Escuinapa, Sin. - Muchas son las historias que se cuentan en el municipio sobre apariciones de mujeres de blanco. Una de ellas es contada en la comunidad de Cristo Rey, ubicada en la zona del valle de Escuinapa.
Esta comunidad es una de las menos longevas que se tienen en el municipio, la cual fue conformada por familias de origen michoacano, quienes llegaron a trabajar en esta zona y ahí se quedaron a vivir.
Según lo relatado por habitantes de la comunidad, han sido ya varios habitantes los que han visto caminar a la mujer de blanco por las calles del centro del poblado.
Dicen que la primera ocasión en que le tocó a alguien verla fue por allá de los años 70. En esos años eran pocas las casas que le daban vida a la comunidad.
En el centro del poblado estaba un pequeño puesto de cena, ahí frecuentaba la gente del pueblo; un día, dos hombres llegaron a cenar y se pusieron a jugar baraja, duraron rato y la dueña del negocio levantó su “changarro”, pero estos hombres siguieron en su “jugada”.
Las calles de la comunidad estaban solas y oscuras, en ese entonces no se tenía alumbrado. Al par de hombres los agarró la madrugada en el juego de baraja, entre plática y risas, voltearon hacia la calle y vieron a una persona, por la silueta se dieron cuenta que se trataba de una mujer, algo que se les hizo extraño, por la hora que era ya.
Al verla, optaron por seguirla, para ver de quién se trataba. Al agarrar la calle comenzaron a hablarle, pero la mujer no se detenía, ella seguía su marcha, mientras los hombres “apretaban” el paso para darle alcance.
Después de caminar varias cuadras tras la mujer, quien andaba de vestido largo, blanco y elegante, llegaron al lugar donde está un campo deportivo cercado con alambre de púas, fue ahí donde pensaron que podían alcanzarla, ya que la mujer tendría que detenerse para poder cruzar el cerco, lo cual se le dificultaría por el vestido largo que llevaba.
Pero cuál sería su sorpresa que la mujer atravesó los alambres caminando, sin detenerse para nada y unos metros adelante desapareció ante sus ojos.
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Al ver esto, y por el susto que se llevaron, los hombres salieron corriendo con rumbo a sus casas, ambos quedaron sin poder hablar durante varios días. Después pudieron platicar lo que les había tocado vivir, sin tener una explicación lógica.
Después de ellos, han sido varios hombres los que les ha tocado ver a esta mujer, quien toma el mismo camino y se desaparece en el mismo lugar, que es el campo deportivo.
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