Mazatlán, Sin.- Hay trabajos que se creían exclusivos de los hombres, sin embargo, las mujeres cada vez demuestran que son capaces de desenvolverse en todo tipo de labores, como por ejemplo despachar gasolina.
Viridiana, de 37 años de edad, realiza las mismas actividades que sus compañeros, despacha gasolina, revisa niveles de aceite, el aire de las llantas de los autos, limpia parabrisas y todo lo que se ofrezca.
Tiene ocho años de experiencia en estaciones de servicio, siete en su natal Tepic, Nayarit, y uno aquí en Mazatlán, donde tiene el mismo tiempo de residencia.
Comparte que anteriormente trabajó de intendente en un gimnasio, pero se divorció y tuvo que dejarlo por el horario “quebrado”, lo que dificultaba para atender a sus dos hijos; duró tiempo sin empleo y un día pasó por una gasolinera que tenía mujeres despachadoras y llego a pedir informes, otro día llevo la solicitud, le hicieron entrevista, llevó la documentación y la contrataron.
"La necesidad y la desesperación de que no tenía trabajo y que tenía que darle de comer a mis hijos me llevo a pedir trabajo, tomé la decisión de trabajar en la gasolinera, en donde al principio me sentía rara, por aquellos pensamientos de que es un trabajo sólo para hombres, sin embargo, con el paso del tiempo me fui acostumbrando".
Se volvió a casar y llegó a vivir a Mazatlán, quiso cambiar de ambiente y entró a trabajar a un lugar donde se elaboraba machaca de carne, pero el sueldo era muy poco, y después de semanas de buscar empleo sin resultados, fue a una gasolinera. Al final de cuentas, ya sabía hacer ese trabajo.
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Desde hace un año es empleada de una gasolinera del grupo Tesoro, ubicada en la avenida Óscar Pérez Escobosa, a la entrada del fraccionamiento Real del Valle, y trabaja para ayudarle con los gastos a su esposo.
Reconoce que, por ser mujer, hay clientes, principalmente los hombres, que les faltan al respeto y las insultan; hay quienes llegan enojados y les gritan y dicen groserías, principalmente cuando se les dan indicaciones sobre las normas que tienen de seguridad para que se pueda despachar la gasolina, o preguntan si quieren alguna revisión al vehículo.
Los trabajadores de esta gasolinera reciben una capacitación de servicio al cliente, manejo de las bombas, aceites y checado de las llantas, sin embargo, hay los clientes que prefieren que los atienda un hombre.
Recordó que en una ocasión, un cliente cuando se acercó al carro, se bajó para impedirle que abriera la puertita de la gasolina de su auto, porque se lo “iba a rayar” con sus uñas.
“Hay mujeres que prefieren que las atiendan los hombres, que porque nosotros no sabemos, llegan y nos dicen: ‘habrá un muchacho que me cheque niveles’, y luego preguntan: ¿y sabes hacerlo?, lo mismo sucede con el aire de las llantas. Tengo una clienta que viene y ella pide que un hombre la revise su carro”, comentó.
"Nos faltan al respeto, principalmente los hombres, hay ocasiones que se molestan porque según no sabemos nada y nos mientan hasta la madre. También hay mujeres que prefieren que los atiendan los hombres. Si bien, nosotras no somos mecánicas, sabemos lo básico".
MALA FAMA
Viridiana reconoce que las despachadoras tienen muy mala fama, incluso hay quienes piensan que son prostitutas y muchos clientes que son espléndidos con las propinas les piden su número de celular y hasta hacen propuestas indecorosas.
"Este trabajo es muy noble, porque además de tu sueldo, vas a ganar tus propinas diario, ya la que se va con un cliente es porque quiere. Antes era más común, pero sí tenemos muy mala fama".
Dice que diariamente recibe propinas que van desde los 50 hasta los 300 pesos. Y lo más importante, que es una forma digna de trabajar, ya que las contratan desde los 18 hasta los 55 años de edad.
Explica que físicamente no es pesado, pero sí mentalmente, porque tiene que llevar bien las cuentas del dinero que maneja, además de que recibe diferentes formas de pago y también está expuesta a los asaltos.
Sus horarios de trabajo varían, son tres turnos: el matutino, 6:00 de la mañana a 2:00 de la tarde; el vespertino, de 2:00 de la tarde a 8:00 de la noche; y el nocturno, de 8:00 de la noche a 6:00 de la mañana.
"Me gusta el trabajo, es muy noble, hay muchas veces nos toca atender a personas muy agradables y uno se siente a gusto y otras que no, el horario es cómodo, porque es corrido, y me da tiempo de estar en mi casa, lo que no me gusta mucho es el turno de la noche, pero nos toca una semana cada mes y medio".
Recuerda que recientemente, en el horario nocturno, llegó un muchacho en un carro muy bonito, pidió que le pusiera 650 pesos de gasolina y una vez que se cargó, se fue sin pagar.
"Mientras le ponía la gasolina le pregunté la forma de pago y me respondió que con tarjeta, cuando fui por la terminal me preguntó que si aceptaba dólares y le dije sí, pero lo agarramos a 17 pesos y al botar la manguera y quitarla, arrancó y se fue a toda velocidad", comentó.
“Cuando se presentan casos como este, no puedes hacer nada pues primero está tu seguridad, pero te quedas con miedo, coraje e impotencia”.
Las mujeres han ganado terreno, afirma, pero ha sido difícil. En la estación en la que ella labora son cuatro mujeres despachadoras, dos supervisoras y seis son hombres, también despachadores.
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