Rosario, Sin.- Aunque para quienes lo realizan de manera concurrente ya se ha convertido en algo normal, para quienes lo viven por primera vez se convierte en un “deleite”.
Se trata de la travesía que tienen que vivir los habitantes de las comunidades de la sierra, principalmente de la sindicatura de La Rastra, para poder llegar a la cabecera.
Enrique Quintero, quien en su época de niñez y juventud vivió en la sierra, relata las vivencias y los recuerdos que tiene de cuando tenía que madrugar para agarra el camión y llegar con la “cara polveada” por los caminos de terracería de la sierra.
Dice que como en cada rancho de la sierra, los primeros sonidos que se escuchan son el canto de los gallos y el rebuznar de los burros, los cuales se logran apreciar justo antes de que salga el sol.
Pero además de esos ruidos de la naturaleza, en el poblado de La Rastra, uno de los sonidos peculiares es el claxon del camión que anuncia la hora de salida con rumbo a Rosario.
"Hablando de La Rastra, también los despierta el fuerte sonido del claxon de la corrida, pues así les indica que está próxima a salir, aunque la verdad para esa hora ya mucha gente ha venido a esperarla, pues agarran tiempo", dice.
Algunos están en la banca de la tienda de con doña Florita, y otros sólo bajan a hacerle encargues al chofer del camión, en la segunda vez que pita, la corrida empieza a caminar a paso lento por la calle principal, para subir por la calle donde se ubica la secundaria, ya para cuando llega en la dirección de la secundaria ya son varias personas que lleva a bordo. De ahí baja para la zona conocida como “la plaza” y retorna a la calle principal, en donde se siguen subiendo personas que han esperado a que dé la vuelta.
Luego de este recorrido que lleva a cabo por las calles del pueblo, toma camino con rumbo a Rosario, trayecto en el cual es característico que la gente se tape la cara o la boca, para evitar “tragarse” el polvo que se levanta en el camino.
"Entonces sí, a comer polvo, porque se viene rumbo a la comunidad de Colomo y de ahí fuga hasta El Carrizo, Cebollitas, Llano de la Palma, Charco Hondo, Palmarito, pasa por el crucero de Otatitán, todo este trayecto se sigue subiendo gente, pasa por San José, Matatán, y ya el tramo hasta El Rosario se hace más corto".
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Al concluir, dice que aunque en la mayoría de las ocasiones, la gente que baja de las comunidades lo hace “por mera necesidad”, el caminar y atravesar los caminos de la sierra de Rosario es un verdadero "deleite", ya que en estos lugares se respira aire puro, lo cual no se logra percibir en cualquier lugar.
"Para la mayoría, el bajar a El Rosario no es por gusto, ya que vienen al mandado o arreglar otros asuntos, pero si lo vemos de otro lado, es un gusto caminar por esa sierra".
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