Mazatlán, Sin.- Lisa Dawn Lankins tiene 58 años de edad, es enfermera de profesión y trabajó por un tiempo como agente para una compañía de turismo que promovía viajes a Hawái desde su estado natal de Oregon, Estados Unidos, llegó a Mazatlán de visita en el 2005, por una invitación de un amigo de su padre, y decidió quedarse una temporada para mejorar el español que aprendió desde los 14 años, en sus estudios de preparatoria y universidad.
Primero le ofrecieron trabajar en un hotel de Cerritos, donde ayudaba en la atención de familias de extranjeros invitados por el dueño, fungió como directora del hotel por 6 meses, mientras contrataban a otra persona, y al dejar el cargo, la llamaron del DIF para que apoyara como traductora en los programas de apoyo social.
En esta última administración la nombraron enlace de la comunidad extranjera radicada en Mazatlán, y le dieron la función de traductora y promotora en el Instituto de Cultura, Turismo y Arte.
Reconoce que las playas y el sol de Mazatlán, así como su gente, su hospitalidad y sus comidas la cautivaron desde el primer momento, actualmente tiene 14 años viviendo en el puerto, con visa permanente, y lo que menos piensa es en dejar este destino, donde residen más de 8 mil extranjeros todo el año y que llegan entre 27 mil a 30 mil estadounidenses y canadienses para pasar el invierno.
“Tuve la oportunidad de venir a México cuando tenía 44 años, decidí hacerlo porque ya habían muertos mis padres, estaba divorciada y sin hijos, tenía dos trabajos, pero decidí que la vida es corta y tuve la oportunidad de mejorar mi español, había estudiado español desde los 14 años en la prepa y también en la universidad, en el hospital y en la clínica donde trabajaba traduje, pero nomás hablaba de cosas médicas”, expresó.
En su trato con la comunidad extranjera que radica en Mazatlán, encontró un motivo más para quedarse a vivir en el puerto: “Yo pensaba en quedarme año y medio, o dos años, algo así, pero vi que de verdad es mi destino estar aquí, vi que podía hacer la diferencia y eso es lo que más quiero, hacer una diferencia como enlace de la comunidad extranjera que radica en Mazatlán”.
Ahora, Lisa no solo promueve el municipio y los eventos en las páginas oficiales de Cultura, sino también ayuda a los grupos de extranjeros a contactarlos con los programas sociales y de apoyo a las familias más necesitadas del puerto, también orienta a extranjeros en sus gestiones y atiende como traductora las demandas de los turistas.
“Ayudo en muchas otras cosas, si tienen necesidad de apoyo como de doctores o policías les traduzco, incluso, la policía me marca a veces para que les traduzca cuando hablan con extranjeros, no tanto, pero sí de vez en cuando”.
Dice que lo que más atrae a los extranjeros, aparte de las playas, el sol y su gastronomía, es la hospitalidad de la gente, que siempre tiene una sonrisa para el visitante y un espíritu de servicio.
GRUPOS DE APOYO
Una de las cosas que más insiste a los extranjeros que radican en la ciudad es que conozcan lo básico del español para que se relacionen con los mazatlecos, ya que, si bien, han aumentado los apoyos y la ayuda a los grupos vulnerables, lo hacen más donde se habla el inglés.
Refiere que en estos 14 años de servicio no ha conocido a un extranjero que visite Mazatlán y no quiera ayudar en algún programa.
“No he conocido a una persona que venga de afuera y no quiera ayudar, el problema es que solo pueden ayudar donde hay comunicación en inglés, porque la mayoría no habla el español, algo que me gusta hacer es, enseñarles de los programas del DIF y a dónde pueden ayudar en otros lugares, hay bastantes extranjeros que ya están empezando sus propios grupos de apoyo”.
Comentó que durante esta pandemia del coronavirus, la ayuda no ha menguado, por el contrario hay extranjeros que se han juntado para llevar alimentos a las familias más vulnerables.
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Citó el caso de una mujer extranjera que construyó una casa para una pareja joven que no tenía donde vivir, y la joven estaba embarazada; otro grupo de personas residentes y que viven en Olas Altas, formaron un grupo y juntaron víveres y despensas para donarlas a los habitantes de la Isla de la Piedra.
“También yo les comunico cuando hay algún evento de donaciones, dónde pueden ir para apoyar, y es un apoyo grande, yo les traduzco al inglés y les digo dónde, antes eran muy pocos lugares donde entregaban donaciones porque no tenían comunicación, pero ya son más lugares”.
DIFÍCIL VENIR ESTE AÑO
Lankins asegura que una de las cosas que más le gusta es conducir en carretera para conocer lugares diferentes, cuando decidió visitar Mazatlán lo hizo en automóvil, en un viaje que se prolongó por 3 días y medio, ya que solo manejó durante el día.
“En diciembre de 2005 me invitaron a Mazatlán, en marzo dejé mis trabajos y en abril manejé sola de Oregon a Mazatlán, dos veces lo hice en auto, pero me gusta manejar mucho, quiero hacerlo otra vez, pero ahorita no tengo carro”.
Refiere que muchos turistas canadienses acostumbran hacerlo así en temporadas normales de invierno, aunque este año, por la pandemia del coronavirus, muchos no podrán hacerlo, ya que las fronteras de Estados Unidos y Canadá están cerradas, y para viajar por aire, algunos requieren abordar 3 vuelos.
“Todos quieren venir en este año, pero es muy difícil para los canadienses, algunos sí han venido, pero han tenido problemas en encontrar vuelos a Mazatlán, podrían venir, pero hay que tomar 3 aviones, hay algunos vuelos que ya están viniendo directo, pero no con tantos asientos, sí van a venir, no pueden manejar porque están cerradas las fronteras, pero ya están llegando”.
Entre sus contactos con extranjeros, la pregunta más recurrente es cómo está la situación de la pandemia en Mazatlán: “Tengo que decirles la verdad, les digo: igual que en todo el mundo, están reportando los números, pero veo que hacen muy bien aquí en Mazatlán, estoy muy orgullosa de cómo lo han hecho, intentando controlarlo, yo he visto el trabajo”.
SIN PLANES DE REGRESAR
Lisa Dawn asegura que no tiene planes de regresar a vivir a Estados Unidos, aunque allá tenga a su hermana y sobrinos, la última vez que lo hizo fue hace más de 6 años, y no piensa hacerlo dentro de mucho tiempo por su trabajo, quizá cuando cumpla los 60.
“Allá tengo a mi hermana y sobrinos, quienes viven en el estado de California, estamos en contacto, pero no he regresado, no tengo intención, aquí estoy viviendo muy sencilla, ganando en pesos, batallando como todos, pero no tengo planes de regresar, me gusta visitar Oregon, extraño mi tierra, está muy bonito, pero no sé cuándo va a pasar eso”, concluyó.
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