Poco a poco el mercado de la Juárez vuelve a ser el mismo de antes

Ya es más común observar gran afluencia de compradores, algunos tratando de adaptarse a la nueva normalidad siguiendo las medidas sanitarias y otros no tanto

Carla González │ El Sol de Mazatlán

  · sábado 20 de febrero de 2021

Foto: Carla González │ El Sol de Mazatlán

Mazatlán, Sin. - Se dice que para conocer realmente las entrañas de una ciudad hay que visitar sus mercados, más allá de ser recintos de comercio, son sitios que combinan historia, tradiciones, olores, sabores y vivencias del lugar en que se sitúan.

El mercado Miguel Hidalgo empieza a cobrar vida desde las 3:30 de la mañana cuando abren los primeros locales. El centro de abastos, constituido en 1960, es uno de los más importantes del puerto por la gran afluencia de clientes que recibe y visitarlo un domingo a medio día puede resultar toda una experiencia.

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Ubicado entre las calles Enrique Pérez Arce, Rafael Buelna, 20 de Noviembre y avenida de las Américas se ha convertido en el "corazón" de la zona comercial de la colonia Benito Juárez.

Es el preferido de muchos a la hora de surtir la canasta básica, pues ahí encuentran variedad de productos y precios accesibles; pollería, carnicerías, pescaderías, cremerías, abarroterías, fruterías, jugos y licuados, tortillerías, taquerías, venta de loza, de ropa, de novedades y accesorios y hasta cerrajería, ahí se pueden encontrar.

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No sólo son los 152 locales que lo conforman los que engrandecen a esta plaza de abastos, sino también las decenas de comerciantes semi fijos y ambulantes de sus alrededores que tratan de subsistir en medio de la pandemia.

"¡cubre bocas, cubre bocas, cubre bocas!", grita doña Alma con un peculiar acento "chilango", la originaria de la ciudad de México llegó hace muchos años al puerto y se dedicó al comercio. Su fuerte es la venta de artículos varios para el hogar como esponjas para trastes, cerillos, cepillos para la ropa, encendedores, pinzas, entre otros, pero por la emergencia sanitaria también incorporó los cubre bocas, que en cierto momento de la pandemia era el producto que más se le vendía.

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Ropa, calzado, cubrebocas, dulces tradicionales, mariscos, tortillas de harina, tamales, gorditas, atole, comida, nanchis, cacahuetes, accesorios se oferta en el comercio "informal". Pero lo que llama la atención son las vendedoras de nopal, que con un pequeño cuchillo afilado limpian las pencas de las espinas y le quitan la orilla, atrayendo la atención de más de uno por la gran agilidad con la que realizan esta labor.

No es una actividad exclusiva de las mujeres, también hay hombres que por la necesidad de un empleo le entran a todo tipo de trabajo.

Tal es el caso de Héctor, que a falta de empleo y también para ayudar a su abuelita, quien es una persona mayor y por el riesgo que corre de enfermarse, dejó de ir a vender, y su nieto se hizo cargo del puesto.

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Durante el confinamiento social, se implementaron estrictos protocolos sanitarios en el mercado; se controlaron los accesos, así como el flujo de clientes. Muchos comerciantes se retiraron temporalmente ante la falta de ventas, pero al reactivarse la economía se han ido reincorporando.

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Poco a poco el centro de abastos vuelve a ser el mismo de antes. Luego de haber pasado semanas con poca afluencia de clientela, ya es más común observar gran afluencia de compradores en el mercado y los domingos ni se diga, al reinstalarse el tianguis, miles de mazatlecos lo visitan, algunos tratando de adaptarse a la nueva normalidad cumpliendo los protocolos y otros no tanto.






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