Culiacán, Sin.- Paciencia, fe, esperanza, un tanto de tristeza, bendiciones y amor, es lo que está detrás de la historia de adopción de Juan y Karla, una joven pareja que por una década buscaron formar una familia, pero que, por complicaciones médicas, se convirtieron en “padres de corazón”, en el momento en que sostuvieron al pequeño Matías, en Casa Cuna del DIF Sinaloa.
La pandemia por Covid-19, se transformó en la oportunidad que la pareja había esperado por dos años, cuando después de una serie de estudios, terapias grupales e individuales ingresaron a la lista de espera de adopción y tras dos ocasiones en la que la asignación de un niño no se logró por la salud de Karla, con el programa “familia acogida” formaron a su pequeña familia.
En respeto a la privacidad que la pareja solicitó, nos vamos a referir a ellos bajo otros nombres, al igual que la de su hijo adoptivo. Juan de 33 y Karla de 32 años, se casaron en 2010 con la intención de formar una familia en 2011, sin embargo, el camino que les esperaba no era el que tenían en mente.
En marzo de 2020 Karla tuvo la fortuna de tomar en brazos al pequeño Matías y, aunque la pareja era consciente de que “familia acogida” solo es temporal por la pandemia, los tres experimentaron una conexión instantánea.
“Yo lo miré y me acuerdo que lloraba y lloraba porque yo sentía algo bien bonito y más cuando lo miré, lo reconocí, lo miré con sus ojitos y empezó como a balbucear y como que se pegó para buscar el pecho y dijo la psicóloga que nunca le dieron pecho y él se pegó como si me hubiera reconocido también, fue como la conexión instantánea”, recordó, Karla.
La sorpresa
En ese mismo momento, Juan no sabía cómo reaccionar ante la presencia de un niño, no porque no lo quería, sino porque después de tantos años de desearlo y un par de estudios clínicos que se sometió para procrear, al fin sus ojos veían a quien sentía sería su hijo. Fue en su habitación cuando fue consciente de su realidad.
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“Yo entré y me le quedé viendo y dije en mi mente, ya no vas a estar solo pa, ya nunca más vas a estar solo pa, y ahí me entró un sentimiento con él, ahí fue, yo no frené eso, no pensé en quizás está con nosotros, tal vez no, mejor vamos a tomarlo como para cuidarlo ahorita, lo amé desde ese día”, compartió.
De marzo a septiembre, los “padres de corazón” disfrutaban los desvelos, el observar el comportamiento y curiosidad de Matías. Karla a la semana y media de haber recibido al pequeño, tomó la decisión de dejar de trabajar para enfocarse en el niño y después de que el consejo de Casa Cuna aprobó la adopción, en septiembre del 2020 se convirtieron oficialmente en una familia.
“Dios siempre nos ha bendecido en todo momento y todo se acomodó, tal y como me dijo la psicóloga, a veces uno se desespera y quieres que todo sea ya, pero no, yo creo que todo llega en el momento justo”, confesó, Karla.
El camino de la adopción
Por ocho años, Karla y Juan hicieron todo lo posible para tener un hijo “al natural”, después de varios análisis médicos y una operación de Juan, el diagnóstico fue varicocele, la reacción de ambos fue de tristeza y en un intento del ginecólogo para subirles el ánimo y las esperanzas, les recordó la posibilidad de adopción.
“A mí me dio tristeza y nos fuimos a comer, como que nos cayó de sopetón la noticia, yo no lo podía creer y estábamos tristes, comimos un sushi, me acuerdo y ahí tomamos la decisión, no fue algo planeado de decir a tal fecha”, comentó Juan.
En 2018, aferrados todavía a formar una familia, llegaron a Casa Cuna y para el futuro padre fue “como un rayito de luz, no le voy a mentir, un rayo de luz hacía al fondo, fuimos y ya preguntamos todo”. La primera lección para los dos fue que, la adopción no es para llenar su vacío, sino para cambiarle la vida a un niño o niña.
“Darle una familia, más que nada por ellos y al último nosotros y como que en automático al momento de darle amor al niño, se llena el amor de papás que buscabas, pero primero es el niño”, aseguró, el padre adoptivo.
El proceso
El primer paso de la adopción es llenar la solicitud, acudir a una evaluación psicológica, después a ocho sesiones con otras parejas, en este punto, sanan la perdida de no ser papá de manera natural, posteriormente siguen los estudios socioeconómicos y pasan con un psicólogo como pareja.
La subprocuradora de adopciones del Sistema DIF Sinaloa, Cristina Sandoval, explicó que una vez que terminan el curso son valorados psicológica y socialmente, se determina si son personas aptas para adoptar e ingresan a una lista de espera. Es hasta que tienen niños o adolescentes susceptibles a adopción, cuando buscan a una pareja que cumpla con las necesidades de los menores.
Con un test se determina la edad del niño que pueden adoptar y hasta que el consejo técnico de adopciones determina que son las personas idóneas para ahijar, es cuando conocen al menor.
Ahora Karla guarda todas las evidencias posibles para que cuando sea momento le cuente su historia a Matías, mientras están ansiosos por saber que tan travieso, inteligente y amistoso será el pequeño, creciendo en un ambiente de amor y seguridad.
Yo entré y me le quedé viendo y dije en mi mente, ya no vas a estar solo pa, ya nunca más vas a estar solo pa, y ahí me entró un sentimiento con él.
Juan, Padre adoptante
PROCESO
En Sinaloa se han entregado 8 menores en adopción por parte del DIF, cuatro fueron por parte de extranjeros.
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