Eran pasadas las siete de la mañana del 7 de agosto del 2018 cuando Pilar Medina recibió la noticia más triste de su vida, su hija Alejandra Santiago Medina había sufrido un accidente carretero cuando se dirigía de Mazatlán a Coyotitán, en San Ignacio.
La joven mazatleca de 26 años de edad se trasladaba, como todos los días, a la comunidad sinaloense donde desde el 2015 era maestra en la escuela primaria. En un instante todo cambió para ella.
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"Cuando veo llegar a mi hija en la ambulancia, aparentemente estaba bien, sin ningún golpe, rasguño en su cara y cuerpo, el golpe había sido directamente en la cabeza", recuerda su mamá con tristeza.
Los médicos le hicieron todos los estudios, tomografías y dijeron que era un milagro que Alejandra estuviera viva; esperaban que su juventud y fuerza le ayudarían para salir de la condición en la que se encontraba, sin embargo, dos días después le declararon muerte cerebral.
Un acto de amor
Pilar pidió a Dios una oportunidad de vida para su hija mayor, pero al darse cuenta que ya no eran las condiciones que quería para ella, tomó la decisión de donar sus órganos que se encontraban sanos y así darle oportunidad a quienes necesitaban de uno para seguir viviendo.
En ese acto de amor se beneficiaron seis personas que estaban en la espera de un trasplante, algo que para ella es reconfortante, ya que sabe que su hija continúa con vida a través de otras personas.
"Pregunté a su papá y hermano sobre mi decisión, ellos estuvieron de acuerdo, hablé con los médicos y ellos me dijeron que sus órganos estaban en perfectas condiciones, así que decidí donarlos y hoy yo puedo decir que fue la mejor decisión que pude haber tomado en esos momentos, porque el dolor de no tenerla de manera física se reconforta mucho al saber que mi hija no se fue del todo, que sus ojos siguen viendo el atardecer, que su corazón sigue latiendo en otra persona, así como su hígado, páncreas y pulmones".
Alejandra estaba llena de sueños, estudiaba los sábados su segunda carrera, cursaba el segundo año de la licenciatura en Administración de Empresas en la Universidad de Estudios Avanzados (Unea) para poder organizar y estructurar su negocio, ya que anhelaba tener su propia escuela.
Ella quería ser doctora con especialidad en Pediatría, pero por cosas de la vida no se pudo y decidió estudiar para maestra, que era su segunda opción. De alguna manera quería estar con niños y se enamoró de su profesión, hasta aquel día del fatal accidente.
Triste realidad
Antes de la pandemia, México tenía 23 mil pacientes en lista de espera para recibir un órgano o tejido, actualmente la lista disminuyó a 19 mil 864 personas. Son alrededor de 4 mil personas las que han fallecido esperando.
De acuerdo con la Fundación Ale IAP, en Mazatlán se tienen alrededor 400 personas en hemodiálisis y muchos de ellos pudieran ser candidatos a trasplantes renales; se tienen también en espera a tres pacientes que esperan un hígado y a uno que necesita de un trasplante de corazón.
La presidenta del patronato, Verónica Olvera Carrasco, explica que en Mazatlán solo el hospital SHARP es el que cuenta con licencia y certificado para trasplante de órganos, mientras que para procuración de órganos se tiene al IMSS y al Hospital General Martiniano Carvajal.
Desde que empezó la pandemia del Covid-19 no se realizan trasplantes de órganos en el país, lo que ha dejado sin oportunidad de vida a miles de personas. En la lista de espera, les llega la vida o la muerte.
“A mediados de 2021 se empezaron abrir los trasplantes en algunos hospitales de ciudades grandes, pero aquí en Mazatlán aún no, se espera que se pueda abrir el próximo año” dijo.
Falta cultura
Olvera Carrasco señala que en México hace falta mucho la cultura de donación de órganos, ya que solo una persona dona cada dos años.
Existe la donación a través de una persona viva con buena salud, que con su consentimiento puede donar un riñón, un fragmento de hígado o médula ósea.
También puede realizarse con una persona fallecida por paro cardiaco, en el que sus tejidos como córneas, válvulas cardiacas, piel, hueso e intestino, son trasplantados a alguien más.
En caso de ocurrir un fallecimiento encefálico, a través de sus órganos puede dar esperanza de vida a seis personas más.
Fundación Ale es una institución sinaloense que llegó a Mazatlán en el 2008 y que se encarga de apoyar económicamente a pacientes que necesiten un trasplante, a conseguir medicamentos a bajo costo y facilitar a las instituciones de salud, privadas y públicas, para ser receptores de órganos.
Crece demanda
El trasplante de órganos, tejidos y células se presenta como una oportunidad invaluable para aquellos pacientes con padecimientos crónicos degenerativos cuya consecuencia es la insuficiencia de algún órgano, aseguró Miguel Ángel Valdez Cruz.
El coordinador hospitalario de Procuración de Órganos y Trasplantes del Centro de Investigación y Docencia en Ciencias de la Salud (CIDOCS) de la Universidad Autónoma de Sinaloa, detalló que de un tiempo acá, a partir de la suposición de que la negativa de los familiares de posibles donantes es el principal impedimento para llevar a cabo trasplantes en el país, se ha intentado crear una cultura de donación de órganos.
“En México hay más de 19 mil personas en lista de espera, esperando ser trasplantados. Cualquier tipo de órgano. Existe una lista muy extensa, lamentablemente en México es la cultura de donación, en cualquier tipo de donación, ya sea órganos, tejido, sangre, es una cultura que realmente es nula. Tenemos que trabajar mucho en esto, para poder llegar a lograr eso que a lo mejor la Organización Mundial de la Salud tiene planteado, que las donaciones sean todas voluntarias”, expresó.
El médico universitario puntualizó que una persona cuando fallece tiene la posibilidad de beneficiar hasta a 50 personas, dado que existen muchos órganos que pueden ser utilizados, como son el corazón, los pulmones, el hígado, el páncreas, los riñones, la piel, el hueso, válvulas del corazón, entre otros.
“Es muy importante que la población conozca que existen métodos para poder ser un donador. Muchas veces pasa lo siguiente, tenemos la cultura que lamentablemente por educación, por creencias decimos: ‘mi familiar, mi paciente tiene que irse completo a la tumba’ cuando realmente sabemos que hay cosas que ya no van a ser función dentro de una caja y eso puede ayudar a otras personas”
Para ser un donador de órganos, los interesados pueden hacer su registro en la página del Centro Nacional de Trasplantes (CENATRA), para obtener la tarjeta que muestre que desean ser donadores.
No pierden la esperanza
De acuerdo con las estadísticas del Centro Nacional de Trasplantes, al 6 de julio de 2022, 15 mil 218 personas esperan recibir un trasplante de riñón; la razón principal es la diabetes.
Además, 4 mil 362 personas esperan recibir una córnea, 248 personas buscan un hígado, 33 esperan un trasplante de corazón, 10 necesitan un trasplante de hígado-riñón y 3 buscan un trasplante de corazón-riñón.
También dos personas esperan recibir un trasplante de riñón-páncreas, una más espera un páncreas, otra necesita un pulmón y una más ocupa un trasplante de corazón-pulmón.
En el IMSS de Mazatlán se han concretado 31 donaciones este año, una multiorgánica y el resto de tejido. Del total de los donantes, solo ocho de las personas fallecidas tenían la voluntad de donar sus órganos, mientras que las 23 restantes fue por convencimiento a los familiares.
El año pasado, del 16 de junio al 31 de diciembre se lograron nueve donaciones, de las cuales dos fueron multiorgánicas y siete de tejidos.
Datos
19 mil personas hay actualmente en México en espera de un trasplante de algún órgano.
4 mil personas han muerto del 2020 a la fecha en espera de algún órgano.
400 personas hay en Mazatlán en hemodiálisis; la mayoría son candidatas para trasplante de riñón.
Tarjeta
Para ser un donador de órganos, los interesados pueden hacer su registro en la página del Centro Nacional de Trasplantes (CENATRA), para obtener la tarjeta que muestre que desean ser donadores.