Culiacán, Sin.- Con apenas la corta edad de seis años, Saulita Rosas, originaria de Ayagualuto, Guerrero, se vio obligada a incorporarse al difícil mundo laboral para los niños, quienes al ver la crítica economía que atraviesan sus padres, con las pocas habilidades que tienen empiezan a trabajar en lo que se les da la oportunidad.
Fue así como desde pequeña empezó a trabajar junto con sus hermanos y padres en los campos agrícolas de Sinaloa, sin saber toda la historia que el destino le tenía preparado, en el que siguiendo con la tradición del pueblo donde nació, se convirtió en una artesana de hojas de maíz.
En cada temporada agrícola, la familia de Saulita, al igual que cientos más, migraban a otro estado en búsqueda de sustento económico, en el que a pesar de ser una niña comprendía que tenía que trabajar para ayudar a sus padres de escasos recursos.
En sus primeras visitas, poco a poco se fue enamorando de Culiacán, la ciudad que por más de 20 años se convertiría en su hogar, al principio solo permanecía en la ciudad los días de la temporada para regresarse a su pueblo natal con sus padres, hasta que sus hermanos se establecieron y ella a los nueve años decidió quedarse.
Cada vez que visitaba a sus padres en Guerrero y por el entorno en el que vivía con artesanías las 24 horas, desde los 12 años comenzó a aprender el arte de hacer arreglos con la hoja del maíz, esto a través de cursos que ella misma se pagaba con el dinero que obtenía vendiendo sandías.
Cuando regresaba a Culiacán, hacía únicamente los productos que la gente le pedía para festividades como Día de Muertos, mientras que a la par trabajaba en otros lugares.
Sin embargo, poco tiempo después, al navegarse sola, Saulita recordó con melancolía uno de los momentos de su vida que la marcó para siempre con la pérdida de su hija de seis meses, en un entorno de soledad al no tener a sus padres, lo cual la orilló a una gran depresión.
Como la guerrera que es, siguió trabajando en diversos lugares, dejando de dedicarse a la artesanía debido a que, al no tener un teléfono, perdió los contactos de sus clientes.
Pero la vida desde hace tres años le tenía preparado una luz que la iba a ayudar a seguir adelante, superar su depresión y regresar a la artesanía, fue cuando en el centro de la ciudad conoció a una regidora que la invitó a impartir talleres a adultos mayores.
Momento en el que al mismo tiempo conoce al dirigente de la Asociación de Artesanos, José Hernández, quien le dio la facilidad de entrar a la unión para estar amparada y obtener un permiso para vender sus productos en el centro de la ciudad en la calle Rubí, esquina con Antonio Rosales.
Con la convicción de ser un mayor sustento para sus hijos y al ser madre soltera, después de ser aceptada en la asociación y con mayor madurez, se siente capaz de poder salir adelante con sus pequeños, a quienes trata de darles todo lo que puede para que sean felices.
Actualmente sus hijos de 10 y 12 años la apoyan en la venta de los productos, la menor, los días festivos se encarga de vender las artesanías de hoja de maíz, quien en conjunto con su hermano tienen la determinación de ayudarla, mientras que como niños son unos torbellinos y el orgullo de Saulita.
Ya voy para dos años, con cuentas, con todo del mundo, pero veo que, sí sale, sale para pagar 300 pesos a la persona que le pides prestado”, expresó, la artesana, quien contra viento y marea tiene la determinación de continuar trabajando para sus hijos, a quienes no desea que también trabajen en los campos agrícolas Saulita Rosas
Cada día despierta a las 6:00 de la mañana para preparar a su hija de 10 años quien va a la escuela en el turno matutino, posteriormente con su hijo de 12 años abre el negocio ambulante a las 8:00 horas, en medio día el pequeño entra a clases y la niña respalda a su mamá en las ventas.
Con un horario corrido de 12 horas, Saulita junto con sus hijos, enfrentan todos los días las inclemencias del clima, ya sea por las altas temperaturas que se presentan o por las lluvias que se generan, situación que ha provocado que se enferme por ocasiones.
Es muy pesado, porque empieza la lluvia y es empezar a quitar todo de una, es como una adrenalina que empieza de quita y quita todo porque se te moja y se te maltrata todo, lo que es la artesanía no lo tengo aquí en mano, es sobre pedido por lo mismo Saulita Rosas
Al querer entregar arreglos de flores de calidad y evitar que se maltraten, creo una cuenta en Facebook “Artesanías de hoja de maíz saulita”, estrategia que le ha funcionado para aumentar el número de clientes.
En días festivos, con semanas de anticipación comienza a recolectar la hoja de maíz en rancherías como Bebelama, esto para avanzar en el transcurso del día en su negocio ambulante, seguir en las noches y ofertar coloridos arreglos florales.
Con apoyo de una señora, es como va a los ranchos a recolectar hoja de maíz, en un momento en el que por amor a la artesanía tiene que soportar la comezón que da en los brazos.
La artesana Sualita, mencionó que actualmente los inspectores no la molestan en su negocio ambulante, sin embargo, espera que el Alcalde, Jesús Estrada Ferreiro vea por las personas que necesitan el apoyo.
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En el caso de los integrantes de la asociación de artesanos, afirmó que son conscientes que estorban en las calles, pero, es un trabajo noble que da sustento a sus familias.
Como la guerrera que se ha convertido en sus 33 años, Saulita Rosas, lucha día con día para ser el sustento de sus dos pequeños y continuar con la tradición de artesanos que hay en su pueblo natal.
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