Mazatlán, Sinaloa.- Caminar por las viejas calles de Mazatlán es sumergirse en la historia, en un pasado lleno de claroscuros, de destrucción y rescate.
Joaquín López Hernández, historiador e investigador, asegura que la presencia de empresarios extranjeros fue y sigue siendo fundamental para el crecimiento económico y arquitectónico de Mazatlán.
El rápido desarrollo de la ciudad se reflejaba en la construcción de viviendas, sobre todo aquellas que tenían detalles arquitectónicos copiados de las fincas europeas.
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Muchas de las casonas propiedad de empresarios extranjeros, precisó, abarcaban manzanas completas y por sus acabados podían distinguirse de los humildes hogares que habitaba el ciudadano común.
LAS SEMILLAS
El Presidio, lo que hoy es Villa Unión, fue la semilla de Mazatlán en 1531, la mayor parte de la población estaba ahí, mientras en las Islas, como se conocía a esta ciudad, se hacía el desembarque de las mercancías.
Fue en 1828 cuando las Islas empezaron a poblarse, abandonando el Presidio. Tomó su nombre, Mazatlán, por la abundancia de venados en la zona.
El boom comercial y cultural, explicó el historiador, se dio en la época del Presidente Porfirio Díaz (1876-1911), encabezado por los alemanes y franceses avecindados en la Ciudad.
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En ese periodo, el puerto presentó un cambio considerable en su arquitectura, en las que algunas edificaciones de ese entonces aún se conservan, en lo que hoy se le conoce como Centro Histórico.
La Catedral de la Inmaculada Concepción y el reconstruido teatro Ángela Peralta, antes Teatro Rubio, son tan solo algunos ejemplos de los inmuebles históricos de la ciudad.
Y aunque se encuentra ubicado fuera del primer cuadro, el Fuerte 31 de Marzo es otra edificación representativa de la época, que fue construida tras la histórica defensa del puerto contra el poderoso ejército francés, que a bordo del buque “La Cordeliere”, en 1864, trató de invadir Mazatlán.
EL DECLIVE
Sorpresivamente, los herederos de quienes habitaban la zona vieja del puerto emigraron a otros estados del País o al extranjero, y abandonaron sus edificios. Poco a poco ese espacio se quedó desolado, con algunos cuantos vecinos que veían como las casonas cayeron en el deterioro.
López Hernández.
“El clima de la ciudad es un factor que ha afectado seriamente a los inmuebles, construidos principalmente con barro, que era el material de la época”, expresó.
El paso del tiempo y la falta de mantenimiento de sus propietarios, también repercutió seriamente en la infraestructura de la mayoría de los edificios del Centro de Mazatlán.
Y durante el trienio del presidente municipal, Antonio Toledo Corro (1960-1962), hubo cambios drásticos que abonaron al mayor hundimiento de la zona.
Ello porque el presidente municipal implementó un programa de ampliación de calles, que obligaban a “cortar” muchos de los edificios que obstruían el paso.
“Toño Toledo ordenó que se ampliara la calle Benito Juárez, que era un callejón, y pues todas las fachadas de las viviendas que se atravesaban tuvieron que ser tumbadas, como sucedió con edificios como el restaurant Topolo”.
AL RESCATE
Durante el sexenio del gobernador, Francisco Labastida Ochoa, 1987-1992, empieza un interés por rescatar parte del primer cuadro de la ciudad, lo cual sería un detonante para el sector turístico.
López Hernández explicó, que fue el escritor mazatleco Antonio Haas Espinosa de los Monteros quien tuvo el interés de que se cambiara la cara de esa parte del puerto, para que regresara a los años mozos en el que se admiraba la bonanza de la ciudad.
La reconstrucción del teatro Ángela Peralta, que fue inaugurado en 1874 , fue el detonante para que el Centro Histórico de Mazatlán se levantara como el ave Fénix de sus cenizas.
A ese inmueble, precisó le siguieron otros como el edificio Portales de Canobbio, que data de 1880 y que en 1897 albergó las oficinas del Banco de Londres y actualmente presenta una serie de cambios, pero que no deja de ser un lugar atractivo para la zona.
INTERÉS EXTRANJERO
El historiador asegura, que para muchos son simples casas viejas, pero para el ciudadano extranjero, principalmente el estadounidense, son lugares con historia, que buscan conservar y vivir en ellas.
“Esos edificios son los mejor conservados y la mayoría de ellos están en manos privadas, porque saben, conocen y aprecian la historia del puerto, a través de esos inmuebles”.
El extranjero, sobre todo el de Estados Unidos, le gusta conservar la historia, y la visita que hacen al municipio hace que se enamoren de la ciudad, de su Centro Histórico, expresó.
Como un contraste, calificó que sean otras personas, habitantes de otros países, los que se interesan por Mazatlán, al conservar lo que forma parte de su pasaje histórico.
Durante 2017 y 2018, el Centro Histórico fue remozado, sus calles y banquetas fueron adoquinadas para darle nueva vida, todo con miras a mostrar un nuevo rostro durante el Tianguis Turístico de México.
DATO
POR DECRETO
El 12 de marzo de 2001, en el Diario Oficial de la Federación se publicó el decreto donde se declara a una parte del Centro Histórico de Mazatlán como Zona de Monumentos Históricos.
Esa zona incluye 180 manzanas, 479 edificios con valor histórico, construidos durante los siglos XIX y el primer cuarto del XX, que incluyen al templo de San José y a la Catedral de la Inmaculada Concepción.