Mazatlán, Sin.- Tuvieron que pasar 91 días para que Domingo Chávez regresara a su trabajo como “bell boy” en un hotel del puerto. Retomó sus actividades con un gran entusiasmo y la esperanza de que el Covid-19 le dé un respiro a los mazatlecos, pero las cosas han cambiado mucho. De entrada, tuvo que incorporar la careta, el cubrebocas y los guantes a su uniforme. Así será ahora en la nueva normalidad.
Las personas que desempeñan el cargo de botones o “bell boy” en un hotel son pieza clave para el buen funcionamiento, debido a que la primera impresión del cliente a su llegada es la presencia de ellos, por lo tanto, deberán tener buena presentación, ser amables, respetuosos, cordiales y muy serviciales.
Cargar maletas pesadas, atender a los clientes, hablar por lo menos dos idiomas y mantener una sonrisa en el rostro, son parte de cada día en la vida de un botones, oficio que no siempre es reconocido por los turistas cuando llegan a un hotel, pero que a Domingo le ha dejado grandes satisfacciones.
Con 27 años en el servicio turístico, desde hace 12 años trabaja en el hotel Pueblo Bonito Emerald Bay en Mazatlán y desde hace 6 años es capitán de “bell boy”, puesto que desempeña con gran responsabilidad.
Es el responsable del equipaje del huésped y en algunos casos, de que los vehículos sean estacionados. Además, es el encargado de supervisar a los botones durante la ejecución de sus tareas para asegurar un servicio pronto y eficiente a los huéspedes.
Domingo, estamos muy contentos de regresar y con todo el amor y todas las ganas del mundo, esperar a los huéspedes para atenderlos en esta nueva experiencia darles un mejor servicio que se lleven una buena imagen y puedan regresar.
Domingo agradeció a la empresa que desde el primer día de la pandemia los apoyo, y los hizo sentir que no estaban solos, ya que no se despidió a ningún colaborador y cuando los mandaron a casa pudieron quedarse con sus familias porque seguían recibiendo su sueldo.
Comenta que la pandemia le ha dejado grandes enseñanzas de vida, valorar y cuidar lo que se tiene y creer en esta enfermedad que está cobrando cientos de vidas.
La cuarentena no fue nada fácil, el estar encerrado en casa cuando estás acostumbrado a estar activo todo el día, sobre todo porque este hotel tiene una gran demanda y siempre entra y sale gente y tener que cerrar era de no creerse pero así fue.
En esos tres meses, tuvo la oportunidad de disfrutar y cuidar a su familia, poder platicar, reír y sentarte a comer todos juntos. Fue una experiencia muy bonita.
“Conocer más un poquito más a los hijos porque todo el día nos la pasamos aquí y con tanto tiempo encerrado aprendimos a conocer a la familia, en 12 años yo no había falta nunca al trabajo más que en mi descanso y en ese tiempo es lo que yo llevé a cabo, me senté con mis hijos completos a desayunar, comer y cenar fue una bonita experiencia”.
El sector ha dejado grandes satisfacciones al hombre de 50 años edad y padre de tres hijos, en 1993 empezó a trabajar en una compañía de cruceros por 15 años, pero decidió dejarlo porque duraba mucho tiempo lejos de su familia.
Inmediatamente entró a trabajar al hotel como conserge y seis años después tuvo la promoción a capitán de “bell boy”, puesto que desempeña hasta la fecha y donde le ha tocado conocer artistas, políticos, deportistas.
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Se necesita mucha discreción, honestidad, aquí llegan artistas, políticos, deportistas y tiene que ser uno muy discreto nada de fotos ni hostigarlos, se les debe de tratar como en casa.
Destaca que el hotel puede ser muy bonito, pero uno de los factores por los que un huésped regresa es por la buena atención y servicio.
Aquí viene gente de todo tipo, todos son bienvenidos el trato es igual, no hay diferencia si vemos algo tratamos de llamar la atención así sea extranjero o nacional porque de todos vivimos.Empleado
El Bell boy es la primera persona y la última que un huésped o cliente ve en el hotel. Es una parte fundamental del hotel ya que siempre intenta ayudar en todo momento a los huéspedes en cuanto a información o servicios que ofrece el hotel.
Su origen está en la palabra inglesa “bell boys”. La traducción literal es “chico campana”. Porque era el encargado de llamar a recepción con una campana.
Y aunque son pocos turistas a los que Domingo tiene que atender, lo hace con mucho esmero y responsabilidad. Espera que la pandemia pase pronto y Mazatlán recupere el esplendor turístico que lo ha convertido en uno de los mejores destinos del país para vacacionar.
DATOS
50 años de edad tiene Domingo
27 años lleva en el servicio turístico
6 años lleva como capitán de Bell boy
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