Escuinapa, Sin.- Sólo con las fuerzas de sus manos como herramienta principal para el trabajo, Rafael Huaira logra mantener con vida la fabricación de sillas de palma, un oficio tradicional en su familia.
El pequeño taller de "Rafa" se encuentra ubicado en el patio de su casa, debajo de un galerón, el cual está elaborado con techo de cartón y hule, sosteniéndose de unos viejos horcones de madera.
Él forma parte ya de una tercera generación de su familia, quienes se dedican a llevar a cabo la elaboración de estas sillas.
"Mi abuelo fue quien inició con esto, luego le siguieron mi papá Pedro y sus hermanos, y ahora ya seguimos nosotros, este taller es donde mi papá trabajó hasta que falleció, yo apenas tengo como nueve o diez años que me dedico de lleno a trabajar en esto".
Expuso que la materia prima para poder fabricar las sillas y otros muebles que han ido innovando son la palma y el árbol de guásima, ya que con los palos de dicho árbol se forma la estructura de la silla y con la palma es el tejido.
Comenta que para poder fabricar una sola silla se lleva un promedio de dos a tres días, ya que principalmente se tiene que acudir a los montes a buscar la madera.
"Para darle forma a la madera, con un machete que le llamamos sajo, con ese iniciamos a irlo bajando, hasta darle la forma requerida, y ya se da paso para armarla e iniciar a tejerla, el tejido se lleva en promedio un día o día y medio".
Pese al esfuerzo y trabajo que conlleva elaborar una silla, el precio por estas resulta ser bajo, ya que en promedio las vende en 350 pesos.
Además de que cada vez se les complica más poder encontrar el material requerido para elaborarlas.
El trabajo tradicional que lleva a cabo Rafael y su familia ha traspasado fronteras, ya que ha formado parte de muestras artesanales en diversas partes de Sinaloa y del país, además de que hay familias que viven en el extranjero y que envían a personas a comprar sus sillas para llevarlas hasta sus casas.
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