Mazatlán, Sin.- El ser humano se enfrenta en algún momento de su vida a situaciones críticas, adversas y que, a pesar de la gravedad, se sobreponen y responden a la adversidad mirando hacia adelante.
Liliana Rodríguez de 50 años de edad, es una de esas personas que ha enfrentado con entereza las adversidades y ha sacado provecho de las situaciones más difíciles que le ha tocado vivir.
Ella es sobreviviente de cáncer de mama y se ha contagiado dos veces de Covid-19 y en esta nueva oportunidad de vida, ha realizado cosas nuevas como cocer, pintar, tejer, hacer ejercicio que la han llenado de mucha satisfacción.
Cuando has padecido tantas enfermedades te acercas o te agarras de cosas positivas que te haga sentir fortalecida, te llene paz, esperanza y tratas de eliminar las cosas negativas.
En 2011 fue diagnosticada con cáncer de mama en etapa uno, fue atendida de manera oportuna le quitaron un seno y en un año de tratamiento recibió quimioterapias y 28 radioterapias superó la enfermedad.
"Ya estoy bien de salud, en este momento llevo mi chequeo cada año, pero cuando hay algún síntoma se hace de manera inmediata y me hacen mis exámenes".
El cáncer fue una experiencia difícil y dura, pero lo fue más para la gente que la rodeaba. En esta nueva oportunidad de vida tuve un gran apoyo de su esposo Ignacio y sus hijos Felipe y Einar.
"Me cuide mucho tome mis medicamentos, pero también tomé muchos tratamientos alternativos, cuide mucho mi alimentación, si fue muy facil pero creo que fue más para ellos y nunca tuve pensamientos negativos que me fuera a pasar algo malo".
La vecina de Villa Florida, ha sido dos veces contagiada de coronavirus y todavía tiene secuelas además se le desarrolló el síndrome de Sjögren. En esta enfermedad, el sistema inmunológico del cuerpo ataca a sus propias células saludables que producen saliva y lágrima. Los síntomas principales son sequedad de boca y ojos.
TERAPIAS OCUPACIONALES
Después de su tratamiento en 2021 empezó a hacer manualidades como pintar, tejer, como terapia ocupacional que se convirtió en algo adictivo pues en un año hizo 130 gorros y 120 bufandas.
Actualmente casi no teje pues después del tratamiento no quedo bien de una mano y ya no lo puede hacer como antes, porque es muy cansado y doloroso.
Posteriormente se interesó por la pintura, ya que su esposo y su hijo habían tomado unos cursos y empezó prácticamente con bolitas y palitos en las piedras, luego con cosas más complicadas en lienzos pequeños.
"Ellos me han ayudado mucho a en causarme a no ser tan dispersa, en la pintura la me guían, que si la luz, las sombras etcétera y yo los sigo, siento que he mejorado mucho, siempre estoy practicando pintura, yo sabía dibujar, pero no pintar y son cosas muy diferentes".
La costura la desarrolló desde hace 20 años y de ahí su interés de mezclar sus pasiones como coser y tejer, pero la pintura es lo que más la ha llenado.
Lili lo que más disfruta es pintar los mandalas y el zentagle, es una terapia que te tranquiliza, libera de pensamientos y sentimientos.
EMPRENDE SU NEGOCIO
Al crear sus manualidades decidió venderlas y es así es como nace su tienda Lifanae en febrero con su página de Facebook con el mismo nombre donde se pueden encontrar todas sus creaciones.
Comenta que todos los artículos que realiza son únicos, llevan una parte de ella, pues están hechos con mucho cariño y la mayoría de sus clientes son amistades y ya mando algunos artículos a Tijuana.
"Me pesa desprenderme de lo que hago porque todo lleva un sentimiento, cuando vendo algo me despido y le digo gracias por la oportunidad que me diste de disfrutarte, pintarte, tejerte y vas a un lugar mejor y si se siente bonito".
Lee más aquí: