/ sábado 13 de julio de 2019

La historia de Don Tino: toda una vida entre tijeras y navajas

El mazatleco es de los pocos sobrevivientes de las tradicionales barberías en Mazatlán

Mazatlán, Sin. El cuidado de la belleza masculina ha cobrado un nuevo auge en la actualidad con el surgimiento del concepto Barber Shop, que obedece a una tendencia estadounidense que pelea el mercado con las barberías tradicionales, y que llena de negocios de este giro por toda la ciudad.

De las tradicionales y emblemáticas peluquerías y barberías de antaño, sólo quedan unas cuantas, entre ellas la de Don Florentino Ríos Salazar, que se ubica por la calle Teniente Azueta, en el Centro de Mazatlán.

Originario de la sierra de El Rosario, este hombre de 84 años de edad, ha dedicado 73 años de su vida a este oficio, que dice, seguirá hasta que sus fuerzas se lo permitan, o de plano hasta que ya nadie llegue a su peluquería, ya que la demanda ha caído considerablemente.

Don Tino

A los 11 años de edad inició cortando el cabello a niños en una comunidad serrana en Chele, Rosario, donde como aprendiz tenía que pagar a sus modelos de corte, para poder formarse en este trabajo que le ha dado para vivir prácticamente toda su vida.

Él tenía un pariente que era peluquero en el pueblo serrano donde vivía, y de ahí le gustó este oficio, al ver su padre ese interés le compró su primera máquina de mano, la cual guarda como recuerdo y un gran cariño.

Don Tino en plena faena.

Años después, la familia se vino a Chicuras de Villa Unión a cortar caña, y él siguió aprendiendo a cortar el pelo, hasta que en 1953 llegó a Mazatlán, donde empezó a trabajar formalmente como peluquero.

Llegué trabajando con un chino, de ahí me fui a otra peluquería, por donde estaba el cine Zaragoza, ahí me estuve como tres años, luego nos fuimos por la Aquiles Serdán, donde duré 27 años, y aquí en este lugar tengo ya 36 años.

Florentino Ríos Salazar

Con 66 años como peluquero en Mazatlán, ha sobrevivido ante la competencia de las modas, la mayoría de sus clientes a quienes les corta el pelo y rasura es gente adulta, a los que conserva desde hace muchos años, ya que son pocos los jóvenes que llegan.

Y es que desde el 2015 a la fecha, casi después de cinco décadas de tener "su época de oro", el negocio de las estéticas masculinas volvió a cobrar fuerza, ahora como Barber Shop.

En el pasado, dicho oficio se caracterizaba por ser realizado por hombres de edad avanzada, sin embargo, hoy en día son los jóvenes quienes han incursionado en este negocio, el cual ha adquirido mucha fuerza y un auge económico evidente en muchas ciudades.

Don Tino cortándo cabello

Con su filipina blanca, zapatos muy limpios, Don Tino está dispuesto a competir con la modernidad. Abre su local desde las 8:00 de la mañana y hasta las 7:00 de la tarde de lunes a sábado, su vista no le ha fallado ni mucho menos la destreza para manejar las máquinas de acero y doble acero, tijeras, peine, la navaja, que él mismo afila para realizar el corte de pelo y la rasurada que el cliente pide.

En su modesta y pequeña peluquería espera pacientemente sentado a que lleguen los clientes, que lamentablemente ya son pocos. En sus mejores épocas hacia más de 20 cortes diarios y en la actualidad en un buen día apenas si llegan a 10.

Las llamadas estéticas han acabado con las peluquerías, los muchachos y hasta los no tanto, las prefieren porque son atendidos por muchachas. Años atrás nos iba mejor, había menos competencia, ahora hay muchas barberías y cobran barato

Florentino Ríos Salazar

Señaló que nunca fue a la escuela a aprender corte de pelo, este noble trabajo le dio para sacar adelante a su esposa y dos hijas, y todavía le da para vivir, pues al fallecer su compañera vive con su hija menor.

A lo largo del tiempo le ha cortado el pelo a mucha gente importante, entre ellos recuerda que tuvo por 30 años como clientes a los cantantes Luis Pérez Meza y José Ángel Espinoza “Ferrusquilla”.

Mi hija ya quiere que me retire, pero mejor aquí espero a ver quién llega… o por lo menos un amigo, para platicar. Hasta que Dios me deje trabajaré, ya que no pueda me tengo que recoger en mi casa

Florentino Ríos Salazar

Y mientras los clientes se animan a entrar a su peluquería, Don Tino sigue a la espera, dispuesto a hacer un corte moderno o uno tradicional. Nunca ha pensado en buscar otro trabajo, pues es lo único que sabe hacer. Las navajas, tijeras y rasuradoras forman parte de su esencia. Y ahí seguirá, al ‘pie del cañón’.

DATOS

84 años de edad tiene Don Tino.

73 años de su vida ha dedicado al oficio.


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De las tradicionales y emblemáticas peluquerías y barberías de antaño, sólo quedan unas cuantas, entre ellas la de Don Florentino Ríos Salazar, que se ubica por la calle Teniente Azueta, en el Centro de Mazatlán.

Originario de la sierra de El Rosario, este hombre de 84 años de edad, ha dedicado 73 años de su vida a este oficio, que dice, seguirá hasta que sus fuerzas se lo permitan, o de plano hasta que ya nadie llegue a su peluquería, ya que la demanda ha caído considerablemente.

Don Tino

A los 11 años de edad inició cortando el cabello a niños en una comunidad serrana en Chele, Rosario, donde como aprendiz tenía que pagar a sus modelos de corte, para poder formarse en este trabajo que le ha dado para vivir prácticamente toda su vida.

Él tenía un pariente que era peluquero en el pueblo serrano donde vivía, y de ahí le gustó este oficio, al ver su padre ese interés le compró su primera máquina de mano, la cual guarda como recuerdo y un gran cariño.

Don Tino en plena faena.

Años después, la familia se vino a Chicuras de Villa Unión a cortar caña, y él siguió aprendiendo a cortar el pelo, hasta que en 1953 llegó a Mazatlán, donde empezó a trabajar formalmente como peluquero.

Llegué trabajando con un chino, de ahí me fui a otra peluquería, por donde estaba el cine Zaragoza, ahí me estuve como tres años, luego nos fuimos por la Aquiles Serdán, donde duré 27 años, y aquí en este lugar tengo ya 36 años.

Florentino Ríos Salazar

Con 66 años como peluquero en Mazatlán, ha sobrevivido ante la competencia de las modas, la mayoría de sus clientes a quienes les corta el pelo y rasura es gente adulta, a los que conserva desde hace muchos años, ya que son pocos los jóvenes que llegan.

Y es que desde el 2015 a la fecha, casi después de cinco décadas de tener "su época de oro", el negocio de las estéticas masculinas volvió a cobrar fuerza, ahora como Barber Shop.

En el pasado, dicho oficio se caracterizaba por ser realizado por hombres de edad avanzada, sin embargo, hoy en día son los jóvenes quienes han incursionado en este negocio, el cual ha adquirido mucha fuerza y un auge económico evidente en muchas ciudades.

Don Tino cortándo cabello

Con su filipina blanca, zapatos muy limpios, Don Tino está dispuesto a competir con la modernidad. Abre su local desde las 8:00 de la mañana y hasta las 7:00 de la tarde de lunes a sábado, su vista no le ha fallado ni mucho menos la destreza para manejar las máquinas de acero y doble acero, tijeras, peine, la navaja, que él mismo afila para realizar el corte de pelo y la rasurada que el cliente pide.

En su modesta y pequeña peluquería espera pacientemente sentado a que lleguen los clientes, que lamentablemente ya son pocos. En sus mejores épocas hacia más de 20 cortes diarios y en la actualidad en un buen día apenas si llegan a 10.

Las llamadas estéticas han acabado con las peluquerías, los muchachos y hasta los no tanto, las prefieren porque son atendidos por muchachas. Años atrás nos iba mejor, había menos competencia, ahora hay muchas barberías y cobran barato

Florentino Ríos Salazar

Señaló que nunca fue a la escuela a aprender corte de pelo, este noble trabajo le dio para sacar adelante a su esposa y dos hijas, y todavía le da para vivir, pues al fallecer su compañera vive con su hija menor.

A lo largo del tiempo le ha cortado el pelo a mucha gente importante, entre ellos recuerda que tuvo por 30 años como clientes a los cantantes Luis Pérez Meza y José Ángel Espinoza “Ferrusquilla”.

Mi hija ya quiere que me retire, pero mejor aquí espero a ver quién llega… o por lo menos un amigo, para platicar. Hasta que Dios me deje trabajaré, ya que no pueda me tengo que recoger en mi casa

Florentino Ríos Salazar

Y mientras los clientes se animan a entrar a su peluquería, Don Tino sigue a la espera, dispuesto a hacer un corte moderno o uno tradicional. Nunca ha pensado en buscar otro trabajo, pues es lo único que sabe hacer. Las navajas, tijeras y rasuradoras forman parte de su esencia. Y ahí seguirá, al ‘pie del cañón’.

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