Son 119 años de la Botica del Carmen en Mazatlán

Los usos y costumbres de los pueblos han mantenido de pie por más de un siglo a la droguería del Doctor Alcalá

Marimar Toledo

  · sábado 3 de agosto de 2019

Francisco Samuel, cirujano dentista de profesión, comenzó a trabajar desde muy joven en el negocio familiar

Mazatlán, Sin. Desde que tiene uso de razón, Francisco Samuel Alcalá se encuentra “en el lugar de siempre” y “en la misma ciudad”... así como dice la canción de Juan Gabriel, en un edificio antiguo sobre la calle Aquiles Serdán en pleno Centro de Mazatlán, que primero fue su hogar y después se convirtió en La Botica del Carmen, uno de los negocios más antiguos del puerto.

Con más de un siglo de vida, la droguería ha sobrevivido al embate de las grandes cadenas farmacéuticas y se ha adaptado a los avances científicos en beneficio de la salud, sin perder su esencia y tradición ancestral.

La empresa que debe su nombre a la Virgen del Carmen, fue fundada por don Jesús Alcalá Gómez, papá de Francisco Samuel, el 1 de octubre de 1900. Cuatro generaciones han estado a cargo de la que es en la actualidad la botica más antigua y la única en el sur de Sinaloa, donde se pueden encontrar hierbas, plantas medicinales, productos químicos, preparaciones, medicina de patente, naturismo, herbolaria y algo de homeopatía.

Francisco Samuel, cirujano dentista de profesión, comenzó a trabajar desde muy joven en el negocio familiar, pero fue a los 25 años de edad cuando se hizo cargo de él. En todo este tiempo la ha mantenido activa y en el gusto de los mazatlecos y los habitantes de la zona rural del municipio, que muy frecuentemente vienen por "remedios" para curar sus males.

Recuerda que los comercios más antiguos en Mazatlán fueron la Cervecería del Pacífico, la Maderería Felton, el Mercado Pino Suárez y su botica, la cual se mantiene firme, como un roble y funcionando como un engranaje de reloj antiguo en cada ungüento, hierba o planta medicinal que le solicitan.

Este negocio ha salido adelante de generación en generación, yo soy la cuarta estafeta. El primero fue mi bisabuelo, Jesús Alcalá Gómez; siguió mi abuelo, Ignacio Alcalá Moreno, luego mi padre, el doctor Jorge Alcalá Quiñones y actualmente yo

Samuel Alcalá

Francisco Samuel, que está al frente de la Botica del Carmen desde 1982, reconoce que ha sido difícil competir en el mercado en todos estos años, y aunque piensa que la vida es en sí una competencia, el problema del fracaso de un proyecto muchas veces es la incompetencia personal. En su caso, el negocio familiar empezó siendo una botica, ahora es farmacia y droguería, pero no compiten con las farmacias de los tiempos actuales, su labor es casi como un arte, el cual hoy en día se encuentra desaparecido y casi en extinción en todo el mundo.

En todo el sur de Sinaloa no hay droguerías, de hecho es la única botica que existe desde Cosalá hasta La Concha, en Escuinapa mucha gente va a Tepic, en Durango hay otra; en Culiacán medio funcionan dos, que ya están casi en peligro de extinción.

En el consultorio, que está a cargo de su hermano José Carlos Alcalá, tienen el servicio gratis de enfermería, aplicación de inyecciones, presión arterial, entre otros servicios, pero lo que más piden los pacientes que llegan son los remedios, las hierbas, las plantas medicinales, los productos químicos y preparaciones, que son su fuerte y los puede hacer para todo tipo de enfermedades.

La elaboración de fórmulas para bebés recién nacidos con problemas del corazón, diuréticos, hasta cosas mayores, como productos químicos, alcohol puro de caña, aceites para masajes, esencias para inaloterapia, hierbas como el abango para la tos, azares para los nervios, anís, cebada perla para el estomago, árnica para los golpes; todo lo encuentran en La Botica del Carmen.

A lo largo de los años ha pasado mucha gente importante por este lugar, de la farándula, la literatura y hasta políticos, que en su caminar por el Centro la han descubierto o que llegan por recomendación de los mismos clientes.

La ubicación ha ayudado para que el negocio haya sobrevivido todos estos años, porque de lo contrario posiblemente ya no estuviera establecido, como muchos que han desaparecido en el primer cuadro de la ciudad y de los que ahora sólo queda su recuerdo.

A él le queda claro que nunca se deja de estudiar y prepararse, mucho menos con los avances de la tecnología, a los que se ha tenido que adaptar y lo ha hecho con mucha responsabilidad y profesionalismo, por eso se las sabe de todas todas. No hay paciente que se vaya de la botica sin su receta o su preparación.

Dice una frase de don Justo Sierra: “todo tiempo pasado fue mejor"... pero es una ilusión óptica, afirma Francisco Samuel, el presente para él es el bueno, ha tenido tiempos de gloria económica y de más trabajo que el que tiene actualmente, pero no se obsesiona con eso, no vive de tiempos pasados, al contrario, agradece por haber llegado hasta aquí de la forma en la que su botica lo ha hecho, con la confianza, el respeto y reconocimiento de la ciudadanía.

Ahorita puedo decir que vivo bien y no me mato tanto trabajando, a mis 62 años prefiero estar a gusto y no histérico, la botica me da para vivir sin muchas preocupaciones, aunque ya me resulte un poco cansadoFrancisco Samuel Alcalá

El doctor Alcalá piensa que la gente tiene muchos arraigos, sucede en los pueblos, en la ciudad, entre las familias, con los amigos y que todas esas tradiciones se transmiten de generación en generación. Y son precisamente los usos y costumbres de Mazatlán los que han mantenido de pie a la botica por 119 años.

En todas las familias hay una 'tía remedios' que te dice: pónte esto, ve y compra aquello para que te alivies... esas son nuestras tradiciones, se transmiten de generación en generación, de boca a boca y de familia en familia, eso es lo que mantiene de pie a la botica, los usos y costumbres de nuestro México, de nuestro Sinaloa

Francisco Samuel Alcalá

Reconoce que hay mucha gente que se rehúsa a usar las plantas medicinales, o que no le tienen mucha fe, pero se les olvida que los principios de la medicina fueron precisamente las hierbas. En La Botica del Carmen, explica, se consulta al paciente y se le da una receta. Si quiere comprar ahí la medicina lo hace, si no, se puede ir a cualquier farmacia.

En este lugar no se tiene ese gancho ‘amafiado’ como muchas lo hacen, no vayamos muy lejos: están esas que dicen que son lo mismo, pero más barato; pero algo natural para la gripe es un té, jarabes, cataplasmas e inhalaciones

Francisco Samuel Alcalá

De su padre, a quien él relevó debido a una enfermedad, tiene las mejores enseñanzas y el ejemplo que deja un buen hombre con una gran calidad humana, pero lo que sí tiene muy claro es que con él terminará la tradición y el negocio, pues no existe un sucesor en la familia que pueda seguir sus pasos.

Esto se acaba conmigo, en realidad en la Botica, si hay un boticario es negocio, si no lo hay, no lo es. Desgraciadamente no hay un boticario atrás de mí, yo sería el último de los Alcalá en el oficio, yo creo que le quedan como unos seis años de vida a La Botica del Carmen, actualmente yo tengo 62 años, pero ya estoy cansado y trabajo todos los días del año, no creo aguantar mucho tiempo así

Francisco Samuel Alcalá


Francisco Samuel mira su establecimiento de lado a lado y recuerda con nostalgia que se crío en esa casa, y que ahí sigue. Sabe que todo evoluciona y se transforma conforme pasan los años. No así su botica, que sigue "en el mismo lugar" y "en la misma ciudad", entre los mismos muros de cemento que la han cobijado y que lo vieron a él trabajar, primero en las bodegas, luego como despachador y desde hace 37 años a cargo del negocio.

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De aquí a que se decida a ponerle fin a la tradición de los Alcalá, seguirá en su diaria labor de proporcionarle alivio a las personas. Entre ungüentos, remedios tradicionales, herbolaria, ácidos y sales, la Botica del Carmen y Francisco Samuel sobreviven al tiempo para mantener viva una tradición ancestral en Mazatlán.

DATOS

  • 1900, año en el que se fundó La Botica del Carmen.
  • 4 generaciones han pasado por La Botica del Carmen.
  • 1982, año en que Francisco Samuel se hizo cargo del negocio familiar.



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