Mazatlán, Sin.- Hace casi un año, cuando los huracanes Nora y Pamela azotaron el sur de Sinaloa, los mazatlecos vieron por primera vez en muchos años los estragos del desgaste de la cuenca hidrológica: el agua turbia.
Por más de un mes, el agua entubada que llegaba a los hogares porteños salía con una coloración café y que tenía un impacto estético negativo para el consumidor ante la desconfianza de la contaminación.
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¿Qué fue lo que provocó este fenómeno?
Conselva, Costas y Comunidades, señala que los dos sistemas ciclónicos extraordinarios trajeron tanta agua que esta erosión más el ya deteriorado suelo, el cual ha sido desprovisto de vegetación, es decir, ha sido deforestado.
La deforestación provocada principalmente por actividades agropecuarias alrededor de la cuenca hidrológica del río Presidio provocaron que el paso del agua levantara gran cantidad de sedimento, eventualmente llegó a la presa Picachos y posteriormente a las plantas potabilizadoras.
Este exceso de sedimento dificultó el proceso de filtración en la planta Los Horcones y Miravalles, lo que afectó la calidad del agua que recibían los ciudadanos.
¿Cómo contrarrestar esta situación?
La organización ambiental resalta que cuándo se cuenta con un suelo sano e infraestructura verde que ayuda a retener sedimentos y recargar los mantos acuíferos, la calidad y disponibilidad del agua mejorará.
Para contrarrestar los efectos negativos que la deforestación ha provocado en el suministro de agua, es necesario cuidar la cuenca hidrológica, el territorio que capta el agua de lluvia y abastece los cauces de ríos, arroyos y acuíferos.