Mazatlán, Sin.- El 16 de enero de 2011 la tranquilidad de la colonia Casa Redonda se rompió cuando un grupo de hombres armados irrumpió en la casa de Eva Leticia, de 22 años.
Aunque su objetivo era su pareja, también se llevaron a Eva a la fuerza y desde entonces su paradero es un misterio.
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Esa mañana no solo cambió la vida de Eva Leticia, sino que sumió a su madre, también llamada Eva, en un infierno y angustia que no ha cesado en más de 13 años.
"Busco a mi hija desde hace 13 años, ha sido un infierno para mí estar tras de ella y no encontrar repuesta y tampoco la ayuda de las autoridades, nunca ayudan, solamente aparentan, día tras día espero que ella llegue a su casa o por lo menos tener alguna noticia de ella", dijo Eva "P", madre de la desaparecida.
Recuerda qué fue lo que los hombres armados le dijeron a su hija aquella mañana de 2011.
"Mi hija desesperada les dijo: 'No, no se lo lleven por favor', para que no levantaran al novio, y le dijo un encapuchado: 'Tú también vente si tanto lo quieres', eso le dijeron, nunca se me va a olvidar", expresó.
Lucha incansable
A pesar del tiempo transcurrido, doña Eva nunca ha perdido la esperanza de encontrar a su hija con vida.
"La esperanza se va a morir junto conmigo, porque mientras yo esté, mi hija siempre va a tener a alguien que la esté cuidando", expresó con sollozo la madre de familia.
Durante los primeros años se aventuró en una búsqueda desesperada, ofrecía recompensa a quien pudiera darle cualquier información sobre el paradero de Eva Leticia.
Sin embargo, su clamor no ha recibido respuestas.
"Estuve buscando yo sola, no sabía eso de madres que buscaban hijos hasta ahorita, yo quisiera ir a las marchas, pero trato de dar con el paradero de mi hija, ellas buscan cuerpos, yo aún tengo la esperanza de encontrarla con bien", añadió.
Los días se convirtieron en semanas y luego en años, pero el silencio y la falta de pistas han sido devastadores.
"No hay pistas, no hay nada en concreto, con todo y que contraté gente externa para que me ayudara".
Respuestas en lo sobrenatural
La madre, en su afán de encontrar a Eva, recurrió incluso a brujos y "telépatas", confiaba en que alguien le daría indicios sobre el paradero de su hija. Sin embargo, cada intento resultó ser una decepción más.
"Me dejaron con el corazón destrozado y con más dudas, no sé qué se ganaban estafándome, solo dinero porque moral no tienen, yo estaba desesperada, busque todo tipo de ayudas, siempre me decían lo mismo, todos decían que ella estaba cerca de regresar, que venía en camino, que estaba bien", cuenta doña Eva, quien buscaba cualquier rayo de esperanza en medio de la desesperación.
Expresa que en una ocasión sí llegó a llorar delante de un brujo, pues éste fue el único que aparentemente fue sincero con ella.
"Era de Barrón el señor, me dijo que rezara mucho y que la encomendada a Dios, porque él no podía ver nada de ella con todo y su foto, me dijo que eso solo significaba una cosa y me tiré a llorar", agregó.
Amenazas e intimidación
Semanas después de la desaparición, mientras continuaba con su búsqueda, doña Eva fue interceptada por un vehículo. En su memoria aún resuena la amenaza: "Déjate de pend..., cuando queramos te diremos dónde está tu hija”, no se me olvida eso nunca, era cuando estaban de moda las trocas, venían ahí y me interceptaron por la iglesia de la Klein".
A pesar de la intimidación, ella no se rindió. Sin embargo, los hombres que la amenazaron nunca cumplieron con su promesa. Esa advertencia solo añadió más miedo a su vida y una mayor sensación de impotencia.
“‘Que sea lo que Dios quiera’, dije, a lo mejor y me terminan llevando con mi hija si seguía buscando", agregó.
A más de 13 años de aquella fatídica mañana, doña Eva no cesa en la búsqueda de respuestas.
“Solo quiero saber dónde está mi hija, aunque sea para llorar su ausencia”, dijo con voz quebrada.
Las muchas Evas
La historia de Eva Leticia es solo una de las muchas que reflejan el dolor de las familias en Sinaloa, quienes buscan y buscan a sus seres queridos en medio de la violencia y la impunidad.
El caso de Eva Leticia se mantiene como un testimonio vivo del sufrimiento de una madre que, a pesar del paso del tiempo, no detiene su lucha por encontrar, aunque sea una pista que la lleve al rastro de su hija.