Escuinapa, Sin.- La carretera Escuinapa - Teacapán es una ruta de la cual se cuentan muchas historias paranormales las cuales ponen a temblar ha todo aquel que le ha tocado vivir alguna situación.
Uno de estas historias, le sucedió a un pescador del municipio ha quien le tocó vivir un episodio el cual le hizo sentir miedo.
Fue por allá del 2018, Don Raúl es un pescador que tiene mas de 30 años en su ofició, todas las noches cuando el reloj marca las 9:00 pm el Señor se prepara para partir a su trabajo, monta su “Java” a su bicicleta, acomoda su atarraya y se marcha con la esperanza de que sea una buena noche para la pesca.
En una de esos días, el clima no parecía muy favorable para trabajar, el cielo relampagueaba y el aire soplaba un poco fuerte, pero a Raúl no lo detendría un poco de lluvia por lo que tomó su bicicleta y emprendió camino rumbo al sitio de La Estacada.
Al pasar por la gasolinera a orillas de las vías del tren lo alcanzó un viejo amigo en su motocicleta, esté le dijo que tuviera cuidado ya que el viento cada vez era mas fuerte y su bicicleta podría derrapar y caer; agradecido Raúl siguió su camino pero esta vez seria diferente a otros días.
A la altura de la vieja “Papalota” sintió como le faltaba el aire, un poco mareado volteo a su hombro derecho y miro a un hombre caminando por la orilla de la carretera con un costal vacío y un sombrero de palma, fue algo extraño ya que al momento de pasar y dejar ese tramo volvió a sentirse normal, el señor asustado por lo que había sucedido no desistió y siguió su caminó, al pasar por la “guanera” sintió un olor muy desagradable, como si algo putrefacto estuviera en la carretera, era un olor parecido cuando un animal muerto en avanzado estado de descomposición, nuevamente el aire comenzó a faltarle por lo cual bajo de la carretera y se detuvo por mas de 10 segundos, con la mirada al suelo y preocupado pensó en regresar a su casa, pero su destino “La Estacada” ya estaba muy cerca.
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Siguió su camino, al llegar al puente volvió a mirar al mismo señor sentado y con su costal a lado, Raúl no podía explicar como este señor había llegado primero que él, el cielo tronaba con una fuerza brutal y las primeras gotas de lluvia caían al agua, mas temprano de lo común por lo que Raúl se preparó para volver a casa, al querer tomar camino, su amigo aquél señor de la moto le ofreció ayudarlo con su java y su atarraya para que le fuese mas fácil volver, ligero y sólo con su bicicleta.
Raúl tomó la carretera con destino a su casa, pero antes de llegar, vendría lo peor de ese mal día, el cielo relampagueaba, el aire silbaba casi se podría escuchar que hablaba, a poco menos de 10 minutos camino se miraba a una persona de pie, era el mismo sujeto que había mirado horas antes, pero está vez asía una seña como si pedía “raite”, Raúl lo pasó sin mirarlo y siguió su marcha.
Poco después, Raúl comenzó a sentir su bicicleta mas y mas pesada, y aquel olor putrefacto volvió pero aun mas y mas fuerte, el viento soplaba y la lluvia no dejaba de caer; agotado y sin fuerza apenas pedaleaba y lo hizo así por varios minutos, cuando estuvo a punto de detenerse una luz brillante lo iluminó, Raúl al ver su reflejo en el pavimento miró como sí alguien o algo estuviese sentado en su “parrilla” y este ya tenia rato allí, se paró y volteo hacia atrás pero la luz aquella era de la moto de su compañero y no pudo ver nada.
Al detenerse en la orilla, su amigo le preguntó que si estaba bien, lo cuál Raúl le respondió que sí, pero que estaba muy cansado y que no sabía por que, pudo ver sido el viento respondió, pero lo que su amigo le dijo casi lo manda al hospital.
Su compañero le contó que desde lejos miró como alguien iba sentado en su parrilla, que desde que lo miró entre los relámpagos y la luz de su foco no logró identificar quien era, sólo logró ver que la persona a quien él llevaba tenía un sombrero de palma, el señor Raúl no podía creer lo que estaba escuchando, helado y haciendo memoria recordó a aquel señor extraño que caminaba a la orilla de la carretera.
Son varios los pescadores ha quienes le ha tocado vivir esta desagradable experiencia y que les ha sacado un gran susto.
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