Mazatlán, Sin.-La vida de un pescador es difícil, riesgosa y cuando se sale a navegar es casi impredecible, como el mismo mar.
Los hombres dedicados a esto deben de poseer mucha fortaleza, ya que la pesca es un sector con una elevada siniestralidad que duplica la tasa media de accidentes. Según las estadísticas oficiales, las causas más frecuentes de accidentes de trabajo en una embarcación son las caídas, tanto en el barco como al mar, los sobreesfuerzos, los golpes con objetos inmóviles y en movimiento, los cortes y los accidentes con máquinas.
A Fidel Antonio Armenta Sarabia, con 35 años como pescador, la actividad le ha dejado una lesión en la columna y un accidente en el que casi pierde un ojo. Debido a esto está sin trabajo dese hace dos temporadas. Él es un hombre fuerte, que se las sabe de todas todas cuando está en altamar, pero que también ha corrido con mucha suerte para seguir en la actividad. Su experiencia lo ha ayudado a salir delante de todas las adversidades.
LE CAMBIÓ LA VIDA
Fue en la temporada 2018-2019, el 17 de diciembre para ser precisos, cuando le cambio la vida, pues al momento de levantar el arte de pesca se golpeó en la cara, lo que le afectó un ojo.
"Son dos temporadas que no he podido embarcarme, porque tuve un golpe la cara y me afecté el ojo, prácticamente lo tengo perdido, estoy en un protocolo del seguro social que me mandó a una pensión parcial, aunque quería que fuera a trabajar, pero así no puedo desempeñar mi labor, porque mi visión es muy reducida".
Esta pensión parcial lo alejó de lo que más le gusta hacer y desde entonces vive una situación muy difícil, ya que mensualmente recibe de incapacidad sólo mil 400 pesos, con lo que le es muy complicado sobrevivir.
"Aquí estamos aguantando con lo poco que nos da el seguro, las chambitas que a veces hago y estamos a la espera de los apoyos que nos dan como pescadores, que es el Bienpesca y el Empleo Temporal, pero ahorita están recortando a la gente de estos apoyos y si eso me pasa a mí ya no sé qué voy a hacer”.
El hombre de 50 años de edad ha pasado gran parte de su vida en el mar, y ahora que está en pausa añora regresar a la pesca y embarcarse como en sus mejores épocas.
Su gusto por la pesca le viene de herencia, pues su padre trabajó por más de 50 años en los barcos. Fue de él de quien aprendió todo lo que sabe.
"Tengo un hermano que también anda a bordo de una embarcación y tengo un hijo que anda con mi hermano, ahí vamos dejando herencia, aunque ha mermado en la producción y los pagos, ahí va uno dejando descendencia, es lo único que sabemos hacer y hay que echarle muchas ganas".
Fidel empezó a trabajar en la flota camaronera de Mazatlán cuando apenas tenía 15 años de edad, en las tres décadas y media que tiene como pescador ha recorrido todos los escalafones, desde pavo a patrón de barco.
"Empecé joven y he recorrido todos los puestos, pavo, marinero, ayudante de motorista, motorista y patrón, a como se vaya acomodando uno, ahorita se va uno de lo que encuentre, ya que es muy complicado encontrar una actividad con tan pocos barcos que salieron a las capturas en esta última temporada".
En los últimos tiempos, la pesca ha cambiado mucho, las vedas son más largas, la producción de camarón ha disminuido y el pago es más reducido, ya quedaron a tras esos años de bonanza.
Incluso dice que, ante la crisis del sector, muchos pescadores se han acomodado en trabajos estables aquí “en tierra”, porque no es redituable y es mucho el riesgo y peligro al que te enfrenta arriba de la embarcación.
“También tengo un problema en la columna, a raíz de la embarcada en el camarón te pasas hasta cuatro días sentado descabezando camarón y te levantas y así caliente te metes a la bodega, a encostalar, acomodar un arduo trabajo y eso va generando la lastimadura, que se va agravando con el paso de los años”, comenta.
Así es este oficio, un pescador arriesga su vida las 24 horas, es una actividad peligrosa por los huracanes y accidentes. Y él se considera un pescador de “siete vidas”, por todo lo que ha vivido en altamar y como, pese a los accidentes, sigue de pie, aferrado a lo que más le gusta y disfruta hacer.
Es muy pesado, se requiere de mucho esfuerzo físico, hay días en que te desvelas hasta por tres días consecutivos y semanas con mucho trabajoFidel Antonio
A la largo de los años, ha trabajado en la pesca de camarón, calamar, escama en el de arrastre y palangre y tiburón.
“En la pesca de tiburón es muy peligroso, porque tienes que luchar con el animal vivo y si no haces bien las cosas te puede ir muy mal, afortunadamente he salido adelante en todas mis capturas”.
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En medio de la pandemia del Covid-19, Fidel Antonio echa a volar su imaginación y se ve navegando nuevamente. Como dice el dicho, la esperanza muere al último y él no pierde la ilusión de regresar “a las andadas” en altamar, donde a pesar de los riesgos y peligros, él sabe desenvolverse como “pez en el agua”.
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