Culiacán, Sin. Con pies y manos, Prisciliano González Parra moldea los ladrillos de barro que más tarde de dorarán a fuego de leña. Él lleva cincuenta años elaborando los tabiques con los que se construye Culiacán y que salen por montones de la Loma de Rodriguera, una colonia a menudo violenta, en ocasiones depauperada por gobiernos que no llevan cambios y sí promesas.
Pese a sus 69 años, don Prisciliano sigue haciendo con esfuerzo y cariño el oficio que le ha dado para mantenerse toda su vida, pero por el que también ha sufrido carencias, ya que su producto no es altamente cotizado.
“No hay dinero para tener trabajadores”, señala cuando se le pregunta por qué trabaja solitario en su ladrillal.
Desde el primer minuto que la luz del día se asoma hasta que se esconde, trabaja para comer y tener un sustento económico.
“Yo trabajo por mí, soy el dueño, pero yo trabajo, yo hago todo”, dijo a El Sol de Sinaloa durante una entrevista mientras laborada el lodo.
Las ventas de ladrillo no han sido muy buenas en los últimos años, puesto que considera que hay mucha competencia, manifestó que en temporada alta solo se dedica a ahorrar cada centavo para el tiempo de lluvia.
Irónico. El negocio de ladrillos nunca le dio la oportunidad de comprarse una casa, menos para regalarse una mejor vida a su familia en estos 50 años, sin embargo, González no es conformista, aprovecha los tiempos de lluvias para viajar al norte y trabajar.
Yo antes, como desde el 83 hasta el 98 me iba mucho para el norte, allá trabajaba, pero me iba como tres o cinco meses en la temporada de lluvia aquí, allá si había trabajo, gracias a eso pude comprar mi casita.González
LA HISTORIA DE JOSÉ ANTONIO
No saber leer ni escribir cierra puertas en el mundo laboral, no solo le pasó a don Prisciliano, es también la historia de José Antonio Barrios Pérez, de 47 años, empleado de una de las ladrilleras de esa misma colonia.
Cuatro mil doscientos ladrillos elaboran Barrios cada 7 días para poder ganar mil 300 pesos y así poder mantener a sus tres hijos y esposa.
Enseña que para realizar un ladrillo primero se debe batir el lodo y el aserrín con las manos y con los pies, esto puede llevar hasta varias horas para después colocarse en un molde, mismo que lo picará en cuadros, antes debe echarse agua y con las manos darle una forma más uniforme.
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Eso de estar limpio aquí no funciona.
José Antonio
Para algunas personas trabajar en una ladrillera es fácil, pero Barrios Pérez lo convierte en una forma de vivir y sobrevivir, pues señala que así como le da sustento económico lo va matando.
Es difícil porque se enferma uno de la cintura, yo estoy bien malo pero nomás me lo digo a mí mismo porque tiene que trabajar uno.
Barrios Pérez.
Como todo oficio, las ladrilleras tienen sus tiempos difíciles, ambos trabajadores expresaron que los tiempos de lluvias no son buenos.
En tiempo de lluvias trabajamos lo que se puede, hay veces que trabajamos dos días o tres.
Barrios Pérez
Mientras que para el señor González Parra lo más difícil es levantarse de un desastre natural, al ser una persona mayor le resulta pesado.
Lo más difícil de esto es cuando hay un ciclón o inundaciones porque nos deja sin nada, uno tiene que empezar de nuevo.González Parra
Ante estos sucesos sólo cuentan con plástico para proteger su trabajo y lo que les da un ingreso económico para poder comer y vivir el día a día.
De acuerdo a la UNESCO en México hay 750 millones de jóvenes y adultos que no saben leer ni escribir, razón por la que no se les brinda oportunidades laborales.
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