En 26 años de servicio en el Cuerpo Voluntario de Bomberos de Mazatlán, Saúl Robles ha demostrado ser un verdadero héroe, luchando contra el fuego y arriesgando su vida para salvar la de los demás.
Él es un héroe de cuarta generación, ya que pertenece a una familia que ha estado al servicio de los ciudadanos. Sus tíos y su abuelo fueron de los pioneros en la formación del Cuerpo de Bomberos de Mazatlán.
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Desde entonces, cada generación de la familia Robles ha seguido los pasos de sus antepasados, donde Saúl no fue la excepción.
"Tengo 26 años ya en la comandancia, han sido muchos momentos increíbles aquí, sobre todo reconfortantes en esta estación, este trabajo es muy bueno, te enseña muchas cosas, entre ellas a valorar la vida", expresa quien ahora es el Primer Comandante del Cuerpo Voluntario de Bomberos Mazatlán.
Con una sonrisa en su rostro, recuerda el momento en el que ingresó a la academia de Bomberos y cómo nació su pasión por ayudar a los demás.
"Me acuerdo que desde niño yo ya me involucraba con algunas cosas de la estación, hasta que decidí ingresar para ser bombero, comencé desde abajo con el tema de los rangos, de paso a paso llegué hasta ser el capitán y comandante de esta estación, me da orgullo y alegría saber cómo inicié, porque sé lo que me costó", añade.
"Soy un bombero de cuarta generación ya, mis tíos y mi abuelo fueron fundadores del Cuerpo de Bomberos, así que lo de esta profesión ya es de herencia, lo llevo en la sangre".
A lo largo de su trayectoria, Saúl ha mostrado un desempeño sobresaliente, al rescatar vidas, controlar incendios y liderar a sus compañeros con dedicación ejemplar.
Sus actividades no se limitan únicamente a combates de incendios, también ha sido un pilar fundamental en la creación e implementación de campañas de prevención de incendios y programas de concienciación comunitaria en Mazatlán.
Memorias de un bombero
Saúl es un hombre valiente y comprometido con su labor, sin embargo su vida estuvo a punto de apagarse en una ocasión, durante un incendio en la tienda Waldo's de Mazatlán, en el año 2007.
"Me acuerdo que estuve a punto de perder la vida en ese incidente, me estaba asfixiando, fue una de las experiencias más duras que he pasado en este trabajo, me acuerdo que vi a mi mamá y la abracé, le dije lo mucho que la quería. Esta situación me enseñó muchas lecciones de vida", comenta.
Este incidente marcó su vida, por lo que ha aprendido a valorar cada momento junto a su familia, por eso, cada vez que sale a trabajar les dice “te quiero”, consciente de que puede ser la última vez que los vea.
"Sé lo peligroso que es este trabajo, valoro más mi vida a raíz de todas las lecciones que me ha dado este trabajo, cada que veo a mis hermanos los abrazo y les digo lo mucho que los quiero, igual con mi mamá, mi esposa y mis dos hijos, cada que salgo a laborar les digo todo lo que los amo", añade.
Además de ese incidente en la tienda Waldos, Saúl recuerda con temor la ocasión en la que un grupo de personas chocó en su auto contra un camión que transportaba material altamente inflamable, en el cual las personas perdieron la vida.
"Recuerdo que este accidente dejó más de 20 personas muertas, entre ellas bebés y niños, fue muy duro para mí en lo personal, ver esas escenas fue difícil, comprendí que no siempre puedes salvar a todos, y eso es lo más difícil de este trabajo, ese sentimiento de querer hacer más, pero que el destino no lo permita", comparte.
Aunque ha enfrentado situaciones aterradoras, también ha tenido momentos de alegría y gratitud en su carrera. Para él, lo más bonito son aquellos momentos en los que las personas se acercan a agradecerle por su labor o tienen algún gesto amable hacia él.
"Más allá de que lleguen con algo para dar, cuando los niños visitan la estación y te dicen que quieren ser como tú, es de esos momentos que reconfortantes, que te llenan el alma, aunque hay momentos malos, siempre hay un motivo para seguir, somos el ejemplo de muchas personas", señala.
Estos actos de reconocimiento y aprecio van más allá de lo económico y le recuerdan que su trabajo como bombero es importante y valorado por la comunidad. Esos momentos son la “gasolina” que lo motiva a seguir luchando por la seguridad de los demás.