Mazatlán, Sin.- Desde que comenzó la cuarentena provocada por el Covid-19, la situación se ha vuelto muy crítica para Carlos Ontiveros, propietario de frutería La Reyna en el mercado Pino Suárez.
Previo a la emergencia sanitaria, compraba 500 kilos diarios de diversos productos, pero desde hace dos meses ha tenido que reducir su inversión a la mitad y además, pierde alrededor de 125 kilos diarios, los cuales no vende por la escasa presencia de consumidores.
Con más de 40 años en la actividad, don Carlos ha pasado temporadas buenas y malas, pero el Covid-19 ha venido a desestabilizar tanto la economía que ha convertido su actividad en un negocio de alto riesgo, donde se desperdicia más de la mitad de lo que antes se vendía con bastante facilidad.
Y no nada más él, todos los locatarios registran grandes pérdidas por la caída en las ventas hasta un 80% por la falta de clientes, por lo que una gran cantidad de frutas, verduras, lácteos y alimentos envasados, terminan como desechos.
Con 65 años de edad y prácticamente toda su vida en el mercado, le ha tocado ver muchas cosas, pero nunca una crisis tan fuerte como la que tiene actualmente al borde de la quiebra a los negocios por la baja considerable de ventas, ya que muchos de sus clientes, principalmente restaurantes y taquerías, tuvieron que cerrar por el Covid-19.
Don Carlos ha tenido que "apretarse el cinturón" en muchos aspectos para poder aguantar. Y es que las frutas, vegetales y hortalizas, al tratarse de productos perecederos de corta vida útil, se ubican como una de las cadenas con mayores volúmenes de pérdidas.
Los 125 kilos diarios de producto que tiene que desechar los entrega a Cáritas Mazatlán, organización de asistencia, desarrollo y servicio social, así como a cuatro grupos de ayuda contra el alcoholismo.
Si pedimos de más el desperdicio será mayor, en estos dos meses han tenido que reducir a menos de la mitad las compras. Hay días que se vende más que otros y lo que se pierde, ni me recuerde porque voy a llorar, las mermas las juntamos y los muchachos se las llevan y las reparten para que no lo tiren a la basura. Les hacen más bien a ellos Don Carlos
Señala que el producto que dura menos tiempo es el tomate y el plátano. La piña se compra más rayadita, para que aguante dos o tres días, así como la naranja; en el caso de la cebolla y el repollo, duran más tiempo.
Además, cuando la verdura todavía está en buenas condiciones, pero que ya le falta muy poco para perderla, se embolsa, y lo mismo ocurre en el caso de la fruta, que se vende por la mitad o se pica y ofrece en charola y a bajo precio.
Yo les digo a ellos, mis empleados, cuando la cebolla está fellona o chica, hay que embolsarla y darla entre 3 y 6 pesos, lo mismo sucede con los tomates y limones... y la gente se la lleva, lo que saques es bueno, porque es dinero perdido Don Carlos
Su día en la frutería empieza a las 2:00 de la mañana, para llegar al mercado de abastos La Yarda, donde escoge, compra lo que quiere y ocupa al precio que le conviene, casi a las 5:00 llega al mercado Pino Suárez, acomoda el producto y empieza a vender. Alrededor de las 12:00 del día se va a descansar y deja al mando a sus tres empleados.
Por la tarde regresa al local, entre todos limpian lo que quedó, sacan la merma y dejan todo listo para el día siguiente, donde esperan que lleguen sus clientes, los mazatlecos que cada vez compran menos y aunque han implementado el servicio a domicilio en esta pandemia, no han logrado repuntar las ventas.
Frutería La Reyna fue fundada por su abuelo Ignacio prácticamente desde que inició el mercado, después siguió su papá Alejandro y desde hace muchos años está él a cargo, aunque prácticamente siempre ha estado ahí, pues su mamá lo llevaba desde que era un bebé.
De niño, cuando salía de la escuela, se iba a limpiar cebollas y los sábados y domingo le daban una charolita con limones, tomates y chiles, que vendía por los pasillos que hoy lucen vacíos. Después, cargaba canastos a los clientes mientras hacían las compras, a cambio de una propina.
A pesar de que este trabajo es muy pesado, por las largas jornadas de trabajo, lo goza y disfruta porque le ha dado para vivir y sacar adelante a su familia. Desde los 16 años empezó a ganar dinero y como no le gustó la escuela, pues apenas si logró terminar la preparatoria, prácticamente es lo único que sabe hacer.
Ahora está consciente que debió de estudiar una carrera, sin embargo no se arrepiente, porque para él, esta vida es una "chulada" y aunque ahorita se tienen problemas económicos, está seguro que Mazatlán saldrá adelante.
Mi vida ha sido el mercado desde hace muchos años, una vez tuve un accidente, me caí de la escalera aquí en el puesto y duré dos años sin caminar, me quebré la cadera y lloraba porque mi vida es esto, gracias a Dios me alivié y aquí estoy, aquí soy feliz, me río, platico, peleo y vacilo con la gente Don Carlos
PERECEDEROS, NEGOCIO DE ALTO RIESGO
El mercado municipal José María Pino Suárez cuenta con 288 locales comerciales de diversos giros, como carnicerías, pollerías, pescaderías, cremerías, abarrotes, fruterías, así como tiendas de ropa, artesanías y puestos de comida, donde hasta hace dos meses turistas y locales acudían para adquirir diversos artículos.
No es la primera vez que este centro de abasto pasa por un problema sanitario, en 1902 se presentó la Peste Bubónica, en el 2009 la Influenza H1N1. Ahora en el 2020 es el coronavirus, además de vivir una gran cantidad de problemas políticos y sociales.
El secretario de la Unión de locatarios, Alejandro Ontiveros, señala que actualmente son alrededor de 100 locales esenciales los que permanecen abiertos, y previo a la emergencia sanitaria se traían ventas del 80%. Con el distanciamiento social eso quedó en el olvido, pues cayeron hasta apenas el 20%.
Durante temporadas como esta, donde las ventas son muy bajas, los negocios de perecederos bajan mucho sus compras, tratan de darle mucha rotación al producto, no tener mermas o mercancía que ha sido un poco afectada, la cual se da a un precio especial Alejandro Ontiveros
Señala que la fruta y la verdura son las que tienen más pérdidas, porque están a temperatura ambiente y en el caso de las carnicerías, pollerías, pescados y cremerías, tienen refrigeración, por lo que el margen para cuidar el producto es más amplio.
Estar al pendiente de la caducidad y rotación de las mercancías te da un mejor control para poder lograr mermas mínimas, pero todo negocio tiene un cierto porcentaje de pérdida que se tiene que absorber Alejandro Ontiveros
Aunque en el Pino Suarez no se tiene una estimación apróximada de las pérdidas, estas son cuantiosas y de acuerdo con datos de la Sedesol, son alrededor de 70 millones de toneladas de frutas y verduras anuales en México, desde la producción hasta el consumo, las que se convierten en desperdicios.
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DATOS
288 locales forman parte del mercado Pino Suárez.
100 locales continúan abiertos.
20% en ventas registran los locatarios del mercado Pino Suárez.
70 millones de toneladas de frutas y verduras anuales en México se convierten en desperdicio.
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