Mazatlán, Sin.- Sin otra motivación más que la del gusto de salir a "tirar la caña" entre compañeros, cada mañana un grupo de amigos se reúne en el Malecón de Mazatlán para hacer lo que más les apasiona: la pesca de orilla.
Ramsés Flores es uno de ellos. Amante de este deporte, comenzó a practicarlo desde que tenía 10 años en su natal Obregón, Sonora; lo hacía en presas, ríos y lagos, pero desde que se mudó a vivir al puerto, hace casi 30 años, le empezó a gustar la pesca de mar.
"Es muy diferente, porque el tipo de pescado en presa es más chico, no da mucha pelea; a mí me apasiona más buscar un pez grande, que me dé pelea, que me saque línea, eso es lo bonito de aquí, cuando 'chilla el carrete', como decimos nosotros", expresó.
No sólo es el gusto por la pesca, sino también la terapia que encontró Ramsés en esta actividad, lo que más disfruta de practicarla todos los días.
A mí me relaja mucho, esto me sirvió de terapia, porque tuve la pérdida de un hijo; yo me vine a la playa, me tranquilizaba y a partir de entonces ya no me sacaron de aquí.
Ramsés Flores
Para algunos de sus amigos es algo más que eso, ha sido un ejemplo y un "maestro", pues entre sus logros, Ramsés guarda algunos reconocimientos y trofeos en competencias locales, estatales y nacionales.
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En enero de 2018, capturar un pez de la especie de bote, con un peso de 1.5 kilos, le valió para ganar el primer lugar en el Torneo Ráfaga de Pesca de Orilla en Agua Salada con Causa. En mayo de ese mismo año ganó también el primer lugar en el Segundo Torneo Selectivo Sinaloa Pesca de Orilla en Altata, Navolato, ahí alcanzó una distancia, contra viento, de 130 metros.
Y en julio de 2019 conquistó nuevamente el sitio de honor en el Primer Torneo Relámpago entre Amigos de Orilla en Mazatlán, al enganchar a un ejemplar de pargo, el más grande entre 82 contendientes.
"Había personas muy buenas que a lo mejor me pudieron haber ganado, pero me ayudó la técnica; el que el contendiente que me pudo haber ganado, por el tipo de técnica que utilizó, el tiro le salió chueco", dijo.
Las mejores experiencias, agrega, se las da un pez de especie gallo, porque le dan pelea, le sacan línea y eso para él es bastante emocionante.
LOS SEÑUELOS
Si hay una segunda actividad que disfrute tanto como la pesca, es la elaboración de señuelos artesanales, los cuales se han vuelto muy reconocidos y solicitados entre los amantes de quienes practican este deporte y que a partir de ello comenzaron a llamar a Ramsés, "Lure", qué en inglés significa "señuelo".
"Elaborar señuelos nació por el mismo gusto a la pesca, yo traté de idear mis propios señuelos, bueno, no propios, porque ya existían, pero sí de hacerlos a mi estilo; fui buscando la manera de ir mejorando, de hacerlos de diferentes materiales; opté por hacerlos de fibra de vidrio", señaló.
Su estilo es brillante y llamativo, tanto para el pescado como para la gente, porque como dice "Lure": “lo primero que pesca un señuelo es a un pescador”.
"Primeramente hay que hacer un molde del señuelo que se quiere, luego el esqueleto que lleva adentro, que consiste en una varilla de acero inoxidable con plomo, después se le vacía la resina, se deja secar y ya seco se desmonta y se empieza a tallar, finalmente se pinta o se diseña al gusto. La función, comparado con un señuelo comercial, es la misma, pero una de las diferencias es que hay unos señuelos que brincan mucho, que los lanzas y papalotean en el aire, eso depende de la forma y del peso", explicó.
Este detalle hace la diferencia a la hora de realizar un tiro y alcanzar bastante distancia; además de la técnica utilizada, también influye mucho usar un hilo delgado, la forma aerodinámica y el peso del señuelo.
Dejar la pesca no está en los planes de "Lure", su pasión es más grande que cualquier cosa y seguirá realizando este deporte hasta su último aliento.
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