Mazatlán, Sin.- Cuando José Rafael tenía un año de edad, su madre se dio cuenta que algo no estaba bien con él, le llamaba por su nombre y no respondía, por lo que decidió llevarlo al hospital, donde le dieron el diagnóstico de que era sordo.
Fue un cambio radical para ella, pues tuvo que adaptarse a la discapacidad de su hijo para poder guiarlo en su niñez y adolescencia de la mejor forma.
Ahora, José Rafael ya cumplió 34 años, es egresado del Instituto Tecnológico Superior de Sinaloa en Diseño Gráfico, actualmente labora en el departamento de Atención Ciudadana del Ayuntamiento, y se apoya de un aparato auditivo para poder escuchar.
Aprendí a hablar a los tres años, con la ayuda del aparato auditivo, porque sin aparato no puedo escuchar, también con el auxilio de terapistas del lenguaje José Rafael
Aunque al principio no aceptaba que era sordo, con la ayuda de su primo, que padecía lo mismo, poco a poco se fue descubriendo a sí mismo, mejoró su comunicación, incluso aprendió el lenguaje de señas. Ahora se siente muy orgulloso de ser la persona que es.
Ha sido muy difícil encontrar un trabajo, pero hubo una recomendación y me aceptaron ahí en el Ayuntamiento. Las personas piensan que por mi discapacidad no me puedo comunicar, pero sí lo puedo hacer, por mensaje, por escrito, incluso hablar por teléfono José Rafael
Su estancia en la universidad transcurrió sin problemas, siempre tuvo el apoyo de sus compañeros y maestros; en cambio, la secundaria y preparatoria fueron muy pesadas para él, pues sufrió discriminación y burlas.
Comenta que hay muy poca oferta laboral para personas con esta discapacidad, en su mayoría son en áreas de limpieza, afanadores, pintores, son minoría los que realmente pueden encontrar un trabajo y que sea bien redituado.
Si hay algo que le molesta es el estigma que las personas tienen sobre la forma de vida de los sordos, pues muchos piensan que no pueden hacer nada y hasta se la llegan a creer, pero la realidad es que las personas no conocen a fondo esa discapacidad, al contrario, son pocos los que se involucran con ellos.
También la misma familia, al darse cuenta que tiene un hijo sordo, lo apartan de la sociedad, no lo aceptan tal y cómo es, ignoran cómo ayudarlos, pasan la primaria y secundaria sin saber lengua de señas o desarrollar la escritura, sólo hay comunicación con mímica, con señas caseras, piensan que no hay otra forma de comunicación.
Además de trabajar en Atención Ciudadana, donde su función es ser intérprete de la comunidad sorda, aunque también trabaja con oyentes, realiza trabajos de diseño gráfico y en ocasiones juega futbol con un amigo. Recientemente inició con la impartición de un curso de lengua de señas, como parte de la iniciativa del Sistema DIF en el Centro Integral de Desarrollo Social, en el Infonavit Playas.
Hace semanas, la presidenta del DIF me hizo una propuesta para que pudiera dar lengua de señas y hace tres sábados empezamos a dar el curso, fue mi primera experiencia con mis alumnos y cada que termina la clase les preguntan que si les gusta y dicen que sí José Rafael
De momento tiene 15 alumnos y comenta que está bien así, pues puede interactuar mejor con ellos. Al principio se sentía nervioso, pero después aprendió cómo manejar las clases y tratar a sus alumnos, a los cuales observa muy contentos y motivados por aprender a comunicarse con el lenguaje de señas.
Mi más grande meta, entre otras, es seguir con el curso de lengua y apoyar a niños sordos para tener mejor educación, me gustaría aconsejar a las personas, ayudar a entenderlos para que convivan personas sordas y oyentes. Que haya un curso para todos, asesorar a los padres de familia que tienen hijos sordos, aprender más cosas, experiencias nuevas, conviviendo con las personas José Rafael
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TRABAJO
A sus 34 años, José Rafael es egresado del Instituto Tecnológico Superior de Sinaloa en Diseño Gráfico, actualmente labora en el departamento de Atención Ciudadana del Ayuntamiento e impartición de un curso de lengua de señas en el Centro Integral de Desarrollo Social, en el Infonavit Playas.
DATOS
34 años tiene José Rafael.
15 alumnos tiene en su curso de lengua de señas.
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