Mazatlán Sin.- La fiesta había terminado y muchos de los asistentes de la disco Antares decidieron seguir con la diversión, en el estacionamiento del inmueble de la avenida Del Mar. Minutos antes, el cantante Gerardo Ortiz había tenido una presentación en dicho centro nocturno, que se encontraba ubicado entre las avenidas Rafael Buelna e Insurgentes.
Para ese entonces el reloj marcaba ya las cinco de la mañana del 8 de marzo del 2011, muchas de las personas que se encontraban en ese lugar se resistían a retirarse ante las notas musicales de una banda de viento, que ponía ambiente afuera de la disco.
De pronto, un silencio sepulcral se dejó sentir en el estacionamiento, seguido de una lluvia de balas que emanaban de dos camionetas, que sorpresivamente arribaron al lugar.
No habían pasado ni siquiera 15 minutos de la agresión, ya que para ese entonces la Cruz Roja había recibido una denuncia anónima que citaba al menos 3 heridos en el Malecón.
El caso inmediatamente fue atendido por el paramédico Felipe Suárez, que en ese instante se encontraba atendiendo a un vecino de la colonia Adolfo López Mateos, al norte de Mazatlán.
Luego de trasladar al paciente al Seguro Social de la avenida Ejército Mexicano, el socorrista junto con otros dos compañeros de turno, se enfilaron rápido hacia el Malecón, donde confirmaron la localización de los lesionados.
Un joven mujer y dos varones eran los que se encontraban sobre la banqueta de la disco Antares, inmediatamente los paramédicos procedieron a brindar los primeros auxilios, pese a los gritos de personas que señalaban que había más heridos en el estacionamiento.
Mientras Felipe junto con otro socorrista apoyaba a los tres heridos que se hallaban en la banqueta, un tercer paramédico se adentró al inmueble para corroborar lo que señalaba la gente.
Los minutos pasaban y el “héroe anónimo” no regresaba a la unidad de emergencias, en la cual ya se hallaban los lesionados, por lo que el chofer se enfocó a buscarlo.
Los ojos del joven “cruzrojiano” parecían salirse, al darse cuenta de la gran cantidad de heridos que había en el lugar, donde su compañero no se daba abasto.
“Ayúdeme, ayúdeme”, “yo primero”, “necesito atención médica”, “me duele el cuerpo”, fueron algunos comentarios de las personas, que en medio de charcos de sangres, yacían sobre el suelo del estacionamiento del local.
Para ese entonces al sitio ya arribaban al menos cinco ambulancias más, de la Cruz Roja, Bomberos y Protección Civil Municipal, cuyos elementos, un promedio de 20, se abocaron a ayudar a los heridos.
Ante dicho apoyo, los dos primeros socorristas que atendieron el caso, se enfilaron por la avenida Del Mar para posteriormente seguir por Insurgentes hasta llegar a la clínica Del Mar, donde los baleados recibirían atención.
Ambos paramédicos determinaron regresar al lugar del hecho, que en ese instante ya se hallaba acordonado por elementos de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal.
El número de baleados en el lugar orilló a ambos a que prestaran los primeros auxilios a otras dos personas, que poco después condujeron al Hospital General “Martiniano Carvajal”.
Aunque la hora de salida era a las 7 de la mañana, esto no fue pretexto para los paramédicos del turno nocturno de la Cruz Roja, quienes se “aventaron” un tercer traslado hospitalario.
La misma situación vivieron los ocupantes de ambulancias como de la Comisión Nacional de Emergencias o del grupo Cobras, que también no se daban abasto en las atenciones.
Recuerdan los socorristas que en el sitio había personas, que pese a que sabían que se hallaban heridas, decidían trasladarse por su propia cuenta al hospital más cercano.
Los lesionados presentaban “esquirlazos”, que no tomaron en cuenta como de gravedad, por lo que por su propio pie se retiraban en la búsqueda de un vehículo que los condujera a un nosocomio.
Los muertos
Tras el retiro de los heridos, los jóvenes que vestían uniformes de color azul marino y blanco se mantenían al pendiente en el lugar, pues se creía que había más lesionados dentro de la disco.
Mientras los policías buscaban posibles heridos, personal de Servicios Periciales ya había contabilizado cinco muertos en el lugar, y uno más que había fallecido en un hospital privado.
Entre las víctimas se encontraba un nieto de un conocido músico de la localidad, el cual fue alcanzado por los disparos de las armas de fuego que portaban los ocupantes de dos camionetas.
Las personas fallecidas fueron trasladadas a las instalaciones del Servicio Médico Forense, donde fueron objeto de la autopsia correspondiente para determinar la causa real de los decesos.
Triste hecho
A las 9 de la mañana, después de cuatro horas de trabajo y dos de haber salido de laborar, los tres paramédicos retornaron a su base, que se encuentra en la avenida Ignacio Zaragoza, en el Centro de la ciudad.
Las miradas de desvelo y cansancio podían apreciarse en los rostros de los socorristas, quienes aún no nadaban crédito a la emergencia que momentos antes habían atendido.
Y es que además de lo largo de la jornada, el número de heridos y muertos atrapó la atención de estos jóvenes, que en su corta carrera altruista, nunca habían atendido una emergencia de esa magnitud.
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Cada uno de ellos regresó a su respectivo hogar, donde dormitaron y descansaron para regresar a la base de socorro a las 7 de la noche, para prestar el apoyo a los llamados de emergencia que se presentaran, como si un día antes nada hubiera pasado.
FECHA
Fue el 8 de marzo del 2011 cuando ocurrió el percance en el que murieron seis personas.
Hace ocho años sucedió la desgracia
En la actualidad el lugar luce en ruinas.
Paramédicos de Cruz Roja atendieron el llamado de emergencia.