Mazatlán, Sin.- Rolando Vázquez debutó en el circo a los 7 años de edad con un acto de malabares junto a sus primos; a los 12 compartió el escenario junto a su padre en el show de payasos y a los 14 hizo su primer solo. Salir a la pista y escuchar los aplausos de la gente no eran para él un trabajo, sino una diversión.
Él sigue el legado de su familia que ha trascendido de generación en generación. No solo porque nació en el circo, pues ya traía en las venas el don de hacer reír a la gente. Nació para seguir los pasos de su padre, "Rolando, el rey de los payasos".
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Su propósito, más que divertir a las personas, es hacerles olvidar, aunque sea por unos minutos, sus problemas y sacarlas de la rutina de la vida diaria.
"El hecho de que vengan al circo y que por dos horas se les olviden un poco todos sus problemas es algo muy mágico, que me apasiona, me gusta mucho; cuando sale la gente de la función yo estoy despidiendo al público y muchas señoras, señores grandes, siempre me dicen: 'hace mucho que no me reía tanto', 'hace mucho que no me divertía con mi familia, muchas gracias', y yo creo que ese es el motivo principal del circo", expresó.
Dice que no le gusta usar peluca, ni mucho maquillaje, para no asustar a los niños, pero lo que sí no puede faltar es la peculiar nariz roja y los característicos "zapatotes".
A sus 22 años, el joven es testigo de una serie de cambios que está experimentando el circo: el hecho de que ya no les permiten trabajar con animales, la pandemia del Covid-19, con la que tuvieron que hacer "circo maroma y teatro" para sobrevivir, la captación de nuevas audiencias y la modificación o eliminación de algunas rutinas.
La escena circense, contrario a lo que pudiera pensarse, se complementa de varias áreas o disciplinas, donde la preparación y la actualización son esenciales.
"Se necesita también aprender de todo un poco, en la pandemia yo tomé cursos de teatro, de actuación, de stand up, que te dan herramientas para saber cómo estructurar una rutina, un chiste y que al final es para divertir a la gente, hacerla reír".
Para estos rumbos de Sinaloa, comenta que a los adultos y adultos mayores les gusta mucho asistir a la función de circo, lo que considera una tradición muy bonita, pero ante el boom de las tecnologías, las nuevas generaciones tienen otros intereses.
"Antes no había teléfonos, internet, todo ese tipo de cosas, entonces sí cambia mucho la mentalidad de los niños, ya están más despiertos y los jóvenes ni se diga, ya no llamas su atención tan fácil. Los muchachos de 18 o 20 años son un público que ahorita estamos atrayendo por redes sociales".
También la evolución de la sociedad se ha visto reflejada en el arte circense.
"Anteriormente había algunas rutinas donde salían los payasos vestidos de mujer, luego el esposo llegaba y le pegaba, pero ya se han eliminado esas escenas, porque la sociedad ha ido cambiando y la comedia también".
Para el joven payaso es un orgullo haber nacido y crecido en el circo. Lo que para otros es raro por el estilo de vida que llevan, para él es algo completamente normal, pues esto es lo que le heredaron sus antepasados.
DE GENERACIÓN EN GENERACIÓN
El Gran Circo Vázquez Hermanos fue fundado en el año de 1905 en San Miguel de Mezquital, Zacatecas, por el señor Manuel Vázquez; a la fecha han pasado ya cinco generaciones y se ha presentado en todos los estados de la República Mexicana e incluso en Estados Unidos.
Hoy día son cinco hermanos, de esta quinta generación, los que están al frente y son sus hijos, la sexta generación, quienes se encargan de realizar las funciones. Actualmente trabajan y colaboran 80 personas, desde el payaso hasta los electricistas y choferes de los camiones.
Debido al confinamiento social por la pandemia del Covid-19, pasaron alrededor de dos años sin trabajar, tiempo en el que tuvieron que vender algunas pertenencias, salir a la calle a vender alimentos preparados, emplearse en el campo, en oficios como la carpintería, para sobrevivir.
"Es difícil, pero esto a nosotros nos lo heredaron nuestros padres, un día estás en lugares donde hace muchísimo calor, otros donde hace muchísimo frío; con el hecho de tener que desarmar todo esto y llevárselo a otra parte ya es mucho trabajo", expresó el señor Manuel Vázquez, uno de los cinco hermanos.
EL FIN DE UNA ÉPOCA
Desde el año 2015, cuando entraron en vigor las reformas que prohíben circos con animales, se fue con ellos una parte esencial del espectáculo y también una considerable cantidad de audiencia.
"Se despidió a mucha gente, porque al no haber animales la gente ya no empezó a venir al circo, hay población a la que le gusta venir a ver los animales y nos hicieron una campaña de desprestigio y sin ningún motivo, sin siquiera venir a ver cómo vivían los animales", indicó.
Para Enrique, otro de los hermanos, fue más un asunto meramente político que de protección a los animales; les dijeron que los tenían que llevar a santuarios, pero en realidad no había a dónde llevarlos. Comenta que muchos circos dejaron a sus animales y al final todos terminaron muertos, o la mayoría; incluso algunos colegas tuvieron que cerrar definitivamente ante este duro golpe.
Tenían elefantes, changos, hipopótamos, camellos, caballos, leones... eran alrededor de 60 animales. A consecuencia de ello se quedaron sin empleo unas ochenta personas, entre domadores, veterinarios y cuidadores.
"Es muy triste para nosotros, ellos eran parte de nuestra vida. Nosotros nos los llevamos porque son parte de nuestra familia, un señor los está cuidando y cada vez que vamos los animales hasta lloran porque quieren venir al circo, ellos nacieron aquí", agregó.
De acuerdo a un censo realizado por la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales en el 2016, un año después de que entrara en vigor la nueva ley, se dijo que de los mil 298 animales censados en los 80 circos del país, no más de 300 estaban vivos, el resto fueron comprados por coleccionistas privados, vendidos a taxidermistas o cayeron en manos de traficantes de especies y ahora están convertidos en tapetes.
Muchos de los animales que aún permanecen vivos están en santuarios, siguen bajo resguardo de los circos, pero ya no trabajando, o fueron entregados a zoológicos, enfermos y deprimidos.
FUNCIONES
Una de las principales características, y que diferencian al Gran Circo Vázquez Hermanos de los demás, además de sus malabaristas, acróbatas y el show de la gigantesca Monster Truck "True Texas Armadillo", es su humor blanco.
"La función tiene todo lo de los circos, pero está muy bien preparada, los payasos, que es lo principal, nos esforzamos para que sean graciosos, el circo Vázquez siempre se preocupa porque los niños se diviertan mucho, los adultos y los mayores, y que sea un espectáculo blanco, que aprendan lo bonito que es el circo".
En los últimos años Rolando, sus primos y demás familiares han tenido que reinventarse en el arte circense para poder seguir en la actividad. Y lo mismo harán las próximas generaciones para seguir en el agrado de las personas y no morir en el olvido.
EN EL PUERTO
El Gran Circo Vázquez Hermanos actualmente hace temporada en Mazatlán. Está ubicado en la esquina de las avenidas Rafael Buelna y La Marina. La carpa tiene capacidad hasta para 700 personas y funciones todos los días a las 6:30 de la tarde y 8:45 de la noche. Los domingos, una función extra a las 4:00 de la tarde.