Culiacán, Sin.- ¡Arre…todo pa’ delante, nada de quedarnos aquí!, señala Silverio Hernández de origen hondureño, quien de paso por Culiacán, dice que ahora que hay oportunidad de entrar a Estados Unidos, dejó su lugar de origen.
“Allá es pura desolación: el Covid-19, las inundaciones, las pandillas ahora están más bravas y la violencia está más perra…” indica.
De acuerdo a la Casa del Migrante en Culiacán, ya tiene semanas que no se albergan migrantes, porque contrario a meses anteriores, los centroamericanos que iban por el sueño americano duraban un tiempo y seguían la travesía.
Silverio asegura que estará dos días en Culiacán para juntar algunos centavos y seguir su camino.
“Aquí con los camaradas vamos a estar unos días pa’ alivianarnos, juntar unos “biyuyos” y seguir adelante porque nos dicen que ahora el presidente de los gringos ya no es tan perro como el “trompudo”, señala.
LOS CAMINANTES
Acompañado de otros cinco hondureños aseguran que Culiacán es una tierra muy acogedora, han encontrado mucha agua, buen trato y excelente clima.
Pernoctan una noche en un lugar, siempre al aire libre, por el rumbo de la capilla de Malverde, aprovechan el agua del río para bañarse, lavar su ropa y la gente los apoya.
No se alejan mucho para estar listos para tomar el tren que los llevará a alcanzar su ilusión: huir del horror y la hambruna que viven en su lugar de origen y llegar al sueño americano.
Silverio dice que quiere llegar a Estados Unidos para mandar por su familia
“Los quiero sacar de ese infierno, yo soy de San Pedro Sula. Y aquí el compa es de Choloma, nos inundamos y los mara, no nos dejaban hacer labores de limpieza, nos quedamos sin nada. No podíamos cruzar el territorio de los contrarios que no se inundaron porque si nos mataban, allá te quitan la vida hasta por un cigarro…”, señala.
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“Aquí están en la gloria, no hay gente mala. Si vieran nuestra tierra, en el Valle de Sula, es un desastre por las inundaciones pasadas, el crimen bien fuerte, ya no sabe ni a que Santo encomendarse porque de pilón la pandemia nos ha quitado a nuestra gente, allá no hay ni una pastilla pa’ aliviarnos; por el paso por México, nos han regalado esa madre que se unta en la manos, nos han dado medicamentos por si nos duele la cabeza”.
“Los catrachos se nos mueren en la casa…Yo me quedé solo, murió mi mamá y mis dos hermanitas por el Covi-19…la verdad es el horror allá en mi tierra, todavía veo los muertos en sus casas porque el gobierno no ayuda, no da medicinas, por eso quiero llegar a California y ayudar a esa gente. Ya no tengo familia allá, pero su pobreza me une a ellos”, narra Eusebio López.
BENEFICENCIA
El encargado de la casa del Migrante, Jesús Flores dijo que se sigue apoyando a personas en situación de calle, otorgando ropa, comida a indigentes y migrantes, pero que desde hace semanas no han registrado migrantes ya que en años anteriores estos meses eran mayor el éxodo
El flujo bajó bastante, ahorita estamos atendiendo a personas de la calle, de 10 en 10 por día, para que se bañen, pero migrantes ya no ha habido.
Roberto Hernández
Roberto Hernández, también migrante de Honduras, da la respuesta del por qué ya no se quedan en la capital del estado.
“Esta es la tercera vez que voy a California, la primera vez logré entrar, pero luego, luego la migra me agarró y me retacho. Hace dos años, estuve en Culiacán casi tres meses, luego llegué a Tijuana y ahí estuve más de un año, esperando la oportunidad de ingresar, pero en Septiembre pasado, regresé a mi tierra, a enterrar a mi gente que se me enfermó de Covid-19. De los diez que se contagiaron siete de ellos se fueron con Diosito…Ahora son otros tiempos, vamos con la mira de que ahora si podamos entrar porque allá hay un presidente más humano”, dijo.
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