Mazatlán, Sin.- En 1950 abrió sus puertas y desde entonces complace al paladar no sólo de los mazatlecos, sino también de los visitantes que acuden a este establecimiento que se encuentra entre las calles Ángel Flores y Carnaval, en el primer cuadro de la ciudad.
Desde joven, don Faustino Rentería se dirigía a la zona de la Puntilla para extraer uno de los manjares que más demandaban los clientes que acudían a su carreta de mariscos. Tras sumergirse a una profundidad considerable, el experimentado buzo se encargaba de sacar las conchas en las que se encontraba el suculento producto del mar: el callo de hacha.
Al comerciante lo acompañaba Elena, su hija, que desde los siete años y siempre a bordo de una canoa veía como su papá se ganaba el sustento para sacar adelante a su familia.
María Elena Rentería de León recuerda que cada mañana la vetusta panga de su padre se llenaba con las conchas, a las que le extraía “el callito” que posteriormente vendía a los comensales que llegaban a su establecimiento.
Me iba con él en la canoa, mi papá se metía al mar y sacaba el callo de hacha, llegábamos al puente Juárez, traía la canoa repleta del callo y pues lo traíamos ya a la venta.
María Elena
Entre las 10:00 y 11:00 de la mañana, asegura, el manjar marino ya se hallaba disponible en la pequeña carretita, donde su progenitor se encargaba de preparar los más ricos platillos del mar.
Mientras ella continuaba con sus estudios, el negocio de los mariscos era apoyado por sus hermanos mayores, quienes ayudaban a su papá en preparar, servir y cobrar los consumos diarios.
Le entra al quite
Por azahares del destino y por necesidad, a sus 13 años de edad, Elena tuvo que entrarle al quite al negocio que dirigía su papá, quien se encontraba un poco mal de salud.
Controlar las compras, así como las ganancias del establecimiento, fue la encomienda que le otorgó su papá en vida, un encargo que en su momento consideraba como difícil, y más a su corta edad.
La ausencia de su familiar, que iba de uno a dos días e inclusive hasta una semana, hizo que la joven tomara las riendas completas del comercio, al concluir su educación secundaria.
El trabajo, que con gusto realizaba para apoyar a sus papás, orilló a la adolecente a que tomara preparatoria en la noche, pues tenía que estar al pendiente, no obstante que de ahí costeaba sus estudios.
El nombre
Aunque el negocio lleva el nombre de “Mariscos Rentería”, normalmente es conocido como “Los Liguillas”, frase que se le tuvo que agregar, debido que así lo conocen los clientes.
El portar ligas en las muñecas para presionar las cubiertas de los vasos en los que servían los mariscos, hizo que el personal de la marisquería fueran llamados como los liguillas.
Los amigos de mis hermanos les decían los ligas, y siempre mencionaban vamos a comer con los ligas o oye liga te va llegar ostión bueno para ir a comer hoy en la tarde y pues así se le quedó al negocio.
María Elena
Precisamente, indicó, a raíz de las ligas que aún porta el personal en sus muñecas, es como el establecimiento comercial está registrado ante las autoridades de comercio.
Recuerdos
En la memoria de Elena viven recuerdos que son imborrables, todos relacionados con su trabajo, pues durante el tiempo que ha estado al frente le ha tocado ver un sinfin de transformaciones.
Las típicas arañas, como nombra José Alfredo Jiménez en su Corrido de Mazatlán al transporte que era jalado por mulas, es lo que le tocó presenciar al momento que descendían los clientes de dichas carretas.
Al paso de los años, menciona, dicho medio fue sustituido por vehículos como los taxis, que frente a su negocio tenían su sitio, aunque posteriormente fue cambiado.
Comensales famosos
No tienen fotos de ellos, pero a la marisquería han acudido a comer famosos artistas de la época de los 70 y 80 e inclusive hasta políticos que marcaron la historia del país.
En su labor, Elena presume haber conocido a los cantantes Roberto Carlos, César Costa, Roberto Jordán, Marcela Rubiales, Carlos Lico, Johny Laboriel y agrupaciones como Los Fredys, Los Babys, Los Hermanos Castro, entre otros.
El ser casi la única marisquería del puerto en aquellos años, un amigo que trabajaba para el extinto hotel Camino Real llevaba a comer mariscos a los artistas que hacían temporada en el puerto.
En una ocasión, a la marisquería llegó un señor que bajó de una camioneta negra, el cual era acompañado por un ‘guarura’, pidió una orden de callos para después irse y al siguiente día por las noticias se dio cuenta que se trató de Fidel Velázquez, entonces dirigente de la CTM.
Hasta el último momento
A 36 años de la partida de don Faustino, María Elena comenta que el legado del negocio quedó en sus manos y ahora es dirigido por toda su familia, entre su esposo, hijos y hasta yernos.
Reconoce que de 1950 al 2020 han cambiado muchas cosas, que han tratado de sacar adelante para que la clientela continúe en su preferencia, ya que no es lo mismo el costo del plato de callo de 2 a 5 pesos o 22 centavos la orden de ostión de aquel entonces.
Con 47 años dirigiendo el establecimiento, la comerciante dice que seguirá al frente hasta el último momento. Mientras tenga vida seguirá en la preparación de mariscos frescos. ¡Y va por otros 70 años!
DATOS
1950 fue el año en que abrió sus puertas Mariscos Rentería.
13 años tenía María Elena cuando comenzó en el negocio.
47 años lleva María Elena al frente del negocio
FAMOSOS
En Mariscos Rentería han comido famosos como Roberto Carlos, César Costa, Roberto Jordán, Marcela Rubiales, Carlos Lico, Johny Laboriel y agrupaciones como Los Fredys, Los Babys y Los Hermanos Castro, entre otros.
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