Culiacán, Sin.- Los delitos de índole sexual van en aumento en el estado, sumando al cierre de los primeros nueve meses del año un total de casi docientas denuncias formales ante la Fiscalía General del Estado, con lo que se está por alcanzar las cifras de los últimos dos años.
Hasta el 31 de agosto, fecha de la última actualización de la estadística oficial de la FGE, sumaban 193 denuncias por violación sexual.
Para esa misma fecha de 2020, Sinaloa llevaba apenas 136 y en 2019 un total de 122 casos contabilizados, lo que implica que de un año a otro, comparando el mismo periodo, se tiene un incremento del 41.91 por ciento.
De hecho, y de acuerdo con los datos consultados en el portal de la Fiscalía, este 2021 se mantiene una cifra récord en violaciones pues todavía no cierra el año, y ya superó las cifras globales de 1994 al 2017, periodo en que se puede revisar los números en la entidad.
Por ejemplo, los años que menos violaciones se denunciaron al ministerio público fue 1997 y 1998, cuando apenas alcanzó la cifra de 132 y 100.
De hecho, son estos últimos tres años en donde más se registra un aumento en este delito, siendo Culiacán el municipio donde más agresiones sexuales se reportan.
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Este año en la capital se denunciaron, hasta el 31 de agosto, 63 casos de violencia sexual, seguida de Mazatlán con 36, Ahome con 28, Guasave con 16 y El Fuerte con seis.
Una revisión de los comunicados de la Fiscalía en cuanto a sentencia de presuntos violadoras, dan cuenta que continúan siendo familiares de las víctimas quienes más agreden sexualmente.
El último presunto responsable que recibió una sentencia en Sinaloa fue un vecino de la sindicatura de Eldorado, el cual fue condenado a 13 años de cárcel.
Identificado como Vianney, el eldoradense fue acusado en juicio de ser el responsable de violar a una menor integrante de su familia, pues el delito imputado fue violación equiparada y agravada en relación de parentesco por afinidad.
Diversos observatorios señalan que arriba del 60 por ciento de los casos de violación son perpetrados por algún familiar cercano.
Este incremento en delitos sexuales lleva un ritmo parecido al de los feminicidios y la violencia familiar.
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