Mazatlán, Sin.- Las embarcaciones camaroneras que se encuentran amarradas en el muelle pesquero del Parque Alfredo V. Bonfil en Mazatlán, cada temporada desembarcan toneladas de historias que viven en altamar, entre ellos hay pescadores que tienen casi 60 años de experiencia.
Los tres mil 500 tripulantes, entre patrones, motoristas, cocineros, marineros y pavos de la flota camaronera, conformada por 500 barcos, cuentan una serie de relatos más humanos en los que privan la amistad y hermandad formada por horas, días y meses de recorrer juntos las aguas del Pacífico mexicano.
En un recorrido por el muelle pesquero, donde los pescadores preparan los barcos camaroneros para salir a la pesca, se recopilan vivencias llenas de valentía, acompañadas de coraje, sustos, sueños, ilusiones y alegrías.
Para Agustín González Contreras, patrón de la embarcación Propemex A 45, en los 41 años que tiene de pescador tuvo una experiencia muy amarga, que la recuerda como si hubiera sido ayer, pues se le hundió un barco y se ahogaron 4 de los 8 tripulantes.
El hombre, de 61 años, recuerda que fue el 14 de octubre de 1994 cuando tuvieron una ruptura del casco y el barco se llenó de agua, se hundió por El Faro, trataron de llegar a él, pero desgraciadamente los compañeros se golpearon en las piedras y se estrellaron.
Nos salvamos el patrón, el ayudante y dos pavos, se ahogaron el motorista, el cocinero y los dos marineros. Fue muy difícil, duré casi 18 horas en el agua, con un chaleco y una puerta del barco flotando, hasta que me rescató un barco, fue una experiencia muy amarga, eso ocurrió hace 25 años
Agustín González Contreras
Don Agustín, se embarca desde que tenía 20 años, empezó como pavo, después fue marinero, ayudante de motorista y desde 1985 es patrón, donde ha vivido un sin número de riesgos, están expuestos a todo tipo de peligro en altamar, una vez que inicia la temporada salimos a la pesca, sin saber si vamos a regresar.
Mucha gente dice que en el mar la vida es más sabrosa, pero es mentira, es muy dura, pero esto me gusta y apasiona, y es lo que sé hacer, desgraciadamente yo no tuve estudios más que la primaria, y lo que sé hacer es sólo pescar, de ahí saco para mantener a la familia, tengo cuatro hijos, tres casados y estudiados, y la última que está por terminar la escuela, pero de aquí ha salido todo
Agustín González Contreras
PESCADOR NATO
El caso de Javier Michel Andrade es un poco diferente, pues ha trabajado en altamar desde hace 59 años, y hace 25 años pudo comprarse dos barcos que administra su esposa, ya que a sus 76 años es el capitán de uno de ellos.
Señala que desde los 17 años empezó a embarcarse de pavo, y a los 23 años se hizo patrón porque le gustó la pesca, quiso progresar y gracias a Dios le ha ido bien. A su edad reconoce que disminuye el trabajo porque ya no tiene la juventud y la fuerza, pero tiene la experiencia, orgullo, dignidad y ganas de seguir trabajando.
Yo soy pescador nato, de 23 años me hice patrón, aquí estoy arriba de los barcos, yo no me dejo de los patrones, me ganan porque traen barcos grandes, pero si yo trajera un barco grande me potreaba con ellos, porque sé trabajar y navegar afuera
Michel Andrade.
Manifiesta que cada año la situación es más difícil para el sector, y en su caso desde que amarra el barco empieza a arreglarlos como puede, repara las máquinas, artes de pesca, hace trabajo de pintura, soldadura y carpintería.
SUSTOS Y ALEGRÍAS
El patrón del buque Carla Josefina, comenta que en casi toda una vida que tiene en la actividad le han tocado sustos, temores en el mar con ciclones, marejada, pero alegrías en la producción, pues le han tocado lances hasta de una tonelada, 300 y 200 kilos de camarón.
La pesca tiene de todo, sin embargo es un negocio muy sano, productivo, y lo estamos echando a perder. Yo ya tengo mucha experiencia, cuando avisan que hay un ciclón, si ando muy arriba me vengo bajando, si veo peligro entro a puerto, no me quedo por la avaricia de agarrar camarón o la falta de experiencia, como algunos
Carla Josefina
Abunda que cuando están en el mar y se enfrentan a un huracán, lo que se le viene a la mente es persignarse y encomendarse a Dios, “cuando ya te agarra lo toreas, sobrevives o te hundes con todo y barco”, mencionó.
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Recuerda que el huracán Ismael, que dejó cientos de pescadores muertos, hubo barcos que se hundieron y se ahogaron tripulaciones completas, porque los agarró desprevenidos y no atendieron las recomendaciones. “Un patrón siempre cuida y protege a su gente”, concluyó.
DATOS
- 500 barcos integran la flota camaronera.
- 3,500 tripulantes, entre patrones, motoristas, cocineros, marineros y pavos, conforman la flota pesquera.
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