/ sábado 17 de julio de 2021

Tito, el lanchero de Playa Sur

Desde hace 20 años se dedica a cruzaren su lancha a turistas y locales a la paradisiaca Isla de la Piedra

Mazatlán, Sin.- La tercera ola de Covid-19 afecta fuertemente a la actividad turística en Mazatlán, donde hoteles, restaurantes, comercios, transportistas y actividades de turismo náutico han resentido la baja en el arribo de visitantes en esta temporada vacacional de verano.

A pesar de la pandemia, el puerto registraba una recuperación positiva en los últimos tres meses, ya que había sido el favorito del turismo nacional en esta nueva normalidad, sin embargo, con el rebrote de contagios en las últimas semanas, los turistas han frenado su llegada.

En el caso del embarcadero de la Isla de la Piedra, la baja en la demanda de traslados ha sido muy notoria, sobre todo los fines de semana, que era cuando llegaban cientos de personas.

Ahí, en espera de visitantes, está Tito, el lanchero del embarcadero Playa Sur, quien desde hace 20 años se dedica a cruzar en su embarcación a quien desee ir a la Isla de la Piedra. Pese al miedo en la tercera ola de contagios, está al pie del cañón.

"Desde el lunes de esta semana estuvo ya muy bajo el trabajo, ahorita en el fin de semana parece que está empezando a llegar un poco de gente, pero nada comparado con lo que se tenía en días anteriores", dice.

Recuerda que cuando empezó la pandemia del Covid-19, se cerraron las actividades turísticas y el cruce era casi nulo, pues de las 12 embarcaciones que prestan el servicio apenas si trabajaban cuatro, para trasladar a los isleños, luego se recuperó y ahora otra vez ha bajado.

Sus esperanzas estaban puestas en este periodo vacacional de verano, pues pensaba pagar las deudas adquiridas durante el confinamiento, pero con el aumento de casos que se dieron desde hace unas semanas, ya no sabe qué va a pasar.

Foto: Fausto Mcconegly | El Sol de Mazatlán

"A la gente le dio miedo salir, que bueno que se resguarden en su casa, pero ahí también se los lleva la enfermedad si no se cuidan, yo tengo un hermano que era ciego, no salía y le pegó el coronavirus y se murió, su mujer trabajaba y ella lo contagio, aquí no hay de otra más que cuidarse, usar el cubrebocas, el gel y la sana distancia".

Pero ahora, además de cumplir con una serie de requisitos para la navegación, como chalecos salvavidas, permisos vigentes, entre otros, se ha sumado los protocolos sanitarios como el uso de cubrebocas, gel antibacterial, así como respetar la sana distancia.

"Son 12 lanchas con una capacidad para 20 personas cada una, pero ahorita con el Covid sólo podemos llevar de 13 a 15 personas y tienen que cumplir para no ser sancionados por la Capitanía de Puerto".

Pese al miedo en la tercera ola de contagios, Tito no ha dejado su oficio. Foto: Fausto Mcconegly | El Sol de Mazatlán


SIGUE LOS PROTOCOLOS

Tito espera paciente a que toque su turno de salida, y ver cómo se comporta la gente, porque algunos se ponen renuentes a cumplir, pero tienen que entender que es por el bien de todos.

"Hay gente que se enoja y no discutimos con ellos, porque el turismo siempre tiene la razón, mejor la ignoramos, para no caer en provocaciones, le acelero al motor, los bajamos y listo".

Habrá quienes vean ese oficio como tal, pero para Tito es mucho más que eso: es una labor que lo hace feliz. Lo que le apasiona, más allá del mar y del timón, es darle el servicio a la gente.

"Me gusta el mar, me gustan las lanchas y mi trabajo, yo soy feliz atendiendo a la gente que va a la Isla de la Piedra, pero sobre todo que quede contento con el servicio".

Cuando era muy jovencito empezó como pescador artesanal y después de 15 años dejó de salir a las capturas de diferentes especies y se dedicó al turismo, donde también se gana bien y es más tranquila la actividad.

El vecino de Urías ha sacado adelante a su familia con este trabajo, ya que en las temporadas altas, como vacaciones o puentes, llega a dar hasta 30 vueltas al día como mínimo.

Este embarcadero ofrece sus servicios diariamente desde las 6:00 hasta las 19:00 horas y el precio por persona es de 30 pesos, ida y vuelta.

Lo que quiere decir que ustedes elijen a qué horas cruzar a la Isla de la Piedra y a qué hora regresar al puerto de Mazatlán, la travesía es de solamente 6 minutos y las salidas son cada 10 minutos del muelle”.

Foto: Fausto Mcconegly | El Sol de Mazatlán


A los residentes de la Isla que cruzan todos los días, se le cobra 20 pesos, 10 pesos menos que a los turistas ya que la mayoría son trabajadores.

En medio de la tercera ola de contagios de coronavirus en Mazatlán, Tito está más que listo en su lancha, con salvavidas, cubrebocas y gel antibacterial, está dispuesto a atender como se debe al turismo que llegue al puerto. Sí tiene miedo, pero también sabe que la vida sigue y que si no trabaja no tiene para llevar el sustento a su casa.





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Mazatlán, Sin.- La tercera ola de Covid-19 afecta fuertemente a la actividad turística en Mazatlán, donde hoteles, restaurantes, comercios, transportistas y actividades de turismo náutico han resentido la baja en el arribo de visitantes en esta temporada vacacional de verano.

A pesar de la pandemia, el puerto registraba una recuperación positiva en los últimos tres meses, ya que había sido el favorito del turismo nacional en esta nueva normalidad, sin embargo, con el rebrote de contagios en las últimas semanas, los turistas han frenado su llegada.

En el caso del embarcadero de la Isla de la Piedra, la baja en la demanda de traslados ha sido muy notoria, sobre todo los fines de semana, que era cuando llegaban cientos de personas.

Ahí, en espera de visitantes, está Tito, el lanchero del embarcadero Playa Sur, quien desde hace 20 años se dedica a cruzar en su embarcación a quien desee ir a la Isla de la Piedra. Pese al miedo en la tercera ola de contagios, está al pie del cañón.

"Desde el lunes de esta semana estuvo ya muy bajo el trabajo, ahorita en el fin de semana parece que está empezando a llegar un poco de gente, pero nada comparado con lo que se tenía en días anteriores", dice.

Recuerda que cuando empezó la pandemia del Covid-19, se cerraron las actividades turísticas y el cruce era casi nulo, pues de las 12 embarcaciones que prestan el servicio apenas si trabajaban cuatro, para trasladar a los isleños, luego se recuperó y ahora otra vez ha bajado.

Sus esperanzas estaban puestas en este periodo vacacional de verano, pues pensaba pagar las deudas adquiridas durante el confinamiento, pero con el aumento de casos que se dieron desde hace unas semanas, ya no sabe qué va a pasar.

Foto: Fausto Mcconegly | El Sol de Mazatlán

"A la gente le dio miedo salir, que bueno que se resguarden en su casa, pero ahí también se los lleva la enfermedad si no se cuidan, yo tengo un hermano que era ciego, no salía y le pegó el coronavirus y se murió, su mujer trabajaba y ella lo contagio, aquí no hay de otra más que cuidarse, usar el cubrebocas, el gel y la sana distancia".

Pero ahora, además de cumplir con una serie de requisitos para la navegación, como chalecos salvavidas, permisos vigentes, entre otros, se ha sumado los protocolos sanitarios como el uso de cubrebocas, gel antibacterial, así como respetar la sana distancia.

"Son 12 lanchas con una capacidad para 20 personas cada una, pero ahorita con el Covid sólo podemos llevar de 13 a 15 personas y tienen que cumplir para no ser sancionados por la Capitanía de Puerto".

Pese al miedo en la tercera ola de contagios, Tito no ha dejado su oficio. Foto: Fausto Mcconegly | El Sol de Mazatlán


SIGUE LOS PROTOCOLOS

Tito espera paciente a que toque su turno de salida, y ver cómo se comporta la gente, porque algunos se ponen renuentes a cumplir, pero tienen que entender que es por el bien de todos.

"Hay gente que se enoja y no discutimos con ellos, porque el turismo siempre tiene la razón, mejor la ignoramos, para no caer en provocaciones, le acelero al motor, los bajamos y listo".

Habrá quienes vean ese oficio como tal, pero para Tito es mucho más que eso: es una labor que lo hace feliz. Lo que le apasiona, más allá del mar y del timón, es darle el servicio a la gente.

"Me gusta el mar, me gustan las lanchas y mi trabajo, yo soy feliz atendiendo a la gente que va a la Isla de la Piedra, pero sobre todo que quede contento con el servicio".

Cuando era muy jovencito empezó como pescador artesanal y después de 15 años dejó de salir a las capturas de diferentes especies y se dedicó al turismo, donde también se gana bien y es más tranquila la actividad.

El vecino de Urías ha sacado adelante a su familia con este trabajo, ya que en las temporadas altas, como vacaciones o puentes, llega a dar hasta 30 vueltas al día como mínimo.

Este embarcadero ofrece sus servicios diariamente desde las 6:00 hasta las 19:00 horas y el precio por persona es de 30 pesos, ida y vuelta.

Lo que quiere decir que ustedes elijen a qué horas cruzar a la Isla de la Piedra y a qué hora regresar al puerto de Mazatlán, la travesía es de solamente 6 minutos y las salidas son cada 10 minutos del muelle”.

Foto: Fausto Mcconegly | El Sol de Mazatlán


A los residentes de la Isla que cruzan todos los días, se le cobra 20 pesos, 10 pesos menos que a los turistas ya que la mayoría son trabajadores.

En medio de la tercera ola de contagios de coronavirus en Mazatlán, Tito está más que listo en su lancha, con salvavidas, cubrebocas y gel antibacterial, está dispuesto a atender como se debe al turismo que llegue al puerto. Sí tiene miedo, pero también sabe que la vida sigue y que si no trabaja no tiene para llevar el sustento a su casa.





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