Mazatlán, Sin.- Hace una década, Mazatlán era conocido como la “cuna del oro rosado”, como se le conocía a la pesca del camarón. Al tener la flota más importante del país, con 500 embarcaciones, la actividad vivía una bonanza que parecía que nunca se iba a terminar.
Sin embargo, en los últimos años el sector ha recibido golpes certeros por parte del gobierno federal que han tenido efectos devastadores para los pescadores.
En el triste y desolado muelle pesquero del Parque Bonfil, Juan Andrés espera paciente noticias alentadoras para la actividad. El motorista de 58 años de edad conoce los secretos del mar como la palma de sus manos, pues tenía 21 años de edad cuando se inició en la pesca, en donde ha pasado por todos los escalafones.
En el muelle subsisten las embarcaciones envejecidas, abandonadas, que hoy están convertidas en “fierro viejo”. En el olvidó quedó lo que llegó a ser la poderosa flota del Pacífico.
En los últimos años, los pescadores arriesgan sus vidas saliendo a altamar en barcos viejos, con el mantenimiento mínimo, ya que los armadores no cuentan con recursos para repararlos al 100%.
Para Juan Andrés la situación es muy difícil, ya que la mayoría de los tripulantes de los camaroneros desconocen si podrán salir a las capturas, por lo que no tiene la certeza de que seguirá en la actividad.
En su caso, además de embarcarse tiene una carretita de tacos y durante la veda de camarón trabaja en ella; una vez que él se va a altamar, la trabajan su esposa e hijos. No la deja porque es lo que le da seguridad económica en estos momentos.
"Cuando las temporadas empezaron a ser cada vez más malas, vi que tenía que hacer algo para tener otra cosa que me diera dinero y puse una carreta de tacos, pero sí hay mucha gente que no sabe hacer nada y tampoco le buscan, ahí se sientan a esperar en el muelle a ver qué les cae".
El pescador, con más de 37 años en la actividad, está muy agradecido con la pesca, pues gracias a ella ha sacado adelante a sus cuatro hijos, incluso les ha podido darles una carrera profesional.
Ante el oscuro panorama que se vive en la actualidad, los cuatro mil pescadores de Mazatlán se han agrupado en 35 cooperativas, donde trabajan en proyectos de acuacultura, pesca de centolla entre otros, aunque ahorita con la pandemia todo está “parado”, por lo que esperan que la situación sanitaria mejore para que también ellos tengan más oportunidades.
SE HUNDE EL BARCO
Para el presidente de la Unión de Armadores, Omar Lizárraga Manjarrez, la pesca de camarón en altamar va en retroceso y en caída libre, por la falta de apoyo y desatención de parte del gobierno federal.
Estima que para la temporada de camarón 2021-2022, el 60% de la flota de Mazatlán no saldrá a pescar, ya que a dos meses de que inicie la zafra desafortunadamente no habida una solución.
A poco menos de dos meses para que inicie la temporada, los empresarios y pescadores necesitan certidumbre en temas como el energético, inspección y vigilancia, así como solucionar lo del embargo camaronero.
Comparte que las autoridades de Estados Unidos, empiezan a realizar las visitas en dos etapas, la primera en agosto, en tierra, previo a la salida de las embarcaciones, y la segunda es en altamar, luego durante el proceso de pesca.
"Ahorita ya se solicitó que las autoridades americanas vengan previamente a hacer las visitas, inspecciones para que se den cuenta que se redoblan esfuerzos por parte de quienes pertenecemos al sector, y que se pueda llegar a la certificación a la brevedad posible, si se puede, antes de que regresen las embarcaciones del primer viaje".
Aseguró que le da mucha tristeza ver las condiciones en las que está la actividad en estos momentos.
“La verdad es triste, porque aquí en muchas empresas, hay segundas y terceras generaciones y lamentablemente la pesca en México nunca había vivido una situación así, yo desde que tengo uso de razón nunca había visto que se quedaran embarcaciones camaroneras en el muelle, que no salieran a las capturas”.
Lizárraga Manjarrez recuerda con nostalgia cómo eran las cosas hace un par de décadas y el triste futuro para la actividad y para el puerto en donde se encuentra la flota camaronera más grande de Latinoamérica.
"Es triste ver mucha gente que depende de esta actividad que ha desarrollado toda su vida, tenga que emigrar donde quizás no la sabe hacer, ni le gusta, pero la necesidad de llevar el sustento a sus casas es más grande. Además de la impotencia que se siente el que expreses la realidad y no te la crean, que se está acabando tu trabajo y piensen que es mentira, y todo porque se tiene estigmatizado al sector. Ojala que vinieran, que se pongan en nuestros zapatos para que vean lo que vivimos".
El empresario pesquero confía en que el nuevo gobierno de Sinaloa, ayude a redireccionar esto, porque hay muchos que no podrán salir del “hoyo” en el que se encuentran.
"Hay muchos que no nos vamos volver a levantar, ya son cuatro años, desde el 2017, que estamos en el suelo, no decimos que es culpa sólo de este gobierno, se lo heredó el otro, el último año el otro nos trató muy mal y pensamos solucionaría nuestros problemas, pero nunca pensamos que nos iba a tratar peor".
Con la reducción en el presupuesto, eliminación de apoyos, incremento en los costos de operación, una baja en la producción y problemas en la comercialización, algunos empresarios sólo podrán sacar a la pesca entre el 30 y 40% de sus embarcaciones. Y otros, ninguna.
Incluso, hay decenas de armadores que quieren vender sus buques, pero no hay quién se los compre, pues nadie va invertir donde no hay certidumbre.
En el olvido y el abandono, las embarcaciones siguen en espera en el muelle del Parque Bonfil, en espera de tiempos mejores que revivan la actividad, que poco a poco se muere entre el oxido y el fierro viejo.
DATOS
10 años sin apoyos para la pesca en Mazatlán han hundido la actividad.
500 embarcaciones conforman la flota de Mazatlán.
300 barcos no podrán salir a las capturas en septiembre.
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