Mazatlán, Sinaloa.- En lugar de salvaguardar áreas, para amortiguar los riesgo de inundaciones en Mazatlán, se dio un proceso muy acelerado en sentido contrario: ocupar las áreas inundables para desarrollo urbano, lamentó Juan de Dios Garay Velázquez.
Como miembro del Colegio de Ingenieros Civiles de Mazatlán, Garay Velázquez, junto a Rafael Zataráin González, realizó un diagnóstico de los riesgos de inundación en Mazatlán, mismo que presentó en diciembre pasado en el foro Drenaje Pluvial Sustentable, convocado por el Congreso del Estado.
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Basado en el estudio, indicó que en 1931, después de la avenida Gutiérrez Nájera, había campos agrícolas, aguas lagunares y estuarinas. Todo eso se fue absorbido por la mancha urbana.
En 1960 el estero del Infiernillo tenía 381 hectáreas, se redujo a un 25% en 1990, con 97 hectáreas; y, en 2018 se tenían apenas 35.
Dios Garay Velázquez.
El especialista expresó que la ciudad está expuesta a la presencia de ciclones y las modificaciones que se han hecho no contribuyen a disminuir ese riesgo, por el contrario, lo aumentan.
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“Con todas las leyes, con todas las regulaciones que existen, no ha sido posible en Mazatlán detener la invasión de los cuerpos de agua, no hay autoridad que lo detenga”, recalcó.
Los rellenos, dijo que se han hecho por dos vías: por quienes tienen necesidad de vivienda e invaden las márgenes del estero para levantar su casa y por las propias autoridades que ocupan el espacio para desarrollo urbano.
Y todos los días se rellena un pedazo más del estero, la prueba está en la invasión en la zona de la avenida Juan Pablo II, que desde principios de 2018 crece más e inclusive tiene energía eléctrica, a pesar de estar en zona de manglares.
RIESGO LATENTE
Garay Velázquez señaló que no se ha entendido, por qué la necesidad de preservar el estero del Infiernillo como zona de amortiguamiento para inundaciones.
Explicó que puede dividirse el conflicto en dos: El sistema Arroyo Jabalines-Estero del Infiernillo- Canal de Navegación-Mar y; los diferentes cuencas de la ciudad.
Es el primero el que más preocupa y tan es así, que se han realizado, desde 1988, siete estudios para atacar el problema, aunque en ellos se muestran diferencias en los resultados hidrológicos que llevarían a errores en la solución planteada.
Señaló que al final del sistema está el Océano Pacífico, al inicio, una cuenca que aporta hacia el Arroyo Jabalines y cuando se presenta la concurrencia de precipitaciones importantes con una marea de tormenta, el agua no tiene salida y se derrama sobre la ciudad.
“La marea de tormenta del Huracán 'Willa' se preveía con olas de seis metros de altura, quiere decir que al final del sistema vamos a tener una presa de agua de seis metros de altura, no va a haber por dónde escurra el agua que capte el arroyo Jabalines”, ejemplificó.
Afortunadamente para los mazatlecos, ese huracán quedó en amenaza, pero cualquier día puede hacerse realidad.
Por ello, dijo que se recomienda que no se construya a una altura menos de 2.20 metros sobre el nivel del mar, pero aún con esa elevación, una tormenta como 'Willa' lo inundaría todo.
“Hay un altísimo riesgo de inundación, mucho más catastrófico que la Tormenta E- 19 que afectó a Culiacán y no se ha hecho nada, a pesar de los siete estudios, es más, se ha hecho lo contrario del sentido común, rellenar las zonas estuarinas para uso urbano”, declaró.
Y tan se ha rellenado el estero, expresó, que de 416 metros de boca que tenía en 1930, ahora solo tiene 49 metros y dos puentes, uno vehicular y uno de ferrocarril, que no dejan la libre circulación del agua.
Y bajo los puentes pasan ductos de combustible hacia zonas de almacenamiento.
LUCRAN CON LA NECESIDAD
Para Héctor Andrés Rodríguez Andrade, presidente del Colegio de Ingenieros Civiles del Sur de Sinaloa, las invasiones a zonas de riesgo de inundación se dan porque hay quienes lucran con la necesidad de las personas por un espacio de vivienda.
Indicó que hay quienes les creen a los líderes que les van a resolver sus problemas y hasta les dan dinero para trámites.
“Y los líderes llevan la ganancia de quedarse con uno o dos terrenos que luego vemos convertidos en negocios muy rentables”, recalcó Rodríguez Andrade.