Mazatlán, Sin.- Ángel Estrada es uno de los miles de turistas que llegaron a Mazatlán para vacacionar durante los días de Semana Santa; su sueño era conocer el mar y desde hace un año trabajó duro para ahorrar dinero y poder traer de vacaciones a su familia, sin embargo no todo fue como lo esperaba.
A las 7 de la mañana del lunes santo llegó al puerto procedente de un pueblo de la sierra de Chihuahua, se instaló en una casa de renta vacacional y unas horas después él, su esposa y sus tres hijos se alistaron para ir a la playa, se prepararon con comida, refrescos y botana con el objetivo de disfrutar todo el día de sol y mar.
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Llegaron a la playa Pinitos, colocaron toallas en la arena para sentarse, cuando de pronto llegó una persona y les impidió que lo hicieran con el argumento que ese lugar era de su negocio de renta de sombrillas y mesas. A Ángel y su familia no les quedó otra más que retirarse y buscar un espacio que no tuviera “dueño”.
Aunque es algo ilegal, durante este periodo vacacional en Mazatlán se han cometido irregularidades como la privatización y acaparamiento de las zonas de bañistas por parte de los prestadores de servicios turísticos.
El 22 de octubre de 2020, por decreto, el gobierno de México puso fin a la privatización de playas a favor de intereses particulares, por lo que los espacios quedaron abiertos para que las personas pudieran ejercer su derecho de libre tránsito.
En el puerto, cada temporada vacacional se da esta situación, incluso hay quienes delimitan los espacios con una cuerda, los mismos restaurantes piden su cuota al visitante y si quieren hacer uso de la playa en sus “espacios” hay que rentar una sombrilla. Y todo esto sucede sin que la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) ni la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) hagan algo al respecto.
Centro turístico de Sinaloa
Desde que Ángel llegó a Mazatlán quedó encantado, sobre todo cuando vio el largo Malecón, los hoteles, las grandes torres que se están construyendo, pero lo que más lo cautivó fueron sus playas.
“Es lamentable que sucedan este tipo de cosas, cómo corres a una persona de la playa, para empezar es zona federal, no es un terreno que se venda, puedes tener un permiso, pero lo que no se vale es que quiten a las personas que lleguen a la playa y se sienten en algún lugar, venimos a disfrutar de la playa, no a hacer maldades”, dice.
Mazatlán es prácticamente el centro turístico de Sinaloa y durante este periodo vacacional la Secretaría de Seguridad Pública estatal estimó una población flotante de más de un millón de personas en Semana Santa y Pascua, por lo que el caso de Ángel no será el único que se presente.
¿Privatizar playas es legal?
En la Isla de la Piedra, una de las playas más visitadas en Mazatlán, los restaurantes cada vez se extienden más hacia la zona de bañistas y no hay autoridad que regule la situación.
Las reformas a la Ley General de Bienes Nacionales establecen en el tercer párrafo del artículo 8 que el acceso a las playas marítimas y la zona federal marítimo terrestre contigua a ellas “no podrá ser inhibido, restringido, obstaculizado ni condicionado, salvo en los casos que establezca el reglamento”.
Asimismo, en un segundo párrafo para el artículo 127 se detalla que en caso de que no existan vías públicas, los propietarios de los terrenos colindantes con la zona federal marítimo terrestre deberán permitir el libre acceso a la misma, así como a las playas marítimas.
Finalmente se adiciona el artículo 154, que determina sanciones con multas entre tres mil y hasta 12 mil veces la Unidad de Medida y Actualización vigente a los propietarios de terrenos colindantes con la Zofemat o los titulares de concesiones, permisos, autorizaciones y acuerdos de destino que obstaculicen o condicionen el acceso a dicha zona y a las playas.
Acaparamiento total
En las vacaciones de Semana Santa y de Pascua las playas se llenan de personas, por eso muchos hoteles, restaurantes y prestadores de servicios turísticos que se ubican en la bahía toman un tramo de arena y mar para que sólo sus clientes puedan hacer uso de él, argumentando que son “privadas”.
Por lo menos veinte personas que se dedican a la renta de sombrillas, sillas, mesas y carpas están distribuidas en toda la franja costera, en alrededor de 21 kilómetros de longitud, dejando sólo un pequeño espacio libre para bañistas.
La renta de una sombrilla, una mesa y cuatro sillas cuesta 300 pesos. También se puede rentar la sombrilla sola en 150 pesos y la mesa con cuatro sillas en 150 pesos.
Al abordar a una de las personas que se dedican a este tipo de negocio, aseguró que ya tiene tres años que cuenta con el permiso por parte de Semarnat y que está con todos sus papeles en orden, los cuales le brindan una concesión de la zona en donde se ha instalado.
Restringen actividades
Otro problema lo constituyen los prestadores de servicios de turismo náutico, quienes con sus equipos como lanchas, veleros, bananas y paracaídas, se mezclan entre los miles de bañistas, obstruyendo la visibilidad y los espacios para poder disfrutar de la playa.
A lo largo del Malecón durante todo el año se pueden observar decenas de personas que se dedican a la prestación de este servicio, pero durante los periodos vacacionales estos se multiplican y en ocasiones dificultan el tránsito de las personas y ocasionan accidentes.
“Sabemos de la situación, el bananero, paracaídas, el del jet sky, el que renta kayak, sillas, mesas y el vendedor ambulante, ya se tuvo acercamiento y diálogo con ellos, van a respetar en estas vacaciones lo que es la zona y el espacio de lo que les marca la concesión que tienen como tal”, expresa Eloy Ruiz Gastélum, coordinador de Protección Civil municipal.
Admitió que los miles de visitantes en las playas y los prestadores de servicios dificultan la reacción inmediata en caso de presentarse un incidente en la zona de playa del puerto.
“Sería deshonesto decir que no, pero para ello el plan de operaciones en cuestión de prevención en la zona de playa considera esta situación, contamos con diferentes puntos de atención a cualquier eventualidad que se pueda llegar a presentar en la bahía mazatleca, una para que la gente esté tranquila, confiada y sepa que estamos ahí, y otra para minimizar los tiempos de respuesta de atención en caso de que sea necesario”.
El funcionario destacó que no pueden transitar vehículos particulares dentro de la zona de playa, ningún tipo de vehículo, motocicletas, o cuatrimoto, solamente unidades oficiales.
¿Y la supervisión?
Personal de Oficialía Mayor realiza recorridos por toda la zona costera de Mazatlán para evitar irregularidades.
Multas
Las sanciones por acaparamiento de espacios en la playa son de 3 mil a 12 mil veces la UMA que es la Unidad de Medida y Actualización; es decir, multas de 253 mil a más de un millón de pesos.
Dato
21 kilómetros de longitud tiene la franja costera de Mazatlán.