Culiacán, Sin.- El tiempo se detuvo hace cuatro años. En sus recuerdos la fecha está grabada. Desde el 26 de enero de 2017 María Isabel Cruz Bernal busca a su hijo desaparecido. Sus manos retratan su dolor. Están rasposas de tanto hurgar en la tierra, sus pies cansados de andar sin rumbo; pero su dolor es más fuerte para seguir buscando a Yosimar García Cruz, privado de la libertad en el municipio de Culiacán.
Para ella, desde aquel día, inició una transformación, en la que dejó de ser la madre trabajadora y ama de hogar, para convertirse en buscadora. Aunque, dice, las otras actividades no han quedado atrás, continúa haciéndolas; lo que sí ya no existe para ella, es un feliz Día de las Madres.
Con una escolaridad trunca, la madre de familia tuvo que aprender a estudiar la tierra, conocer todas las partes del cuerpo y utilizar herramienta como palas y güingos para emprender la búsqueda de su hijo que, hasta el momento, no ha dado positivo.
FORTALEZA DE MADRE
María Isabel, originaria del estado de Oaxaca, relata que desde pequeña ha sido una mujer trabajadora, se desempeñó laborando como mesera; a los 18 años se casó y decidió abandonar sus estudios cuando apenas cursaba la preparatoria para comenzar una nueva vida en Culiacán.
Me embaracé, tuve a mi primera hija a los 18 años, después volví a salir embarazada y al tiempo tuve a mi tercer hijo. Trabajé en todo, mesera, puse una tiendita y así logré sacar a mis hijos adelante pues ya era madre soltera.María Isabel Cruz Bernal
Para poder sacar a sus hijos adelante y poderles brindar el estudio que requerían, decidió poner un salón de belleza en el que, estuvo trabajando por más de 10 años, hasta que la triste noticia de que su hijo había sido privado de la libertad, cambió su vida para siempre.
“Mi hijo Yosimar era policía municipal de Culiacán. Cuando Yosimar desaparece yo estaba en Oaxaca de visita con mis padres cuando recibo esa trágica noticia o llamada. Fue el 26 de enero del 2017 como 6:45 de la tarde, me habla mi hijo el más chico y me dicen que se llevaron a Yosimar, ahí el tiempo se detiene y creo que sigue detenido”, expresó.
Estando en la ciudad de Oaxaca tomó un autobús a Ciudad de México para posteriormente llegar a Culiacán y empezar a buscar a su hijo.
AQUEL DÍA NO SE OLVIDA
En ese año 2017, cinco y dos días antes de la desaparición de Yosimar Cruz, también habían sido “levantados” dos de sus compañeros policías, lo que hizo a Maria Isabel reunirse con los familiares afectados para interponer una denuncia por desaparición, para que las autoridades comenzaran a buscarlos.
“Cuando llegó aquí trato de juntarme con la familia de los otros dos policías y veo que no habían hecho nada; y es cuando dije yo tengo que hacer algo yo por mi hijo. Todo quedó ahí, pero pudo más mi depresión y me tumbó, me tumbó dos meses yo ya estaba en cama y diario lloraba. Yo recreé en mi mente la imagen de cómo lo sacaron de mi casa y caigo en esa depresión. Incluso llegó un día y dije hoy me muero ya no puedo más con este dolor. Y ese día soñé o vi a Yosimar, no lo sé, pero me dijo ¡levántese de esa cama! Usted me tiene que buscar, usted tiene mucho trabajo”, recordó.
Fue a partir de ese sueño, que comenzó pegando fotografías de su hijo por todo Culiacán con la frase de ¡Se busca! pero fue hasta los ocho meses después que creó el colectivo de búsqueda llamado “Sabuesos Guerreras” y emprendió una búsqueda con rumbo desconocido en compañía de cuatro compañeras más.
“Tuvimos que hacernos expertas en conocer el cuerpo humano, tomábamos clases con un profesor de Hawai y hasta la fecha sigue dándonos clases de la oftalmología de todo lo que sea forense y todo eso lo aplicamos en las búsquedas”, reveló.
CAMBIO DE VIDA
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La primera búsqueda que emprendió junto a su colectivo de rastreadoras fue cerca del bulevar Zapata en un campo de fresas, sin embargo, el resultado dio negativo al no saber cómo escarbar sobre la tierra.
“A partir de esa búsqueda, conseguimos a alguien que nos explicara cómo buscar, y dimos con unas compañeras que también eran rastreadoras. Empezamos a ver cómo lo hacían y aprendimos. Pero fue hasta la cuarta búsqueda que encontramos el primer cuerpo rumbo a Mazatlán. Fuimos a buscar ahí porque una compañera tenía a su papá desaparecido y fuimos a ese lugar y encontramos un cuerpo a dos metros y medio. A partir de ahí afloran los sentimientos de que puede ser el tuyo, de que quieres que sea y a la vez no, son muchos sentimientos encontrados”, citó.
A tres años de la creación del colectivo, las rastreadoras han realizado más de 200 búsquedas en diferentes zonas de Sinaloa, de las cuales, 150 han resultado positivo donde se han encontrado varios restos humanos, pero hasta el momento, ninguno corresponde al de Yosimar.
“Yo no sé si está muerto, si está vivo, yo no sé dónde está. Tuvimos que aprender a llevar una bitácora, de quién se lo llevó, que policia, cuantos iban, hora, lugar, todo hasta el más mínimo detalle y apenas así nos dan información”, añadió.
IMPUNIDAD GALOPANTE
Cruz Bernal, reconoció el nulo trabajo que hacen las autoridades por encontrar a los desaparecidos, lo que ha orillado a más de 800 familias formar parte de los colectivos de rastreadoras y buscarlos con sus propias manos.
“Vamos a tomar un taller para empezar a leer la tierra, nos van a enseñar a estudiar la tierra por medio de los satélites, cómo saber si hay una fosa clandestina, nos vamos a evitar andar caminando a lo tonto. Somos pocas quienes lo vamos a tomar, tenemos que comprarnos un dron más grande, que penetre la tierra, nos hemos hecho expertas en todo”, aseveró.
Para María Isabel este 10 de mayo Día de las Madres no hay nada que celebrar, los festejos quedaron atrás, desde hace cuatro años que le arrebataron de las manos a su hijo y a quien no pierde la esperanza de encontrarlo, antes de que parta a otra vida.
“Yo no me quiero morir sin encontrar a mi hijo, quiero saber dónde está, como sea. No creo que lo encuentre y descanse, pero ¿y la justicia? tengo que pelear por ella. Para mi este 10 de mayo va ser como éstos últimos cuatro años, triste, yo sé que de dónde esté Yosimar recibo su abrazo y sé que está orgulloso de lo que soy ahora. No hay nada que celebrar”, concluyó.
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