/ sábado 2 de enero de 2021

Tiene una vida “entre llantas”

Ricardo Rodríguez empezó en la actividad cuando tenía apenas tenía 10 años de edad

Mazatlan, Sin.- Un oficio derivado de la mecánica es el llantero, que inició como vulcanizador y se llamaba así por el proceso con el que se reparaban los neumáticos. Ahora eso cambió, el trabajo es menor y se disminuyen tiempos y costos.

Un llantero es la persona que repara neumáticos o rines dañados al caer en un bache, pasar sobre clavos, vidrio u objetos con punta, además de comercializar estas mismas piezas para diferentes tipos de vehículos.

Eso hace Ricardo Rodríguez, quien empezó en este oficio cuando apenas tenía 10 años de edad, en un taller que tenía su padre en el Centro de la ciudad y de quien aprendió todo lo que sabe.

Por más de cuatro décadas ha trabajado duro junto con sus tres hermanos, y desde hace 33 años trabaja solo en la llantera Vallarta, ubicada por avenida Ejército Mexicano.

"Era un negocio familiar, trabajábamos tres hermanos, mi papá y dos ayudantes que se agregaron y se enseñaron, todos mis hermanos nos dedicamos a lo mismo, uno está en el Centro y otro por los rumbos de la Ley El Mar y aquí cada uno con sus negocios como este", dijo.


Foto: Rolando Salazar │ El Sol de Mazatlán

Reconoce que es un trabajo pesado y de mucho esfuerzo físico, además de que tiene que esperar que lleguen los carros, en ocasiones no llega nada y en otras, todos al mismo tiempo.

Para el vulcanizador-llantero, la pandemia del Covid-19 también ha afectado su actividad, ya quela prestación de servicios ha bajado considerablemente porque los carros se mueven poco e incluso han fallecido alrededor de 20 clientes que él tenía, por esta enfermedad.


Tenía clientes de hace muchos años, pero con lo de la pandemia muchos se han ido y eso nos ha afectado, yo creo que yo tengo fácil 20 clientes que ha muerto de Covid-19 Ricardo Rodríguez


Foto: Rolando Salazar │ El Sol de Mazatlán

De 10 llantas que arreglaban al día, ahorita cuando mucho son cuatro y si a eso se suma la competencia que existe, es más complicado. El desponchado de llantas es el trabajo que más realiza, una reparación normal tarda 15 minutos y el vulcanizado se lleva 40 minutos, pero ese es para ocasiones especiales, cuando hay cortadas y golpes, porque hay que meterlo a la “plancha”.

Comenta que la temporada buena para su actividad es cuando llueve, pero con las pocas precipitaciones que cayeron esta temporada, la situación es un poco difícil. Don Ricardo, quien estudió una carrera técnica en Turismo e Inglés, nunca ha tenido otro empleo más que el de llantero y todo lo que sabe lo aprendió de su padre.

Señala que conforme pasan los años, las llantas están saliendo con otras tecnologías y que él se ha ido adaptando a todo esto.

Foto: Rolando Salazar │ El Sol de Mazatlán

"Cuando no se puede hacer un trabajo o no tenemos el equipo, le decimos al cliente, porque hay rines que necesitan de una maquina especial y yo no la tengo, uno los manda donde se los pueden hacer, hay quienes lo hacen, pero luego falla el trabajo y eso te perjudica porque luego los clientes ya no vienen".

Te puede interesar: Entre el aserrín y la madera: De comerciante a carpintero

El hombre de 55 años piensa seguir en este oficio que ha desempeñado casi toda su vida hasta que pueda, o lo corran, pues el local es rentado y cuando no hay clientes batalla mucho para sacar los gastos.

Foto: Rolando Salazar │ El Sol de Mazatlán





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Mazatlan, Sin.- Un oficio derivado de la mecánica es el llantero, que inició como vulcanizador y se llamaba así por el proceso con el que se reparaban los neumáticos. Ahora eso cambió, el trabajo es menor y se disminuyen tiempos y costos.

Un llantero es la persona que repara neumáticos o rines dañados al caer en un bache, pasar sobre clavos, vidrio u objetos con punta, además de comercializar estas mismas piezas para diferentes tipos de vehículos.

Eso hace Ricardo Rodríguez, quien empezó en este oficio cuando apenas tenía 10 años de edad, en un taller que tenía su padre en el Centro de la ciudad y de quien aprendió todo lo que sabe.

Por más de cuatro décadas ha trabajado duro junto con sus tres hermanos, y desde hace 33 años trabaja solo en la llantera Vallarta, ubicada por avenida Ejército Mexicano.

"Era un negocio familiar, trabajábamos tres hermanos, mi papá y dos ayudantes que se agregaron y se enseñaron, todos mis hermanos nos dedicamos a lo mismo, uno está en el Centro y otro por los rumbos de la Ley El Mar y aquí cada uno con sus negocios como este", dijo.


Foto: Rolando Salazar │ El Sol de Mazatlán

Reconoce que es un trabajo pesado y de mucho esfuerzo físico, además de que tiene que esperar que lleguen los carros, en ocasiones no llega nada y en otras, todos al mismo tiempo.

Para el vulcanizador-llantero, la pandemia del Covid-19 también ha afectado su actividad, ya quela prestación de servicios ha bajado considerablemente porque los carros se mueven poco e incluso han fallecido alrededor de 20 clientes que él tenía, por esta enfermedad.


Tenía clientes de hace muchos años, pero con lo de la pandemia muchos se han ido y eso nos ha afectado, yo creo que yo tengo fácil 20 clientes que ha muerto de Covid-19 Ricardo Rodríguez


Foto: Rolando Salazar │ El Sol de Mazatlán

De 10 llantas que arreglaban al día, ahorita cuando mucho son cuatro y si a eso se suma la competencia que existe, es más complicado. El desponchado de llantas es el trabajo que más realiza, una reparación normal tarda 15 minutos y el vulcanizado se lleva 40 minutos, pero ese es para ocasiones especiales, cuando hay cortadas y golpes, porque hay que meterlo a la “plancha”.

Comenta que la temporada buena para su actividad es cuando llueve, pero con las pocas precipitaciones que cayeron esta temporada, la situación es un poco difícil. Don Ricardo, quien estudió una carrera técnica en Turismo e Inglés, nunca ha tenido otro empleo más que el de llantero y todo lo que sabe lo aprendió de su padre.

Señala que conforme pasan los años, las llantas están saliendo con otras tecnologías y que él se ha ido adaptando a todo esto.

Foto: Rolando Salazar │ El Sol de Mazatlán

"Cuando no se puede hacer un trabajo o no tenemos el equipo, le decimos al cliente, porque hay rines que necesitan de una maquina especial y yo no la tengo, uno los manda donde se los pueden hacer, hay quienes lo hacen, pero luego falla el trabajo y eso te perjudica porque luego los clientes ya no vienen".

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El hombre de 55 años piensa seguir en este oficio que ha desempeñado casi toda su vida hasta que pueda, o lo corran, pues el local es rentado y cuando no hay clientes batalla mucho para sacar los gastos.

Foto: Rolando Salazar │ El Sol de Mazatlán





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