a las familias porteñas.

Eran los tiempos de los “Airados”, ese grupo de pistoleros mazatlecos al servicio del Cártel de Tijuana al que todos temían, sus historias aterrorizaban.

Puedes leer: Supervisan avances del Modelo Homologado de Policía y Justicia Cívica en Mazatlán

Por ser un puerto estratégico Mazatlán se había convertido en la “plaza” de los Arellano Félix en Sinaloa, y al mismo tiempo necesitaban una válvula de escape para ser arropados por la sociedad mazatleca.

El mayor de ellos, Francisco Rafael Arellano Félix, llegó al puerto e inauguró una discoteca a la que llamó Frankie Oh!, rodeada de excentricidades en la que realizaban tardeadas para los adolescentes, conciertos musicales y peleas de box del histórico pugilista mexicano Julio César Chávez González.

La fila de celebridades que pasó por esa discoteca es larga.

Pero lo que lograbas ver en el interior te sorprendía, animales exóticos como leones y autos deportivos de lujo eran la fachada perfecta para tapar el verdadero negocio familiar: el trasiego de drogas hacia Estados Unidos.

El Frankie oh! marcó una época en las adolescencias mazatlecas, todos los menores de 11 a 17 años quería estar ahí para ver por sí mismos lo que les contaban quienes ya había ido al lugar.

Cada fin de semana el lugar era una locura, llenos totales, y “El Pancho” Arellano, como le llamaban, era el foco de las secciones de Sociales de los periódicos de la época.

Ataviado con sus camisas de natilla de seda, con el pecho semi descubierto y una cangurera que fue la marca patentada de su outfit, el mayor del clan Arellano Félix tenía gente que lo respaldaba pero también tenía detractores, principalmente entre las familias de abolengo que no toleraban que este personaje se fuera metiendo poco a poco en su círculo social.

El éxtasis que se vivía en Mazatlán en aquellos años necesitaba un lugar para desfogar la euforia de los ochenta, y qué mejor que un sitio frente al mar, único en su tipo.

Alumnos de secundaria en 1989. Foto: Cortesía / Coreli Ríos

¿Quién no visitó la disco siendo incluso alumno de secundaria en las famosas “tardeadas”?

Pero tras el asesinato del Cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo en el estacionamiento del aeropuerto de Guadalajara, en mayo de 1993, atribuido a los Arellano Félix por una confusión (el objetivo real era Joaquín Guzmán Loera “El Chapo”), la estructura del narco poder cambió y se tuvieron que hacer sacrificios, y en esa negociación con el Gobierno federal se ofreció el arresto de Francisco Rafael, el eslabón más débil del consorcio criminal.

Desde 1993, con la huida de “El Pancho” Arellano de Mazatlán, la discoteca fue abandonada y se convirtió en un inmueble fantasma, un sitio del culto al narcotráfico.

La propiedad fue incautada por la entonces Procuraduría General de la República.

Incluso, desde hace años se toma como punto de referencia en el puerto de los mal llamados “narcotours” que realizan transportistas de alquiler, como ocurre con los departamentos Miramar, donde fue recapturado “El Chapo” Guzmán en febrero de 2014.

En 2005, el Gobierno de Mazatlán implementó un programa de rescate visual de aquellos espacios del malecón que se encontraban destruidos y/o abandonados que afectaban la imagen de esa zona del puerto, entre ellos el edificio en ruinas que alguna vez albergó al famoso Frankie Oh!

Con lonas que anunciaban eventos artísticos-culturales, la discoteca fue cubierta para que no se vieran las ruinas en que se había convertido.

Años con perfil bajo

Luego de cumplir su condena en México fue extraditado a los Estados Unidos, y años después deportado al país donde desapareció de la vida pública.

Para esas fechas su hermano Ramón Eduardo ya había caído muerto el domingo 10 de febrero de 2002, en pleno día del primer desfile de Carnaval, y Benjamín, el líder de la familia, capturado en Puebla el 9 de marzo de 2002.

En 2014, durante un festejo familiar en Los Cabos, Baja California Sur, fue abatido por un sicario vestido de payaso.

Mazatlán, Sin.- En la segunda mitad de la década de los 80 Mazatlán estuvo marcado por una pesca de alta mar boyante, en medio de una crisis económica en el País que mantenía con el “cinturón apretado” a las familias porteñas.

Eran los tiempos de los “Airados”, ese grupo de pistoleros mazatlecos al servicio del Cártel de Tijuana al que todos temían, sus historias aterrorizaban.

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Por ser un puerto estratégico Mazatlán se había convertido en la “plaza” de los Arellano Félix en Sinaloa, y al mismo tiempo necesitaban una válvula de escape para ser arropados por la sociedad mazatleca.

El mayor de ellos, Francisco Rafael Arellano Félix, llegó al puerto e inauguró una discoteca a la que llamó Frankie Oh!, rodeada de excentricidades en la que realizaban tardeadas para los adolescentes, conciertos musicales y peleas de box del histórico pugilista mexicano Julio César Chávez González.

La fila de celebridades que pasó por esa discoteca es larga.

Pero lo que lograbas ver en el interior te sorprendía, animales exóticos como leones y autos deportivos de lujo eran la fachada perfecta para tapar el verdadero negocio familiar: el trasiego de drogas hacia Estados Unidos.

El Frankie oh! marcó una época en las adolescencias mazatlecas, todos los menores de 11 a 17 años quería estar ahí para ver por sí mismos lo que les contaban quienes ya había ido al lugar.

Cada fin de semana el lugar era una locura, llenos totales, y “El Pancho” Arellano, como le llamaban, era el foco de las secciones de Sociales de los periódicos de la época.

Ataviado con sus camisas de natilla de seda, con el pecho semi descubierto y una cangurera que fue la marca patentada de su outfit, el mayor del clan Arellano Félix tenía gente que lo respaldaba pero también tenía detractores, principalmente entre las familias de abolengo que no toleraban que este personaje se fuera metiendo poco a poco en su círculo social.

El éxtasis que se vivía en Mazatlán en aquellos años necesitaba un lugar para desfogar la euforia de los ochenta, y qué mejor que un sitio frente al mar, único en su tipo.

Alumnos de secundaria en 1989. Foto: Cortesía / Coreli Ríos

¿Quién no visitó la disco siendo incluso alumno de secundaria en las famosas “tardeadas”?

Pero tras el asesinato del Cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo en el estacionamiento del aeropuerto de Guadalajara, en mayo de 1993, atribuido a los Arellano Félix por una confusión (el objetivo real era Joaquín Guzmán Loera “El Chapo”), la estructura del narco poder cambió y se tuvieron que hacer sacrificios, y en esa negociación con el Gobierno federal se ofreció el arresto de Francisco Rafael, el eslabón más débil del consorcio criminal.

Desde 1993, con la huida de “El Pancho” Arellano de Mazatlán, la discoteca fue abandonada y se convirtió en un inmueble fantasma, un sitio del culto al narcotráfico.

La propiedad fue incautada por la entonces Procuraduría General de la República.

Incluso, desde hace años se toma como punto de referencia en el puerto de los mal llamados “narcotours” que realizan transportistas de alquiler, como ocurre con los departamentos Miramar, donde fue recapturado “El Chapo” Guzmán en febrero de 2014.

En 2005, el Gobierno de Mazatlán implementó un programa de rescate visual de aquellos espacios del malecón que se encontraban destruidos y/o abandonados que afectaban la imagen de esa zona del puerto, entre ellos el edificio en ruinas que alguna vez albergó al famoso Frankie Oh!

Con lonas que anunciaban eventos artísticos-culturales, la discoteca fue cubierta para que no se vieran las ruinas en que se había convertido.

Años con perfil bajo

Luego de cumplir su condena en México fue extraditado a los Estados Unidos, y años después deportado al país donde desapareció de la vida pública.

Para esas fechas su hermano Ramón Eduardo ya había caído muerto el domingo 10 de febrero de 2002, en pleno día del primer desfile de Carnaval, y Benjamín, el líder de la familia, capturado en Puebla el 9 de marzo de 2002.

En 2014, durante un festejo familiar en Los Cabos, Baja California Sur, fue abatido por un sicario vestido de payaso.

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