Culiacán, Sin. - Alfonso y Carolina avanzaron por la aduana del aeropuerto internacional de Cancún, de un vuelo proveniente de Madrid, y prácticamente se sorprendieron de que ninguna autoridad sanitaria los revisara. Venían de una zona considerada foco rojo, la cual está en los reflectores internacionales por el gran número de contagios, siendo una de las ciudades europeas más azotadas por el coronavirus.
"Me saqué de onda porque yo si esperaba que mínimo, no sé, la fiebre, o algo así, o no sé, tienes síntomas mínimo, un cuestionario, y le hablé a mi papá bien sacada de onda y le expliqué la situación porque a mi primo sí le hicieron eso (revisión médica), el venía de Italia" explicó Carolina.
El 12 de marzo, Alfonso y Carolina estaban dejando atrás la movilidad en veterinaria en la Universidad de Zaragoza, España, para escapar de las sombras del Covid-19 y evitar ser una cifra más en un país ajeno. Con un “te voy a comprar ya los boletos de avión y ya, no quiero investigar más, me vale la escuela y ya regrésate aquí” por parte del padre de la joven que lo único que buscaba era prácticamente salvarla de la pandemia.
Y es que, para la pareja y la familia de Carolina, la información que tenían de un primo de ella que estaba en Italia, era que las cosas estaban empeorando a gran escala y quedaba poco tiempo para que el gobierno declarara cerrada la frontera sin tener la oportunidad de regresar a su país.
"Nos dijeron que mínimo eran 15 días (el aislamiento) que ya pasando el tiempo, pudiese ser más, pero nos dio más miedo también el hecho del caos que hacia la gente de que los supermercados los vaciaban, compraban de mucho y se acababa la comida" recordó Alfonso.
De imprevisto
De un día para otro, mientras los padres compraban los vuelos de ambos, Alfonso y Carolina alistaban las maletas para el largo y casi tenebroso viaje que les esperaba. Para él era un recorrido contrarreloj y para ella era además, un pánico de contagiarse de la enfermedad, cargando siempre un cubrebocas aun y cuando no presentaba síntomas.
La noche del día 12 de marzo los minutos seguían y la primera parada fue la central de autobuses de Zaragoza en donde ambos esperaban ver personas con cubrebocas, médicos e información por doquier de casos confirmados y sospechosos de coronavirus, pero la realidad fue todo lo contrario. Situación que los siguió hasta Madrid el 13 de marzo cuando llegaron al aeropuerto, lugar que estaba prácticamente vacío.
"Yo estaba bien paniqueda la verdad, yo estaba que cualquier gente que tosía me alejaba o trataba de estar lo más lejos posible, pero no, yo sí traje mi cubrebocas todo el tiempo, pero no había, aparte de que estaba solo (aeropuerto en Madrid), comparado a como yo pensaba que iba a estar" manifestó Carolina.
Para la sorpresa de Alfonso en el aeropuerto de Madrid no hubo ningún cerco epidemiológico, nada de filtros, pruebas y las personas estaban como en un día normal, como si el virus no estuviera ganando terreno y llevara consigo cientos de personas muertas.
Sin protocolo
Después de un largo vuelo de 10 horas, a las 19:40 horas del viernes 13 arribaron al aeropuerto de Cancún, con los primeros mensajes del padre de Carolina sobre las recomendaciones que había dado su tío que es médico para pasar por el cerco sanitario que horas antes había cruzado su primo.
Con la medida de grabar un video del chequeo del doctor y la orden de decir que ambos venían asintomáticos, Alfonso y Carolina descendieron del avión, pasaron la aduana para el sello del pasaporte, recogieron maletas y libremente sin ningún tipo de revisión salieron del “cerco sanitario” que tanto aseguraban las autoridades federales.
Con coraje y decepción al mismo tiempo, Carolina le informó a su papá que pasaron un inexistente cerco sanitario, recibiendo como respuesta un “Viva México, están mal”, con el itinerario de esperar en el aeropuerto de Cancún para viajar a la Ciudad de México. Mientras que en el edificio se vivía un día normal sin la presencia de un doctor, “como si no estuviera pasando nada, yo me quedé sorprendida y dije no manches así nos vamos a fregar bien rápido”.
En la mañana del sábado 14 de marzo, la travesía siguió con la nula esperanza de pasar por filtros de sanidad, porque si ya habían pasado por la aduana y no pasó nada relevante, el resto del viaje no sería la excepción, predicción que se cumplió también en Culiacán, en donde tampoco había un cerco sanitario.
"Esperábamos que en Cancún hubiera un filtro, nosotros sabíamos que si en Cancún no había un filtro que esperanza había que hubiera otro filtro en cualquier otro aeropuerto, ya que si estamos viajando de Cancún a México es nacional y de México a Culiacán es nacional y si no nos checaron en un internacional, menos en un nacional" explicó Carolina.
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A pesar de la indiferencia de las autoridades, la responsabilidad de las familias de ambos no fue tambaleada y al recibirlos en el aeropuerto de Culiacán ninguno se saludó de beso y abrazo, a pesar de que tenían semanas sin verse, fueron apartados para ser rociados de alcohol y Alfonso fue trasladado a la central de autobuses para llegar a Los Mochis en donde era esperado por su padres, quienes aplicaron el mismo protocolo.
Para las autoridades sanitarias el paso de Alfonso y Carolina fue desapercibido o eso era lo que pensaban cuando él recibió el lunes 16 de marzo una llamada de la Secretaría de Salud para informarle que sería monitoreado todos los días mientras permanece en aislamiento por 14 días, al igual que ella en su hogar.
Otra sorpresa para todos fue que, a pesar de que el tío de Carolina quien es doctor avisó de la llegada de su sobrina, las autoridades sanitarias no han tenido contacto con ella.
A casi una semana de haber regresado a Sinaloa, el panorama para ambos es negativo y preocupante por el hecho de ver que no se toman las adecuadas medidas preventivas por parte de gobierno del estado y los ciudadanos, retumbando en la mente de ambos el “Viva México” del padre de Carolina.
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