Mazatlán, Sin. -No debería existir el día del desaparecido, menos conmemorarse, coinciden las madres buscadoras, pues ninguna persona debería desaparecer, pero para quienes tienen la desdicha de tener a un familiar ausente a causa de la violencia, todos los días son día del desaparecido.
Cada 30 de agosto, desde el 2011, se evoca como el Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones. Este miércoles decenas de familias mazatlecas acudieron a la Catedral de la Inmaculada Concepción a ofrecer una misa para sus seres queridos.
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"Pedirle a Dios dónde están nuestros hijos, para que nos guíe cuando andemos en búsqueda, tanto pegando carteles como en fosas clandestinas", dijo Irma Arellanes Hernández, fundadora del colectivo Tesoros Perdidos, Hasta Encontrarlos.
Al terminar la Eucaristía, afuera del templo, soltaron al cielo globos blancos con helio como un acto simbólico de amor y esperanza, ante la mirada de un grupo de turistas navieros que recorrían la ciudad y a quienes su guía, de una manera amable, les dijo que eran familias buscando a sus hijos perdidos.
"¿Por qué los buscamos?, Porque los amamos", gritaron al unísono decenas de madres.
Hacen el trabajo de las autoridades
El colectivo, que no persigue ningún fin de lucro, se formó hace seis años en Mazatlán, desde entonces y hasta la fecha han logrado encontrar 160 cuerpos.
"Andamos haciendo el trabajo que no nos pertenece, pero son nuestros hijos" agregó Irma.
Actualmente, hay 75 familias en la asociación buscando a sus desaparecidos. ¿Qué es lo que habrán hecho sus hijos como para pagar con su vida? Se pregunta, pero nadie les da respuesta.
No hay cifras claras de cuántas personas hay desaparecidas en el estado ni en el municipio, sin embargo, no hay duda es de que el fenómeno ha ido en aumento en los últimos años.
Las madres buscadoras no solo enfrentan la burocracia y omisión de las autoridades, también la apatía de la ciudadanía, pero a pesar de los comentarios y señalamientos, ya sea por tierra o por agua, con lluvia o con intenso sol, la mayoría de las veces solo con pico y pala, a veces con retroexcavadora y perros de rescate, la lucha incansable es hasta encontrarles.